2.4.11

Premios "(Pig)aso" a los mayores promotores del sinsentido

Desde 1997 la Fundación James Randi otorga los 1º de abril (April Fools Day, el día de los inocentes anglosajón) los Premios Pigaso (en un juego de palabras con "pig" y "Pegaso") a los mayores charlatanes y pseudocientíficos que hayan hecho especial mérito en destacarse durante el año.

Los premiados en 2011 han sido:

1) El ingeniero de la NASA Richard B. Hoover: Por anunciar por tercera vez en 14 años que había encontrado evidencia de vida microscópica en meteoritos

2) Farmacéutica CVS: Por ser la mayor distribuidora de remedios homeopáticos en USA

3) El Dr. Oz (el de Fox Nature que tiene las orejas como Spock) Por promover prácticas de medicinas "alternativas" en su programa de TV , siendo un respetado cardiocirujano

4) El tele evangelista Peter Popoff: Por resurgir de entre las cenizas luego de que Randi lo descubriera in fraganti cometiendo fraude en sus "curas a enfermos" (Los mensajes de Dios con informaciones determinantes los recibía a través de un audífono)

5) El Dr. Andrew Wakefield (promotor del movimiento antivacunas) : Por seguir presentándose como víctima pese a que se demostró que falsificó su famosa "investigación" publicada en la revista "The Lancet"

http://www.randi.org/site/jref-news/1260-pigasus-2011

11.3.11

Debate Ciencia vs New Age (4 º parte)


EPISTEMOLOGÍA BARATA Y SAPOS DE GOMA

ALEJANDRO J. BORGO

LOS CULTORES DE LA PSEUDOCIENCIA HAN ENCONTRADO GUIONISTA QUE LES DÉ SUSTENTO TEÓRICO: UNA EXTRAÑA EPISTEMOLOGÍA QUE DEFIENDE EL "TODO VALE" EN POS DE UNA SUPUESTA LIBERTAD DE IDEAS. EN REALIDAD, SE TRATA DE UNA MEZCLA DE IDEOLOGÍA, PENSAMIENTO MÁGICO Y FILOSOFÍA OSCURA Y CONFUSA QUE NO HACE MÁS QUE OBSTACULIZAR EL PROGRESO Y PERPETUAR LA IGNORANCIA.

¡ALELUYA! LOS GOURMETS DE LA NUEVA ERA AHORA TIENEN NUEVOS VIEJOS FILÓSOFOS, DISPUESTOS A SAZONAR UN PASTICHE QUE SIGUE SIENDO INDIGERIBLE.


"Examinad fragmentos de pseudociencia y encontraréis un manto de protección, un pulgar que chupar,

unas faldas a las que agarrarse. ¿Y qué ofrecemos nosotros a cambio? ¡¡Incertidumbre!! ¡¡Inseguridad!!"


Así lo decía Isaac Asimov. Y si esa pseudociencia está avalada por "epistemólogos" mucho mejor, porque adquiere una aureola de seriedad y solidez. Pero un examen detenido de la "epistemología de la Nueva Era" transforma esa aureola en ridiculez y fragilidad. Ahora los cultores del esoterismo, la charla­tanería, los vendedores de talismanes y sanadores de cartón, tienen intelectuales/oides que les allanan el camino, proporcionándoles un discurso teórico que justifica sus prácticas. ¿Y cuál es ese discurso? Veamos.

El profeta metido a filósofo Paul Feyerabend, en pleno siglo XX dio un gran espaldarazo al movimiento New Age con su famoso "todo vale" (any-thing goes). Despotricó contra la ciencia —en esto no fue original—, recomendó dar vía libre a la enseñanza de vudú en la universidad en nombre de la libertad de ideas, y ni qué hablar sobre la objetividad: "es una ilusión, consecuencia de una miopía de la teoría del conocimiento", dijo. El "todo vale" unido al relativismo cultural y a unas divertidas interpretaciones de la mecánica cuántica, formaron el sostén pseudoepistemológico de la Nueva Vieja Era.

