27.8.09

Barlow y los sistemas de salud


Manual editado por David Barlow

Los dos que siguen constituyen los editoriales del Boletín Científico Coband Nº 43 y 44 y fueron escritos por el Lic. Luciano García, docente de la cátedra Historia de la Psicología de la Facultad de Psicología de la UBA, Becario del CONICET e Investigador del Proyecto UBACyT P088.

Barlow, psicología clínica y sistema de salud

Esta edición del Boletín está acompaña por el perfil de David Barlow, uno de los investigadores en psicología clínica más influyentes en los últimos años. Su trabajo se ha enfocado en diversos temas relacionados con la psicopatología y práctica psicoterapéutica, siendo promotor de los enfoques basados en la evidencia.

Desde luego, la investigación en psicoterapias requiere siempre tener en cuenta su organización en términos de los sistemas de salud. Al respecto, Barlow ha introducido desde hace algunos años a la fecha la distinción entre tratamientos psicológicos y psicoterapias (Véase, por ejemplo, Barlow, 2006). Según Barlow, el tratamiento psicológico estaría destinado a la cura o prevención de una patología específica, mientras que la psicoterapia estaría enfocada en la resolución de problemas vitales, las relaciones interpersonales y el desarrollo individual. Lo notable de la distinción es que se basa, no en la presencia de evidencia para cada modalidad, ya que cada una cuenta -y debería contar- con ella, sino en el lugar que ocupa respecto del sistema de salud. Los tratamientos psicológicos se ajustan a los requerimientos de un sistema de salud mientras que las psicoterapias no necesariamente lo harían.

Esta distinción, polémica desde luego, pone el acento en una cuestión central dentro de la psicología clínica y preventiva: el conocimiento que se produce en la psicología clínica no sólo depende de planteos teóricos o estrategias metodológicas, sino también de cuestiones institucionales. Para Barlow, los factores institucionales son lo suficientemente fuertes como para introducir distinciones que ordenen y orienten la investigación y las prácticas en instituciones públicas y en al ámbito privado.

Incluimos a Barlow dentro de este boletín no sólo para reconocer su peso específico dentro del campo de la psicología clínica, sino también por la amplitud de miras sobre la investigación científica y su incidencia en la sociedad.

Referencia:

Barlow, D. (2006) Psychotherapy and Psychological Treatments: The Future . Clinical Psychology: Science and Practice , 13 (3), 216-220.

Barlow: efectividad, eficiencia y contextos sanitarios locales

En la editorial anterior mencionamos que uno de los aportes más interesantes de David Barlow para la discusión sobre los factores institucionales en la psicología clínica es su distinción entre tratamiento psicológico y psicoterapia (Barlow 2006). El investigador introduce esta distinción teniendo en cuenta criterios que hacen al ordenamiento de las instituciones de Salud Mental y de salud en general: se denominaría tratamiento psicológico a procedimientos derivados de la investigación en psicología clínica que apunten a curar o restablecer un cuadro psicopatológico y que estén, por ende cubiertos por los sistemas de salud; las psicoterapias serían procedimientos orientados a procesos vitales disfuncionales o a la mejora de la calidad en las relaciones del individuo, y no estarían cubiertos por los sistemas de salud. Desde ya, Barlow asume que ambos tipos de tratamiento deberían contar con evidencia que los sustente, con lo cual la distinción en sí misma no supone diferencias metodológicas de investigación.

Como el mismo autor señala, la investigación en psicoterapias se ha enfocado más en los aspectos concernientes a la efectividad y la eficiencia. Desde luego esto implica tomar en consideración la organización de los sistemas de salud para determinar en qué medida un procedimiento terapéutico investigado tiene impacto en la población.

