27.11.07

Control Mental: La falaz promesa de una superstición tecnificada

(Gentileza Librería Amazon)

Control Mental

La falaz promesa de una superstición tecnificada

El presente artículo ha sido publicado originalmente en la revista El Ojo Escéptico, (agosto 1991, vol.1 nº2) órgano informativo del Centro Argentino para la Investigación y Refutación de la Pseudociencia (CAIRP) y ha sido levemente modificado para este blog.


por Alejandro Jorge Borgo


El control mental (CM) es uno de los más grandes éxitos de la charlatanería pseudocientífica. Esta “disciplina” fue hábilmente armada por José Silva, oriundo de Texas, EE.UU., y ha sido presentado al gran público en el libro El Método Silva de Control Mental, que éste escribió junto a Philip Miele. En la portada abre el juego con esta frase: “El revolucionario programa que ha transformado la vida de más de un millón de personas”. Con perdón de José Silva y sus seguidores, esta técnica no es revolucionaria, tiene poco de original y lo que tiene de original es ineficaz y aún peligroso. No se sabe si habrá cambiado la vida de un millón de personas, pero —debido a su colosal éxito en ventas— ha cambiado con seguridad la vida de José Silva.

Finales de los años sesenta, florecimiento de la cultura pop o psicodélica, resurgimiento de la filosofía oriental en Occidente, desencanto por las religiones tradicionales y por los “fríos” tratamientos de la medicina y psiquiatría ortodoxas, se habla de la Era de Acuario y de las decisivas pruebas de la existencia de la percepción extrasensorial, la parapsicología es aceptada en la Asociación Americana para el Progreso de la Ciencia... El caldo se va preparando, hace falta fundir el misticismo oriental con la tecnología occidental, y se lleva a cabo: nace el método de CM.

Con los informes provenientes de la India y de Japón, que hablaban de los grandes logros de los meditadores y yoguis, quienes, entrados en trance, mostraban un asombroso control de variables fisiológicas tales como la frecuencia del pulso cardiaco, la presión arterial, los procesos digestivos, etc., se comenzaron a realizar investigaciones acerca de la posibilidad de aprender —mediante un adecuado entrenamiento— a controlar funciones autónomas, es decir, aquellas que no dependen de la voluntad. Ejemplo: si la frecuencia cardiaca normal oscila entre las 70 y 90 pulsaciones por minuto (p.m.), ¿cómo podría hacer una persona para aumentarla o disminuirla? Si se dispone de un simple aparato que emita un bip por cada pulsación e indique en un display la frecuencia media de pulsaciones, el sujeto recibe información directa acerca de éstas: ahora 70, ahora 75, ahora 68, etc. Supongamos que se encuentra con una frecuencia de 70 p.m. y, de golpe aumenta a 85 p.m. Podríamos preguntarle en qué pensó, si cambió bruscamente su posición, si aumentó deliberadamente o no su frecuencia respiratoria. Si la persona es capaz de darse cuenta de lo que hizo o pensó en ese momento, puede comenzar a relacionar una situación dada con el aumento de su frecuencia cardíaca. La persona está recibiendo datos inmediatos sobre cómo varia el pulso de acuerdo a un estado determinado, está recibiendo lo que se llama bio-retroalimentación (en inglés, biofeedback). Mira el display y observa que está con 70 p.m., vuelve a mirarlo y está con 90: ¿qué pasó? Tal vez pensó en algo desagradable, se imaginó una escena erótica, se puso nervioso, etc. Luego se relaja, se reacomoda en el sillón, comienza a respirar lentamente y ¡oh! la frecuencia ha vuelto a 70 p.m. Podríamosrealizar la misma experiencia con un dispositivo que nos brinde datos acerca de otras variables: presión arterial, relajación muscular, o actividad eléctrica cerebral.

Precisamente, hablando de actividad eléctrica cerebral, podríamos utilizar un electroencefalógrafo y obtener un registro de dicha actividad en la corteza cerebral. Este registro, el electroencefalograma (EEC), nos muestra los diferentes patrones de la actividad del cerebro —cada patrón con un registro característico.