Así las cosas, un moderno "teórico de avanzada" debe hoy decidir a favor de la anarquía gnoseológica, le debe dar el mismo valor a la astrología y a la astronomía, debe reconocer abiertamente que el progreso no es posible, y que si la vacuna Sabin se hubiera aplicado en una comunidad africana en el siglo XII no habría surtido efecto porque para ellos la "verdad" era otra y no creían en ella (relativismo cultural dixit). El neoepistemólogo posmoderno deberá tratar siempre de inquisidores y cazabrujas a los científicos, y de cerrado a cualquiera que pretenda pruebas frente a la afirmación "A los duendes extragalácticos les gusta el queso fontina". Siempre deberá confundir ciencia con tecnología, e inevitablemente tendrá que mezclar ideología, poesía y hormonas, coctail que —bien preparado— regala perlas como ésta:

"¿Por qué los Agostinelli temen a una ciencia con cara humana, como de­finió Andrew Ross a la New Age? ¿Por qué siguen fabricando en 1993, Refutadores de Leyendas? ¿Por qué se oponen con tanto fervor a los Cientí­ficos Sentimentales? Tal vez porque temen un poco de locura entre tanta exactitud y precisión del paradigma newtoniano".

Los autores de esta joya diagnostican nuestros temores, nos califican de fabricantes de refutadores (hasta ahora nadie nos había tratado de fabricantes), y habla de Científicos Sentimentales... (¿habrá científicos androides y no nos enteramos?), finalizando con nuestro supuesto miedo a la locura. ¿Paradigma newtoniano? ¿Ciencia con cara humana? ¿Feyerabend? ¿Chachara?

Una epistemología de la New Age debe ser necesariamente oscura y retorcida, contradictoria e irracional. No podría funcionar de otra manera. No puede ser clara porque siéndolo revelaría su frágil y anémica base. Es por eso que nos hablan de "varias realidades", reniegan de la lógica y de la razón y aceptan gustosos el "todo vale". Pero en ciencia las cosas son distintas. Hay una serie de principios ontológicos y gnoseológicos involucrados tácitamente en la investigación científica, entre otros: que el mundo existe por sí mismo, que está compuesto de objetos concretos, que las formas no existen por sí mismas sino que son propiedades de las cosas, que es posible conocer la realidad aunque sea parcial e imperfectamente.

Pero los new-epistemólogos, basándose en la teoría de los múltiples universos de Everett y De Witt, en la especulación de E. Wigner de que la mente del observador determina la realidad, y en la de Wheeler según la cual un observador puede ser res­ponsable de algo acontecido en el pa­sado remoto —principio antrópico—, dan rienda suelta a la fantasía salvaje diciéndonos que no siempre 2 + 2 son 4, que nada existe, que la indeterminación subatómica se puede extrapolar de buenas a primeras a organismos vivos, etc. Fascinante y hermoso, pero en la modesta vida cotidiana, cuando tenemos que pagar la cuenta de luz 2 + 2 son siempre 4 y parece que las "varias realidades" se colapsan en una en la que un cajero impaciente nos ladra para que le entreguemos el dinero, y nos da la sensación de que "la incertidumbre cuántica" se transforma en la "certidumbre mundana" de que nos cortan la luz si no pagamos. Esta graciosa alegoría sirve para intentar aproximamos a terrenos menos inocentes.

En las varias realidades de Feyerabend y acólitos, da lo mismo un tratamiento con flores de Bach que una quimioterapia, y las pirámides calman un dolor de cabeza igual o mejor que la aspirina, pero para el resto de los mortales hay una realidad en la que quien paga la factura del disparate pseudocientífico es la sociedad. Según estos parafilósofos, Galileo, Darwin, Pasteur, Einstein, Sabin, y Ramón y Cajal no nos proporcionaron un conocimiento más acabado de la realidad, ni resultados más eficaces que la magia y la brujería, simplemente porque la realidad no existe, mucho menos la verdad, y da lo mismo cualquier cosa. Las vacunas son una ilusión, también los telescopios (aparatos diseñados con el fin de observar planetas inexistentes en un inexistente universo), las células son quimeras biológicas al igual que los neurotransmisores son espectros químicos, y los televisores y trenes engendros mentales.

Con el slogan "sumar, no restar" se muestra una fachada de benevolencia y de "humanidad" a la que es difícil resistirse. Pero es evidente que el sumar basura y macaneo desenfrenado se paga restando conocimiento y obstaculizando el desarrollo y el progreso. El sutil sapo nuevaerístico nos dice "progreso = bomba atómica", "ciencia = contaminación". De acuerdo a esta extraña forma de pensar ningún conocimiento debería hacerse público por sus posibles consecuencias nefastas; ergo, no deberíamos haber conocido E=mc2, ni la electricidad, ni siquiera que en el cerebro está el centro de las emociones y no en el corazón (aunque para los newagers los científicos directamente carecen de estados emocionales).