En este punto la distinción que propone Barlow apunta a una discusión que no se resuelve con metodologías factoriales o con marcos teóricos de la psicología clínica: ¿Cómo se articulan las Terapias con Apoyo en la Evidencia (TAEs) con los diferentes sistemas de salud existentes? Barlow reconoce que el sistema de salud norteamericano es cada vez más restrictivo y se encuentra en crisis. ¿Como considerar el valor ecológico y de aplicación de las terapias que se llevan a cabo en ese contexto? Dadas las peculiaridades del sistema de salud argentino ¿Es posible encontrar en otros países donde se investiga en psicoterapias modelos viables para la Argentina? ¿Con qué metodologías se pueden indagar sistemáticamente la efectividad y la eficiencia de las TAEs en el sistema de salud argentino? ¿Podrían contribuir a una modificación del mismo?

Queda claro que la envergadura del problema requiere de esfuerzos metodológicos plurales y de la intervención de criterios no solamente científicos en diseño de programas, decisiones e implementación de las TAEs en Argentina. Proyecto COBAND introduce este autor a fin de situar ese horizonte de problemas y proporcionar herramientas para ese debate.

Referencia:

Barlow, D. (2006) Psychotherapy and Psychological Treatments: The Future . Clinical Psychology: Science and Practice , 13 (3), 216-220.

Quiero invitarlos a compartir cualquier comentario sobre esta editorial enviándome un mail a luciano.garcia@coband.org

Saludos.

24.8.09

Biografía de David H. Barlow


David H. Barlow

El Dr. David H. Barlow es uno de los psicólogos clínicos más importantes de la actualidad, quizás sea el más destacado en el ámbito de los trastornos de ansiedad. La biografía que sigue fue confeccionada por la Lic. Ana Belén Amil para el Boletín Científico Coband de agosto de 2009 teniendo como fuente American Psychologist Barlow (2000) , 55 (11), 1245-1263.

David Barlow nació en Needham, Massachusetts, un suburbio de Boston, en1942. Su padre se fue a combatir a la Segunda Guerra Mundial justo antes de que él naciera y fue derribado mientras bombardeaba desde un avión unas rutas alemanas. Luego de esta tragedia , su joven madre y él se mudaron con los abuelos maternos y así comenzó un período idílico en el que se crió disfrutando de la exclusiva atención de tres adultos, todos ellos muy confiados en que David sería muy exitoso.

Bajo la influencia de un tío y abuelo obsesionados con el deporte, y con una exposición temprana a los Red Sox (“Medias rojas”) de Boston, Barlow supuso que su éxito futuro se basaría en convertirse en deportista profesional: una asunción que fue reforzada cuando su liga logró llegar en 1954 a la Serie Mundial de Pequeñas Ligas en Williamsport, Pennsylvania. Sin embargo, él no sabía que ese momento, con 12 años de edad, sería la cumbre de su carrera atlética.

Afortunadamente también le gustaba leer, más que nada ficción, y su educación estricta de colegio privado católico con una currícula clásica, incluyendo seis años de latín y dos de griego, acrecentó su amor por las letras y la precisión con la que podría expresar sus ideas.

En la Universidad de Notre Dame, en donde integró de manera fabulosa sus actividades atléticas y académicas, se fascinó con los comportamientos autoderrotistas de personajes de ficción. Esto lo llevó a un período de intenso estudio de las caracterizaciones psicoanalíticas de personajes literarios, y finalmente a un compromiso con la carrera de psicología.

Es así que Barlow se anotó en un curso de verano de la Universidad de Boston que dictaba Joseph Cautela. Ya inmerso en los laboratorios de psicología experimental, su maestro lo convenció de que sólo a través de la confianza en el lento pero inexorable progreso de la ciencia podrían realmente avanzar las aplicaciones de los principios psicológicos a los problemas humanos. En 1964, después de graduarse en Notre Dame, Barlow continuó sus estudios con Cautela en Boston , quien también arregló que pasara el año de 1966 trabajando con Joseph Wolpe, con el pálpito de que la terapia conductual podría proveer un mecanismo para introducir la ciencia psicológica a la clínica.