¿Han oído hablar de las famosas ondas alfa? Los registros que tienen entre 8 y 12 ciclos por segundo presentan una conformación característica: a eso le llamamos ondas alfa.
Nada misterioso. Pero no es así. Los mensajeros de la Nueva Era no pueden dejar que sea tan sencillo. Tiene que haber algo más. ¿Cómo nos vamos a privar del toque mágico? ¿Cómo vamos a abandonar el intento de cuadrar el circulo?

Aquí conviene unir los informes sobre los meditadores orientales y la investigación EEC de las ondas alfa. Se observó que los yoguis —en plena meditación— producían gran cantidad de ondas alfa. Y aquí viene uno de los más flagrantes malentendidos de los promotores del CM: si los yoguis que se encuentran en pleno trance —léase concentración, calma, bienestar, paz, éxtasis— producen gran cantidad de actividad alfa, ¡¡¡ podemos hacer que la gente produzca ondas alfa para obtener bienestar, paz, gozo, éxtasis, relax, estados trascendentes, etc!!! Esto equivale a decir: puesto que el tiempo avanza y las agujas delreloj nos marcan este avance, retrasando las agujas del reloj, ¡podremos retroceder en el tiempo!

Tal prodigio podría figurar en la Antología de las Falacias Más Falaces de Todos los Tiempos (libro aún por editarse), ocupando un primer puesto indiscutido. Equiparando producción de ondas alfa con bienestar, paz, gozo, éxtasis, relax y estados trascendentes, se comenzó a hablar de estado alfa, llegar al nivel alfa, y otros disparates por el estilo. Así, el libro de Silva está repleto de menciones del supuesto estado alfa, del nivel alfa, repitiendo incesantemente las presuntas bondades de la meditación a este nivel. Nos dice que la meditación libera los poderes curativos del cuerpo y le devuelve la energía que malgastó en tensiones. ¿Qué poderes? ¿Qué energía devuelve la meditación y cómo lo hace? Sobre esto se mantiene un silencio absoluto. El procedimiento para entrar en alfa es sencillo:

- Cerrar los ojos.

- Dirigir la vista hacia arriba en ángulo 20 grados durante 15 minutos. Se nos afirma que ello basta para inducir al cerebro a producir nivel alfa.

- Hacer una cuenta regresiva de 100 a 1 con un intervalo de 2 segundos entre número y número. Al primer intento, ya estaremos en alfa.

- Hacer 7 semanas de práctica para entrar en un nivel más profundo de alfa. ¿Qué quiere decir con “más profundo”? ¿Es que las ondas alfa tienen distintos niveles de profundidad?

- Pasar 10 mañanas contando de 100 a 1, luego de 50 a 1, 25 a 1, 10 a 1 y 5 a 1. Luego, mágicamente, en breves segundos, usted entrará en alfa.

Para salir de alfa se aconseja contar de 1 a 5. Sigue luego otro procedimiento tedioso para concentrarse en diferentes partes del cuerpo y con cuentas progresivas en periodos de 10 días, etc. Luego el practicante deberá entrenarse en la visualización, creando una pantalla mental, enfrente de uno, a una distancia aproximada de 2 metros. Uno debe proyectar algo sencillo en dicha pantalla, como una naranja o una manzana.

Por supuesto, todo esto es mucho más breve si uno asiste a un seminario o curso intensivo de CM, donde hay expertos instructores para orientarnos. Es decir, aparte de los ingresos por los libros, usted también tendrá la oportunidad de entregar su dinero a los “expertos” occidentales personalmente.

Aparece en escena la meditación dinámica —porque la que hasta aquí tratamos era la pasiva— en la cual el sujeto toma como punto de referencia cada resultado exitoso que obtenga.