A fin de cuentas la defensa epistemológica de la Nueva Era y su anarquía gnoseológica son insostenibles: favorecen el oscurantismo (complican lo simple y lo simple no lo explican), el autoritarismo (líderes, iniciados, elegidos, maestros) y los sistemas de sometimiento (no piense, no razone, no investigue). Dar la bienvenida a la doctrina del "todo vale" y a los filósofos de Acuario constituye un desastre epistemológico. El sapo New Age es de goma, pero contiene vidrio. Tragárselo es un inconveniente, por lo menos en esta realidad. Que para mí existe. €0€

Al cierre de EOE

El mismo día que estábamos por entregar a la imprenta esta edición (19/6/93), Futuro publi­caba el octavo round de la controversia, titulado "Contra los dragones de lo simple", que incluye tres artículos de antología: "El doble filo escéptico" (marcando el retorno de Piscitelli-Umaschi), "La cuestión es darse cuenta" (¿de que lo están en gañando?—agregamos), pero que en realidad es una ingenua apología de la "parapsicóloga" Rivka Bertish, una caminante sobre las brasas que se declara discípula de Louise Hay, y, por último, "¿Y dónde están los hechos?", que es la ¿respuesta? de Denise Najmanovich al artículo en Futuro de Alejandro Borgo. €0€

10.3.11

Debate Ciencia vs New Age (3º parte)

EL DEBATE CONTINÚA

Dr. Fernando Saraví

"En vez de considerar los interrogantes críticos planteados por Agostinelli, Piscitelli y Umaschi se embarcan en una mordaz crítica ad hominem. En ella, al tiempo que se rehusa delimitar la New Age, se delimita caricaturescamente a la "antigua" ciencia, con argumentos trasnochados, como el caso Galileo (que no fue condenado por sus pares sino por la autoridad religiosa), acusaciones sin base (¿quién cuestionó a los terapistas del Hospital Italiano?), exageración del papel de la autoridad (un artículo de Nature merece seria consideración, nunca asentimiento acrítíco) y recurso a motes peyorativos, como "científicos fundamentalistas".

"Al afirmar que los fenómenos paranormales han sido fácilmente desestimados, ignoran — culposamente, si los autores han leído el libro de Susan Blackmore que ellos citan, o el informe de la National Academy of Science estadounidense— la profundidad con que se ha examinado la evidencia en favor de lo paranormal.

"El hecho de que la preocupación — no el terror— de los científicos ante el arrollador avance del pensamiento mágico no sea compartida por el gran público, no hace más ni menos real la existencia de dicho problema. La libertad de opción exige información veraz, y los científicos faltarían a su responsabilidad si no informasen al público.

"La labor del CSICOP (Comité para la Investigación Científica de Supuestos Fenómenos Paranormales) y de otros organismos similares no es inquisito­rial, sino esencialmente docente, dirigida a delimitar hasta qué punto determinada noción o técnica se basa en evidencia firme; no condena la libertad de pensamiento ni de expresión, mas denuncia la superchería y el charlatanismo disfrazado de ciencia.

"El sincretismo despreocupado de la New Age mezcla lo verdadero y lo falso, lo demostrado y lo deseado, en un cóctel indigesto y nocivo, que llevado a su límite implica el colapso del juicio crítico y del pensamiento racional, y deja a sus adeptos inermes ante las afirmaciones más peregrinas de toda clase de charlatanes.

"Sin embargo, para Piscitelli y Umaschi lo verdaderamente peligroso y retrógrado son los "científicos fundamentalistas". Esto equivale a decir que todos tos científicos son iguales, y que la "antigua" ciencia es una institución monolítica y hostil a nuevas ideas. Si bien es innegable la existencia de misoneístas, meter a todos los científicos en la misma bolsa es tan arbitrario y pueril como pensar que los científicos son defensores completamente objetivos y desapasionados (o sea, inhumanos) de La Verdad.