Después de casarse con Beverly Colby, la familia dejó Boston en 1966 para dirigirse a la Universidad de Vermont. Convencido de que la psicología clínica debe afirmarse en bases científicas, pero con pocos o ningún programa que represente dicha filosofía, tuvo la suerte de contactarse con Harold Leitenberg en la Universidad de Vermont, que había formado equipo con Stewart Agras, del departamento de psiquiatría, para comenzar un programa intensivo de investigación clínica. Con el entrenamiento y experiencia de Leitenberg en el laboratorio en psicología animal y el entrenamiento inglés de Agras en psiquiatría empírica, estos esfuerzos colaborativos resultaron en lo que para ese momento era un acercamiento innovador en la investigación clínica. Esta aproximación enfatizaba las mediciones repetidas y los análisis funcionales de los participantes, y pasó a llamarse “diseños experimentales de caso único”. Fue
también en Vermont donde Barlow comenzó una larga colaboración con un compañero de estudios, John Wincze.

Cuando Stewart Agras decidió que era tiempo de aceptar una posición como jefe del departamento de psiquiatría en 1969, invitó a Barlow- que recién terminaba su doctorado- a acompañarlo. Agras y Barlow finalmente se instalaron en la Universidad del Centro Médico de Mississippi, un pequeño departamento con pocos programas instalados donde David desarrolló un programa de pasantías en psicología clínica. Mientras trabajaba en Mississippi, colaboró con excelentes colegas como Edward Blanchard, Gene Abel y Michel Hersen. Continuó desarrollando su programa de investigación en ansiedad y desórdenes sexuales y recibió su primera beca en el Instituto Nacional de Salud Mental para estudiar los aspectos psicológicos de las disfunciones sexuales y sus desviaciones. Durante este período nacieron sus hijos: Deneige (1971) y Jeremy (1973).

Luego de ser promovido a profesor de psiquiatría en 1974, comenzó a extrañar Nueva Inglaterra y se mudó a la Universidad de Brown en febrero de 1975, como profesor de psiquiatría y psicología. Allí, creó nuevamente un programa de pasantías y reclutó a su viejo amigo Wincze para que lo ayude. En la primavera de 1975, cinco estudiantes corrieron el riesgo de asistir a un programa que aún no existía, y Barlow siempre se preguntó si el éxito de Kelly Brownell, Toy Caldwell-Colbert, Steve Hayes, Carol Landau, y Peter Monti tuvo algo que ver con esto.

La investigacón de Barlow sobre sexualidad y ansiedad continuó en la Universidad de Brown,así como el desarrollo de sus ideas sobre la integración de la ciencia y la práctica. No obstante, la productividad de su investigación disminuyó un poco en Brown porque él debía encargarse de cuestiones administrativas y políticas en un departamento tan grande como el de psiquiatría.

En 1979 decidió e que era hora de reubicarse en un lugar que le permitiera un mayor foco en la investigación clínica. En la Universidad estatal de Nueva York, Albany, en donde se quedaría por 17 años, Barlow se unió a su amigo y colega de sus días en Mississippi, Ed Blanchard. Ambos iniciaron el Centro de Estrés y Trastornos de Ansiedad, que devino una clínica de investigación. Fue allí donde fueron realmente elaboradoslos temas más importantes de la investigación de Barlow . Investigaciones tempranas en la nosología de los trastornos de ansiedad y del estado de ánimo, en colaboración con Peter DiNardo y más tarde, Tim Brown, resultaron en nuevas conceptualizaciones del trastorno de ansiedad generalizada y trastorno por pánico. Estos desarrollos fueron comunicados a través de la membresía de Barlow en el grupo de Trabajo del DSM III R y DSM IV.