Se le dice que puede evocar una experiencia anterior ya sea en forma consciente o inconsciente. Y aquí preguntamos: ¿Cómo se puede evocar algo inconscientemente? ¿La evocación no requiere consciencia? ¿No es un acto voluntario?

Los autores se despachan a continuación con cuatro leyes (¿leyes?) para lograr lo que usted se propone, que no se destacan precisamente por su originalidad:

1ª) Es necesario que tengamos el deseo de que un acontecimiento tenga lugar. ¡Qué novedad! Si me propongo que algo suceda, debo, como mínimo, desearlo. Si no, ¿para qué me lo propongo?

2ª) Es preciso que alentemos la creencia de que el acontecimiento puede tener lugar. ¿Y si se me ocurre creer que va a llover calefones en Marte? Por más que lo crea...

3ª) Es necesario que poseamos la esperanza de que el acontecimiento tenga lugar. (También podríamos tener la esperanza de que los autores se expresen más claramente).

4ª) No podemos provocar un problema (el énfasis es nuestro). No nos dicen si debemos hacerlo, sino que podamos causarlo. Esta última es la ley más aberrante e ingenua: parece que el nivel alfa distingue entre el bien y el mal. Si queremos hacer daño o provocar un hecho perjudicial, el nivel alfa se negará tozudamente a concedernos tal posibilidad.

Lo que ocurre es que el nivel alfa es una invención ilusoria. Lo que verdaderamente está y se registra es la actividad eléctrica de la corteza cerebral, y no hay indicios de que los electrones tengan predilección por alguna moral determinada (aunque en mecánica cuántica... y con este asunto del libre albedrío.. a lo mejor hasta los electrones meditan en alfa!).

Excepto las leyes 2ª y 4ª, las otras dos dependen del sentido común. Si pretendo que pase algo, se supone que lo debo desear y que debo tener la esperanza de que se produzca. Pero ¿puedo desear y esperar cualquier cosa, sin detenerme a pensar si es factible, si está basada en un análisis racional de la realidad?
Esta mezcla de extrañezas y obviedades se remata con una sugerencia de ribetes místicos. Se afirma que cuando trabajamos en forma dinámica a nivel alfa, entramos en contacto con la Inteligencia Suprema. ¿Qué Inteligencia Suprema? ¿Cómo sabemos que esa inteligencia existe?

Si teníamos alguna esperanza de que el asunto se enfocara científicamente, la aparición de la Inteligencia Suprema hizo desvanecer todo viso de seriedad, a la vez que arroja serias dudas sobre los apéndices del libro, donde aparecen supuestas confirmaciones de la eficacia de la técnica del CM y del nivel alfa. En esta mezcla se combinan la bio-retroalimentación (con todo su aparataje electrónico), la meditación, la psicología barata y, en última instancia, un ente místico.

Se nos dice que el CM sirve para mejorar la memoria, para aprender aceleradamente, para crear sueños deliberadamente en pos de solucionar problemas específicos, para aprender a utilizar el poder de las palabras, la limpieza mental, repitiéndonos frases como “cada día, en todo sentido, estoy mejor, mejor y mejor, los pensamientos negativos y las sugestiones negativas no tienen influencia alguna sobre mí en ningún nivel mental”. También se puede utilizar para hacer una dieta, para dejar de fumar, para autocurarse mediante el uso de la energía curativa, para mejorar las relaciones matrimoniales... Y (aquí viene la revolución cósmica): para desarrollar la percepción extrasensorial por un lado, y ayudar a otros mediante la detección de enfermedades en personas a las cuales uno jamás vio, por el otro.