"En el fondo, el tema original parece haber servido solamente como excusa para la apología de las "Ciencias de la Complejidad" (así, con mayúsculas) y sus representantes, como legítimas herederas al trono, ya vacante, de la anquilosada antigua ciencia. Para ello se recurre al mismo maniqueísmo "mutilador" que se aborrece de palabra, al descalificar a la ciencia y a los científicos tradicionales, en favor de unas nuevas "ciencias de la complejidad", a las que se refieren en términos tan elogiosos como imprecisos.

"Por último, el paradójico "relativismo absoluto", muy New Age, con el que concluye la nota, nos deja a fojas cero: si toda realidad es inventada, las presuntas ventajas de la Nueva Era, como las de la Nueva Ciencia, carecen de base objetiva y existen sólo en la imaginación, o en los anhelos, de sus partidarios. €0€


LA CIENCIA NO PUEDE DISPUTARLES EL PAPEL DE “GUÍA PARA LA VIDA” A LOS SISTEMAS DE CREENCIAS

Dr. Celso Aldao- Dr. Manuel Comesaña

"La ciencia no tiene todas las respuestas. No es capaz de decirnos, por ejemplo, cuáles son los fines que debemos perseguir; sólo puede, en algunos casos, indicamos cuáles son los medios más adecuados para alcanzar ciertos fines. Por esto se la ha criticado; se la ha acusado de ofrecemos una racionalidad meramente "instrumental". Esto último es cierto, pero no justifica ningún reproche: nadie en su sano juicio se enojaría con las almohadas porque no sirven para clavar clavos.

"En lo que concierne a la adopción de fines, la ciencia no puede reemplazar a nuestras intuiciones, aunque sí puede ayudar a corregirlas mostrando que algunas elecciones tienen consecuencias que no deseamos, o que algunos de nuestros fines son incompatibles entre sí. Como suele decirse, la ciencia se ocupa de lo que es, y no de lo que debe ser; por eso no puede disputarles el papel de "guía para vida" a sistemas de creencias como las religiones o las ideologías. Sólo se produce conflicto cuando esas creencias pretenden pasar por científicas; es decir, cuando éstas se presentan bajo la forma de pseudociencias.

"El campo de acción de la ciencia es, entonces, limitado; pero en ese campo, hasta ahora, nada ha podido competir seriamente con ella. Su objetivo principal consiste en brindamos una comprensión del mundo mucho más profunda que la que nos dan los conocimientos provenientes del sentido común, y, sobre la base de esa comprensión, también nos permite transformar el mundo.

"Para alcanzar estos objetivos los científicos deben hacer varias cosas. En primer lugar, producir hipótesis y teorías, para lo cual no existe ningún método mecánico (si existiera alguno, la ciencia podría ser hecha por máquinas); esta primera etapa de la tarea científica requiere inevitablemente talento e imaginación. En segundo término, los científicos deben poner a prueba sus hipótesis y teorías confrontándolas con los resultados de la observación y el experimento —cuyo diseño requiere una dosis excepcional de ingenio— aceptando sólo aquellas que resulten confirmadas por tales resultados. Cuáles sean exactamente los vínculos entre teoría y observación es algo que los filósofos de la ciencia siguen discutiendo, pero no puede dudarse razonablemente de que la función de control que los datos empíricos cumplen en la ciencia es la principal diferencia entre ésta y los sistemas de creencias mencionados en el párrafo anterior.

"La Nueva Era es un abanico de creencias y actitudes populares, muchas veces contradictorias, y al mismo tiempo un movimiento de protesta que desconfía de la ciencia y busca desarrollar nuevos "niveles de espiritualidad". La Nueva Era popularizada por Marilyn Ferguson en su libro The Aquarian Conspirancy y su rechazo a lo establecido ha penetrado hondamente en nuestra cultura; la industria publicitaria y los medios masivos de comunicación han abrazado sus técnicas y valores, sus adherentes piensan que la ciencia ha creado una civilización tecnológica que degrada los valores humanísticos (...)