La investigación experimental en psicopatología se focalizó en la naturaleza de la ansiedad en los hombres, y más tarde en las mujeres, que presentaban disfunciones sexuales. Este paradigma particular proporcionó un modo sencillo de cuantificar la influencia de los componentes afectivos y cogntivos de la ansiedad en términos de medidas psicofisiológicas de activación sexual, que podían ser manipuladas sin conciencia del paciente. Este programa de investigación resultó en un modelo del procesamiento de la ansiedad, cuando se manifiesta en disfunciones sexuales. También durante este tiempo, Barlow y sus colegas, especialmente Craske, desarrollaron nuevos tratamientos para la ansiedad y trastornos relacionados, mayormente un nuevo acercamiento para tratar el trastorno por pánico que fue positivamente evaluado y ampliamente aceptado. La investigación sistemática sobre ansiedad en la década del 80 se plasmó en un libro que compiló la mayoría de estas ideas, Anxiety and its disorders: The nature and treatment of anxiety and panic, revisado en 2002. También fue aquí que Barlow comenzó una relación colaborativa muy cercana con Mark Durand, que resultó en el texto Psicología Anormal. En 1993, durante su presidencia en la División de Psicología Clínica, Barlow desarrolló grupos de tarea y otros mecanismos para enfatizar y comunicar el apoyo empírico para los tratamientos psicológicos.

En 1996, luego de 30 años de ausencia, regresó a Boston como profesor de psicología y psiquiatría, director de programas clínicos y del Centro de Ansiedad y Trastornos Relacionados en la Universidad de Boston.

David Barlow ha publicado más de 500 artículos y capítulos en más de 60 libros y manuales clínicos, mayormente en el área de trastornos emocionales y metodología de investigación clínica. Los libros y manuales han sido traducidos a más de 20 idiomas, incluidos el árabe, chino, ruso e hindú.

El Dr. Barlow recibió en el año 2000 el premio de la American Psychological Association (APA) como Científico Distinguido en Psicología Aplicada. También se le otorgó el Primer Premio Anual por la Divulgación Científica, de la Sociedad por una Psicología Científica de la APA ; así como el Premio por Contribución Científica distinguida (2000) de la Sociedad de Psicología Clínica (APA). También recibió el premio por reconocimiento de logros sobresalientes del Hospital General del Ejército de Liberación de la República Popular China en Beijing, donde fue nombrado Profesor Visitante Honorario de Psicología Clínica.

Otros galardones incluyen el Premio por una Carrera de Contribución de las Asociaciones psicológicas de Massachusetts y Connecticut, el Premio Charles Burlingame (2004), el premio Masters y Johnson por parte de la Sociedad de Investigación y Terapia Sexual.

Ha sido presidente de la División de Psicología Clínica de la APA y de la Asociación por el Avance de la Terapia Conductual. Fue editor del Journal of Consulting and Clinical Psychology, Behavior Therapy y Journal of Applied Behavoir Analysis. Actualmente es Jefe de Redacción de la serie Treatments that Work, de Oxford University Press.

A lo largo de su carrera, el nombre de David Barlow se ha ligado con el desarrollo y validación de terapias cognitivo-conductuales (TCC) con apoyo empírico. Además de sus investigaciones acerca de la naturaleza y tratamiento de los trastornos de ansiedad, ha jugado un importante rol en demostrar y difundir la eficacia de la TCC, especialmente en trastorno de pánico.



5.8.09

Los "Rain Man" de la vida real: ni genios ni idiotas

Kim Peek , el verdadero Rain Man

Este artículo fue publicado en la revista "Pensar", Vol 5 Nº 2. (Abril-Junio de 2008)


¿Qué pensaría de una persona que puede leer las dos páginas de un libro si multáneamente en sólo diez segundos, una con el ojo izquierdo y la otra con el derecho? ¿Y si a los cuatro meses es capaz de recitar de memoria el párrafo que usted quisiera?,; Y si además identificara los instrumentos de una orquesta sinfónica y reconociera con rapidez el timbre de un instrumento en cualquier pasaje orquestal? ("timbre" es una de las propiedades que permite distinguir el sonido de ins­trumentos musicales diferentes).