Sobre la memoria, el aprendizaje, las relaciones matrimoniales y otros aspectos, el CM no aporta nada nuevo. La psicología ya ha estudiado bastante estos temas. Sobre la concentración, el relax, y la relajación, no se ve nada novedoso, pues lo que se aplica es llamativamente similar a las técnicas de entrenamiento autógeno de Schultz, la relajación progresiva de Jacobson, que ya han sido estudiadas (Granone, 1973).
Las especulaciones acerca del la utilidad del sueño creativo no están basadas en investigaciones científicas, sino en anécdotas del tipo: a la señora tal le sucedió una vez tal cosa... El asunto del poder de las palabras ha sido estudiado, y lo es todavía, por la psicología cognitiva. Pero no se trata de ningún poder mágico de las palabras sino de cómo influye en nuestra conducta el léxico con el que pensamos, cómo decimos las cosas, cómo interpretamos la realidad, las distorsiones cognitivas, etc.
¿Se presenta alguna investigación sobre la eficacia del método CM para dejar de fumar? La actitud científica brilla por su ausencia. No se han mostrado estudios realizados con grupos de control, es decir, con gente que ha dejado de fumar sin practicar CM. Ciertamente, los industriales tabacaleros no se preocupan mucho por la difusión del CM.

La cosa se empieza a poner peligrosa cuando aparece la autocuración. En ningún momento se define a qué llaman energía curativa, pero los autores parecen convencidos de que se puede utilizar. ¿Y si me lo creo y comienzo a utilizar esta supuesta energía y abandono un tratamiento eficaz que estoy haciendo?

Los promotores del CM toman como absolutamente comprobada la percepción extrasensorial, ignorando por completo las críticas constantes hechas a la investigación parapsicológica en cuanto a métodos experimentales, fraude por parte los supuestos dotados, por parte de los investigadores, etc. (ver Randi, Gardner, Hyman). Le cambian el nombre y la llaman Proyección Efectiva Sensorial. Esta PES permite proyectarse mentalmente en objetos, en la materia viviente, en animales, hasta llegar al ser humano. Pero proyectarse no significa aquí imaginarse que uno está dentro de alguien sino que uno está ahí de verdad. La PES nos lleva allí, superando las barreras del espacio y de todas leyes físicas conocidas hasta hoy.

Pero dentro del CM todo es posible. Hasta detectar enfermedades que no conocemos ni hemos visto nunca. Se puede hacer diagnósticos y luego comenzar a actuar para que la enfermedad remita. Eso sí, Silva nos advierte que esto debe ser realizado a distancia, porque hacerlo con el paciente delante de uno constituiría una violación a la ley. Parece que, al menos, están asesorados legalmente.
¿Se imagina el lector a ese millón de personas a las que se menciona en la tapa del libro, haciendo diagnósticos y tratando mediante la PES a infinidad de desconocidos o conocidos desperdigando la locura por doquier? ¿Y cómo se controla el hecho de que alguien se tiente de utilizarlo para tener a sus propios pacientes? ¿No es esto una sofisticada práctica de curanderismo? Sí, lo es. Y es peor aún porque dice estar basada en la investigación científica.
Pero la investigación científica dice justamente todo lo contrario.

La investigación sobre las Ondas Alfa

La producción de ondas alfa está en estrecha relación con la actividad del área visual de la corteza. El hecho de prestar atención a estímulos visuales bloquea la producción de ondas alfa. Quiere decir que con sólo abrir los ojos podemos interrumpirla (Beyerstein, 1985). Lo que ocurre con los yoguis es que ellos se han entrenado para ignorar los estímulos visuales mediante técnicas de focalización de la atención, y de esta manera pueden seguir produciendo ondas alfa con los ojos abiertos. Cualquier persona, con el aprendizaje adecuado, podría lograrlo. Hace 100 anos, Richard Caton (Beyerstein, 1985), comprobó que los animales inferiores producían ondas alfa. Señor lector, desde hoy mire distinto a su gatito, pues mientras ronronea y se tiende en el piso distraídamente, está sumido en una profunda meditación a nivel alfa.