"Sin duda, algunas ideas de la Nueva Era merecen ser compartidas, y de hecho lo son. Por ejemplo, la necesidad de proteger nuestro ambiente y considerar a la especie humana como una comunidad mundial ha sido reconocida por muchos, y seguramente no le corresponde a aquella la paternidad de esta iniciativa. Pero la Nueva Era incluye también una amplia gama de pseudociencias y creencias que no resisten un análisis crítico: la astrología, la canalización (que no es más que el espiritismo del siglo XIX aggiornado con términos de la era electrónica), la psicokinesis, la proyección astral, la levitación, la clarividencia, el "poder de los cristales", la medicina holística y las terapias alternativas, los ovnis y las vidas pasadas. Todas estas creencias tienen rasgos comunes, como la búsqueda del misterio, el uso de mitos y analogías como "pruebas", y la ausencia de una teoría digna de tal nombre (en realidad sólo se dispone de un guión dramático impreciso y, por lo tanto, irrefutable).

"El interés popular por lo oculto se ha intensificado llamativamente en los últimos años. Son muchos los que hoy, en todos los estratos de la sociedad, están deseosos de aceptar, sin crítica, explicaciones que atribuyen causas paranormales a fenómenos poco comprendidos o imperfectamente percibidos. Deben ser muchos los factores que contribuyen al auge del pensamiento mágico en nuestros días, pero seguramente la ineficacia de una educación que no logra estimular el desarrollo del pensamiento crítico y la irresponsabilidad de los medios masivos de comunicación que explotan el rating del dislate figuran entre los más importantes (...)

"Los científicos siempre están preparados para considerar nuevos resultados y nuevas explicaciones. Es por esto que la calificación de "Ciencia fundamentalista" de Piscitelli-Umaschi resulta ser un oxímoron sin contenido alguno. El desarrollo de la ciencia es imposible sin libertad de investigación y de crítica. Por eso nos llevó algún tiempo entender las caricaturas que aparecieron en Futuro... Nunca habríamos representado a la ciencia como a una reina; la figura de una reina no resulta revolucionaria, ni siquiera progresista. Por otro lado, los científicos no tienen poder político alguno. (Para la Nueva Era, sin duda, hubiéramos optado por un charlatán con una víbora enroscada en su cuello).

"A lo largo de todo el artículo se confunde a los inquisidores con las víctimas. Por ejemplo el término "guardián del orden científico" carece de contenido; es sólo un subterfugio para adjudicar a los científicos el papel de inquisidores (no disponen de poder como para llevar a cabo un trabajo de ese tipo) cuando la historia muestra, por el contrario, que los científicos fueron siempre las víctimas.

"El estudio de los fenómenos paranormales se originó fuera de la ciencia. Estos fenómenos son de gran interés y atracción y, en muchos casos, podrían tener importancia científica sí fueran ciertos. Pero las ideas involucradas son incompatibles con el conocimiento científico y no hay pruebas de la existencia de fenómenos de este tipo bajo condiciones controladas que excluyan el fraude. Por el momento debemos seguir escépticos.

"Hoy día carece de sentido decir que un investigador se rebela "contra el mundo mecánico propuesto por Newton, contra la matemática y la física determinista" o el "paradigma newtoniano". Esta crítica desconoce en qué está la física hoy. Moledo ya aclaró que el caos es un tema de actualidad en ciencia.

"Sí las ciencias de la complejidad intentan nuevos caminos, bienvenidas sean. Si sus logros son enriquecedores para el conocimiento científico, serán finalmente juzgadas su solidez y su fecundidad. El futuro dirá si realmente lo son, pero si las cosas no resultan como desearían los entusiastas de la nueva ciencia, la culpa no es del Cairp.

"Las pseudociencias se han convertido en un gran negocio que explota la credulidad pública, al mismo tiempo que pone en peligro la salud y el bienestar de la gente y aun de naciones enteras (Hitler acostumbraba consultar a sus adivinos antes de tomar una decisión; existen ejemplos actuales) y predisponen a la población contra la ciencia. Las pseudociencias no son inofensivas como opina Moledo: el costo social de su proliferación es realmente incalculable. (Una concepción irracional del mundo puede tener consecuencias trágicas. Por ejemplo, ser rechazado en un empleo por incompatibilidad zodiacal (discriminación astrológica ya detectada). Este último caso muestra que aunque las estrellas y los planetas no influyen en nuestras vidas, en el torbellino del disparate nuestra carta natal puede hacerlo.

"Ante el cúmulo de disciplinas irracionales contrarias al conocimiento científico, quienes nos encontramos vinculados a la ciencia tenemos dos caminos: ignorar lo que ocurre o trabajar para desenmascarar a los farsantes y charlatanes. Hay quienes consideran que las pseudociencias se refutan solas, que sus afirmaciones resultan evidentemente falsas.