Si usted pensara que el sujeto es un genio, estaría equivocado. Si imaginara que es un freak circense, le advierto que su cerebro ha sido estudiado por la NASA. Así descubrieron que carece de cuerpo calloso (la estructura cerebral que sirve de comu­nicación entre los dos hemisferios cerebrales para que trabajen en forma conjunta y complementaria). El individuo en cuestión se llama Kim Peek y los guionistas del film Rain Man se inspiraron en él para el papel que interpretó Dustin Hoffman. Los psiquiatras Darold Treffert y Donald Christensen remarcaron que "queda demostrada su capacidad para comprender estilos musicales porque al escuchar piezas que nun­ca oyó antes, logra identificar el estilo musical de la obra y deducir quién la compu­so (Treffert. y Christensen, 2005). Pese a poseer estas habilidades excepcionales, Peek no sabría explicar de qué tema trata el libro que acaba de leer y memorizar, es inca­paz de vestirse sin ayuda o de encontrar el cajón de los cubiertos en la alacena.

Los "sabios idiotas" no son idiotas

La literatura científica registra la presencia de "sabios idiotas" desde 1887, cuando J. Down (el mismo del "síndrome de Down") etiquetara con ese término a un autista re­trasado mental que podía recitar de memoria el clásico libro "Decadencia y ruina del Im­perio Romano" de Edward Gibbon (Treffert y Christensen, 2005) Al poco tiempo, el término fue reemplazo por el de "síndrome del sabio" porque la "idiotez" en realidad es el tipo de retraso mental más profundo —representa puntajes de cociente intelectual (C.l.) iguales o menores a 25. Para empeorar las cosas, Down cometió el error de creer que todos los autistas eran "retrasados mentales" (con un C.l. igual o menor a 70), lo que es falso según el psiquiatra Darold Treffert, ex presidente de la Sociedad Médica de Wisconsin y autoridad mundial en el estudio del "síndrome del sabio" (Treffert, 2007). Treffert estima que el 50 por ciento de estas personas —a las que denomina "savants"— (que en francés significa "virtuoso de las artes") presentan "trastornos generalizados del desarrollo" —una categoría del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Men­tales (D.S.M. IV) que incluye al autismo, aunque no sólo a él—, y el otro 50 por ciento su­fre diferentes formas de daño cerebral o trastornos del sistema nervioso central (Treffert, 2006). Pese a estar fuertemente correlacionadas con diversas alteraciones neurales no se puede establecer una relación de causalidad entre éstas y las habilidades extraordinarias. Por ello, el término "síndrome" (conjunto de signos y síntomas") puede llevar erróneamen­te a la idea de que estamos ante una "enfermedad" (como lo es la tuberculosis, por ejem­plo). En realidad, los savants se agrupan en torno a un "conjunto de características con-ductuales observables" entre las que destaca la capacidad extraordinaria en un individuo con trastornos del desarrollo o discapacidad neural (Young, 1999).

Treffert señala que las "habilidades savant" no son de cualquier orden:

• Habilidades musicales: por lo común son intérpretes de piano con excep­cional memoria para reproducir piezas musicales.

• Dibujo de "memoria fotográfica",pintura: es frecuente que comiencen a di­bujar por un detalle secundario del objeto o imagen que retienen en su memo­ria y progresen en la reproducción sumando elementos contiguos, ignorando completamente las características de "visión semántica" que normalmente son el objetivo de un artista (Pring, 2005).

• Cálculo de calendario: consiste en saber el día de la semana apropiarlo para una fecha determinada en sólo unos segundos (lo que en realidad no es tan extraordinario porque el calen­dario gregoriano posee algunas regula­ridades facilitadoras).

• Cálculos relámpago: en realidad no se trata de verdaderas operaciones ma­temáticas —como veremos en el caso de Daniel Tammet— aunque involu­cran cifras extensísimas con especial habilidad para trabajar con números primos (aquellos que son divisibles únicamente por sí mismos y por uno).

• Habilidades mecánicas o espaciales: incluyen la capacidad para medir con precisión distancias sin instrumentos, maestría para construir mapas y hallar direcciones.