Se dice que la relajación, la sensación de calma y bienestar, etc., están vinculadas a la producción de ondas alfa. Sin embargo Beyerstein informa que el mejor productor de ondas alfa que investigó era un niño hiperkinético de 10 años. Difícil de creer que la hiperkinesia se parezca a la relajación. Por otra parte, se ha observado que personas ansiosas pueden producir ondas alfa. En un experimento llevado a cabo por Orne y Paskewitz (citado en Beyerstein, 1985) la mitad de las personas recibió instrucciones de relajarse, y la otra mitad fue tratada hostilmente, recibió amenazas, etc. Pues bien, ambos grupos tuvieron igual producción de ondas alfa.

Beyerstein (1985) también informa que Alcock presentó un caso de experiencia alfa trascendente en el que el aparato que brindaba información al sujeto funcionaba mal y no le estaba proporcionando datos sobre su EEC. Sin embargo el sujeto voló hasta los más altos cielos de la experiencia trascendental, y ni jota de ondas alfa.

Siguiendo la misma línea, Beyerstein realizó experimentos en los que a algunos sujetos se les daba retroalimentación pero no cuando producían ondas alfa sino cuando las suprimían. Ellos creían que se les daba la retroalimentación cuando entraban en alfa y en realidad se les daba cuando salían. Dichos sujetos relataron que habían vivido experiencias trascendentes, pero precisamente ¡¡¡ las vivieron cuando no producían ondas alfa!!!

Beyerstein concluye:

- Que el biofeedback o bio-retroalimentación de alfa es un supuesto tratamiento en el que los beneficios son debidos al efecto placebo, es decir, si estoy convencido de que una pastilla de azúcar es una aspirina, puede funcionar como una aspirina.

- Que este supuesto tratamiento es un negocio multimillonario.

- Que los experimentos realizados nos informan en contra de la supuesta relación entre alfa y los fenómenos parapsicológicos, entre alfa y los estados meditativos o trascendentales, y entre alfa y los poderes curativos.

Los elementos clave del CM tales como la existencia de un estado alfa, la promesa del desarrollo de la percepción extrasensorial, los poderes curativos y la promesa de un automejoramiento, son meras fantasías que están redituando formidablemente a los miles de expertos en CM que dan cursos y seminarios. Cualquiera enseña CM y cualquiera lo practica, porque como es una especulación pseudocientífica, todo cuaja y hasta las frases más ridículas hacen que el público desprevenido suspire un ¡ahh!... de admiración y estupefacción. Pero tras el castillo edificado por el CM se esconde una mezcla de ambición económica, delirio mesiánico, y peligro para la salud. Hurgando un poco, el castillo se convierte en cenizas.

Antes de hacer un curso o seminario de CM, piénselo. Y antes de pedir una consulta con algún experto en CM que prometa solucionar sus problemas, piénselo dos veces. Y si a pesar de haberlo pensado tres veces Ud. llega al consultorio, el supuesto especialista en CM puede advertirle que, aún cuando él no sea un farsante, éstos también existen. Recuerde que los chantas también dicen que hay chantas.

Bibliografía Consultada

-Alcock. James E., Parapsycology's Past Eight Years: A Lack of Progress Report. The Skeptical Inquirer, Vol. VIII, Nº4. Verano 1984.

-Beyerstein, Barry. The Myth of Alpha Consciousness. The Skeptical Inquirer, Vol.X. Nº1. Otoño 1985.

-Gardner, Martin. La ciencia: lo bueno, lo malo y falso. Cap.7, 8, 12, 15, 16, 19, 21, 28 y 31. Alianza Editorial. Madrid 1988.

-Granone, Franco. Tratado de Hipnosis (Sofrología), pp. 108-122. Ed. Científico Médica. Barcelona 1973.

-Hansel, C.E.M., The Evidence for ESP: A Critique. The Skeptical Inquirer, Vol.VII, Nº4. Verano 1984.