Se han informado en menor grado habilida­des tales como: facilidad prodigiosa para apren­der idiomas, discriminación inusual para el ol­fato, tacto o la visión, y una perfecta aprecia­ción del paso del tiempo sin mirar el reloj. Por lo general se especializan en un área específi­ca aunque hay algunos "megasavants" (como Kim Peek) y en todos los casos se encuentra una memoria prodigiosa (Treffert, 2006).

El psicólogo australiano Mike Anderson, de la University of Western Australia (UWA), va más allá: "El hecho de que sujetos con tras­tornos generalizados del desarrollo sean ca­paces de tales hazañas es una prueba contra la creencia en una 'inteligencia general'; y apoya la idea de la naturaleza modular de la inteligencia", asegura (Anderson, 1998). Que un savant no es un retrasado mental —mucho menos un idiota— queda además demostrado por casos como el del políglota Daniel Tam­met que veremos más adelante.

Los "sabios idiotas" no son sabios (mucho menos "genios")

"Un sabio es una persona con vastos conoci­mientos en un área particular adquiridos por aprendizaje y que puede aplicarse a situaciones concretas de manera juiciosa" (Tao, B., 1999).

En cambio, las habilidades savants no son apren­didas (aunque pueden ser "adquiridas" en algunos casos después de un daño cerebral); lo que sí sucede es que, ocasionalmente, pueden ser perfeccionadas debido al ejercicio y al in­terés que genere la práctica. Entre otros factores motivadores no intelectuales, el savant—además de placer— obtiene atención, entusiasmo y la curiosidad de los demás (Wulff, 2006). Un "genio" —que también puede ser un sabio— es alguien que logra el más alto grado de rendi­miento y creatividad en diversas áreas del es­fuerzo humano. Por el contrario, la habilidad excepción,il del savant es característicamente es­pecífica: una deslumbrante velocidad de aprendizaje, una memoria prodigiosa pero acotada a una temática, una espectacular capacidad para reproducir "fotográficamente" lo que ha visto antes. Para desplegarlas se basan en reglas rígi­das y carecen de flexibilidad, mucho menos de creatividad. "La habilidad savant se caracteriza por ser asimbólica, concreta y derivada de la percepción directa —en caso de una capacidad artística—, contrastando con las habilidades co­mandadas por el hemisferio cerebral izquierdo (en diestros, porque en zurdos es al revés) que son más secuenciales, lógicas y simbólicas" (Treffert, 2006).

¿Cómo lo hacen?

Daniel Tammet, un savant famoso por haber recitado de memoria el número Pi durante cinco horas hasta 22.514 decimales rompien­do así el récord europeo de "recitado del número Pi" —existe un campeón mundial ja­ponés que no es savant— padece de síndro­me de Asperger, otro trastorno generalizado del desarrollo: no puede hacerse una comida y evita caminar por la playa para no verse obli­gado a tener que contar compulsivamente los cantos rodados que ve. Habla de manera flui­da inglés, francés, lituano, esperanto y fin­landés e inventó dos lenguas: el lapsi y el usi-suom. Dirige una empresa de aprendizaje y entrenamiento en idiomas por Internet: su di­ficultad reside principalmente en el terreno de las habilidades sociales.

Lo que diferencia a Tammet de sus com­pañeros de proezas es que puede describir cómo lo hace. Lo ha explicado en TV y escrito en un libro: "A mi experiencia visual y emocio­nal de los números los científicos la llaman cenestesia. Se trata de una extraña mezcla neurológica de los sentidos, cuyos resultados más comunes son la capacidad para ver letras y números en colores. La mía es de un tipo poco común y muy compleja pues veo los números como formas, colores, texturas y movimientos... Cuando divido un número por otro, en mi cabe­za veo una espiral que rota en sentido descen­dente. Distintas divisiones producen diferentes tamaños de espirales y curvas variables. A partir de mis imágenes mentales puedo calcular una operación hasta casi cien decimales... Cuando realizo una multiplicación, veo los dos números con formas específicas. Luego la imagen cambia y aparece una tercera que es la respuesta correc­ta" (Tammet, 2007).El caso de Tammet es único, muchos sa­vants no son cenestésicos, y para peor no existe una "teoría única" que pueda explicarlos a to­dos. De entre las múltiples teorías, una plausi­ble se aplica a los autistas artistas gráficos (por ejemplo, el pintor norteamericano Jonathan Lerman): "Es un particular estilo de percepción cognitiva. Al no verse distraído por patrones más globales y técnicos (como los que prioriza un pintor profesional) el savant puede focali­zarse en un solo ítem y persistir. Así puede cen­trarse mucho más en los detalles que en la globalidad. Apoyándose en una prodigiosa memoria mecánica y automática, (se la llama memoria implícita) logran la fidelidad al mode­lo." Los investigadores Mishkin y Petri, del Laboratorio de Neuropsicología del National Institute of Mental Health (NIMH) (Mishkin y Petri,1984), postulan dos tipos de memoria con circuitos neurales diferentes: un circuito córtico-límbico (corteza cerebral-sistema límbico) para la memoria semántica, también llamada "memoria procedural" (la que utili­zan los pintores artistas) y un circuito inferior córtico-estriado para la memoria automática asimbólica propia del savant, también llama­da "memoria implícita".

Diversos estudios con tomografía computa­da por emisión de fotones (SPECT) revelan en savants disfunciones en zonas del hemisferio izquierdo que son "compensadas" o comanda­das por el hemisferio cerebral derecho (Hauser, De Long y Rosman, 1975) y (Hou, Miller, Cummings et al, 2000) y en tal línea se está trabajando actualmente.



Referencias

Anderson, M. 1998. Mental retardation, general intelligence and modularity, en Learning and Indivi­dual Diffcrences, Volume 10, Number 3, 1998; Pags. 159-178.

Hauser.S.L, DeLong,G.R, Rosman,N.P. 1975. "Pneumographk: Findings in the Iníantile Autism Syn-drome: A Correlation with Temporal Lobe Disease. Brain 1975, 98:667-688 . Citado en Treffert,D. 2006.

Hou,C. Miller,B Cummings,). et al. 2000. Artis-tic Savants. Neuropsychiatry Neuropsychol. Behav Neurol. 2000;13:29-38. Citado enTreffert,D. 2006

Mishkin, M., and Petri, H. L. 1984. Memories and habits: Some implications for the analysis of lear­ning and retention. En L. Squire and N. Butters (eds.), Neuropsychology of memory, pp. 287-296. Guild-ford Press, New York. Citado en Treffert, D.2006.

Pring, L. 2005. Savant talent. Developmental Medicine & Child Neurology, 2005, 47: 500-503.

Tammet, Daniel "Nacido en un día azul" 2007, ed. Sirio

Tao, B. 1999. Living With Exceptional Children, en "Geniuses, Prodigies &Savants" (Congreso realizado en la Univ. de Sydney, Australia, el 6 y 7 de diciembre de 1999) editado por el Centre for the Mind y organi­zado por Centre for the Mind, Joint Venture- Australian National University & University of Sydney, pag. 3.

Treffert,D. 2006. Savant syndrome: an extraordi-nary condition, en http://www.wisconsinmedicalso-ciety.org/systcm/files/savant_article.pdf

Treffert, D. 2007. Autistic Disorder: 52 Years La-ter/Some Common Sense Conclusions, en http://www. daroldtreffert.com/systemfiles/commonsense.doc

Treffert, D. y Christensen,D. 2005. Inside the Mind of a Savant. Scientific American, December 2005, págs. 110-113.

Wulff, ). 2006. Kim Peek and Fian Peek: "I am important to know you", en w3.mesd.k12.or.us/ pa/lnteraction11 -6-06.pdf.

Young, R. 1999. Unveiling ihe Savant Mind, en "Geniuses, Prodigies &Savanls" (Congreso realizado en la Univ. de Sydney, Australia, el 6 y 7 de diciembre de 1999) editado por el Centre for the Mind y organizado por Centre for the Mind, )oint Venture- Australian Na­tional University & University of Sydney, pag. 3.