-Silva, José con Miele, P., El método Silva de Control Mental . Ed Diana.1977


8.11.07

La confesión de Daniel Dunglas Home

(Foto gentileza de "Die welt des Paranormalen ")

A punto estuve de necesitar un médium para comunicarme con ustedes luego de que un automovilista tuviera la mala idea de atropellarme el 16 de octubre. No ví la famosa "luz blanca al final del túnel", ni tuve experiencias extracorpóreas cuando operaron mi maltrecha pierna izquierda. Lástima ... una oportunidad así no se tiene todos los días ;-)
Eso sí, comprobé (aunque no necesitaba llegar a tales extremos para recoger la evidencia necesaria) que sin la ciencia y tecnología, (y el buen hacer de médicos, enfermeros y paramédicos) no estaría aquí :-)

Como aún no me encuentro en condiciones de estar demasiado tiempo ante el ordenador, compartiré con ustedes algo sencillo que tiene que ver con uno de mis temas favoritos: los fraudes espiritistas .

"El espiritismo", de Yvonne Castellan es un clásico pero no por ello se trata de un buen libro - de hecho, me ha parecido bastante mediocre- . Sin embargo, hay una declaración que -de ser fidedigna- justifica por sí misma la lectura del libro. Y subrayo "de ser cierta", porque Castellan tiene la liviandad de referirla de la siguiente manera:

"* Doctor Phillips Davis, La fin du monde des Esprits, citado por Mainage Th. La religion spirite Revue des jeunes, Paris, 1921.

Quizás la psicóloga francesa no necesitó inquirir más aunque a nosotros nos hubiera gustado que lo hubiera hecho. Es que ella asegura que el Doctor Philips Davis fue el médico personal de Daniel Dunglas Home durante los tres últimos años de vida del médium espiritista de origen escocés que atestigua una singular -e importante- entrevista donde D.D.H. confiesa su incredulidad respecto de los "seres del más allá".

Debo reconocer que me encantaría poder certificar la veracidad del testimonio, pero sólo me limitaré a transcribirlo para que algún investigador interesado pueda suscribirla, corregirla o desecharla. Si William Crookes hubiera sabido como era burlado...

Ahí va: Pags 111-112

"Esa noche, cansado de conversar, Home se había acercado a la mesa, y apoyando las manos que se habían vuelto transparentes de tan delgadas, me dijo:

"- Quiero saber cuanto tiempo de vida me dejan aún los espíritus. Y por todos lados retumbaron los golpes dados en la mesa, ya como un trueno, ya como una descarga de ametralladora".

"- ¿Para qué?- le contesté yo-. ¿No sabe usted a qué atenerse sobre la existencia real de esos espíritus que no han existido jamás sino por el poder de ese admirable cerebro que dice a la materia inerte: "Haz ésto" , y a quien la materia inerte obedece? ¡La Antigüedad lo hubiera puesto entre sus semidioses!"

"Yo sabía como había que tratarlo , y ese halago le gustó porque me respondió:

"- Es cierto, después de todo que esa multitud de espíritus ante los cuales se arrodillan las almas crédulas y supersticiosas no han existido jamás. Por lo menos yo no los he encontrado jamás en mi camino. Los he utilizado para dar a mis experimentos esa apariencia misteriosa que en todos los tiempos gustó a las masas y sobre todo a las mujeres , pero no he creído en su intervención en los fenómenos que yo producía y que todos atribuían a influencias de ultratumba. ¿Cómo podría yo creerlo? Siempre les he hecho decir todo lo que tenía ganas a los objetos sobre los cuales influía con mi fluído . No, un médium no puede creer en los espíritus ; aún más, es el único que no puede creer nunca en ellos. Como el antiguo druida que se escondía en una encina para hacer oír la temida voz de Teutates, el médium no puede creer en seres que no existen más que por su voluntad.

"- Después de haber pronunciado esas palabras con esfuerzo y como si hablara consigo mismo, se calló... Cuando volvió en sí me dijo:

"No publique eso antes de que yo muera".

Ya habrá alguien que diga que Home no niega haber tenido poderes extraordinarios, sino que sólo niega que los espíritus fueran los causantes o que sólo reconoce que ha mentido descaradamente a sus interlocutores por razones publicitarias.

La cuestión no deja de resultar interesante ¿no?