Desgraciadamente no es así; los consultorios de parapsicólogos, astrólogos, y manosantas desbordan de clientes. Los cultores de estas disciplinas —de alguna manera hay que llamarlas— llegan al gran público regularmente a través de la radio, la TV, y los medios gráficos. A esta altura los falsos científicos tienen allanado el camino. Efectivamente, no son pocos los adherentes y practicantes que abren sus puertas a quienes contemplan permisivamente sus actividades.

"Al investigar y refutar las pretensiones (muchas veces peligrosas) de las pseudociencias no probamos lo evidente. Se trata de denunciar el fraude y prevenir el abuso de la credulidad pública. En esta ardua e ingrata tarea, organizaciones científico-educativas como el CSICOP y el Cairp, llevan a cabo una tarea encomiable, que muchas veces ni siquiera es comprendida por los científicos. €0€

28.2.11

Debate Ciencia vs New Age (2º parte)

RESUMEN DE UNA POLÉMICA FUERTE


Para los lectores de EL OJO ESCEPTICO que no siguieron el debate de punta a punta, a continuación incluímos un resumen cronológico (de octubre de 1992 a junio de 1993) de las ocho entregas que el suplemento Futuro de Página/12 le dedicó a la dicotomía Ciencia/ New Age. Como toda síntesis, solo se extraen los párrafos centrales y esa selección es subjeti­va.



LA "OBJETIVIDAD" SOCIOLÓGICA DE ROSS


En el suplemento Futuro del 24 de octubre de 1992 la periodista Claudia Pasquini traducía "los párrafos cruciales" del libro “Strange Weather” (Clima extraño), de Andrew Ross. La portada del suplemento se titulaba "Ciencia y New Age: ¿Parecidos o diferentes?". En el grueso del artículo (subtitulado "Todo sea por la buena onda"), Ross se compadece de la "racionalidad neo age" porque "los guardianes de la ortodoxia"la condenan "a los márgenes de la pseudociencia y a las zonas oscuras de la razón", motivo por el cual ésta se vería "empujada a emular al discurso dominante del racionalismo". También sostiene que "la new age asumió un rol virtuoso, experimental, en la reconstrucción de una personalidad humanista para la ciencia, una ciencia con cara humana".

En un recuadro aparte, titulado "Los cazafantasmas", Ross se solidariza con quienes caracterizan al CSICOP (Committee for the Scientific Investigaron of the Paranormal) como una "inquisición internacional de académicos cazafantasmas", afirma que las desmitificaciones de lo paranormal "son apelaciones a una suerte de certificación experimental de que la ciencia racionalista está establecida como el único estándar de verdad y razón de nuestros tratos con el mundo natural" y concluye que la "actividad cazabrujas" del CSICOP revela la "crisis de la racionalidad científica".


LA RESPUESTA DEL CAIRP

El 28 de noviembre el suplemento incluye un resumen de la respuesta de Agostinelli titulada "El talismán a transistores". (El artículo completo fue publicado por la revista colega española La Alternativa Racional No 28, Primavera de 1993, pp. 4-9). En el copete de esa nota el editor se extrañaba de que el artículo de Ross suscitara polémica ya que "su posición era ante todo descriptiva". El miembro del Cairp, sin embargo, considera pertinente preguntarse a qué aportes se refiere Ross cuando dice que la Nueva Era reconstruye "una ciencia con cara humana", al tiempo que la define como "un movimiento sincrético en el que una mixtura de disiciplinas ocultistas ha ido creciendo hasta cobrar dimensiones comparables a las de una religión de masas". En cuanto a la emulación del discurso científico por parte de la New Age, Agostinelli responde que "se da la paradoja de que para elevar el prestigio de su idea de espiritualidad necesita adornar sus doctrinas con conceptos que toma prestados de las disciplinas científicas aceptadas, a las que, sin embargo, condena por su 'falta de sensibilidad'".

En su rechazo al ataque que recibe el CSICOP (y por tanto el Cairp, que se identifica con sus objetivos), Agostinelli advierte que "históricamente, los cazadores de brujas han sido quienes han fomentado la creencia en lo irracional, y no los escépticos" y se entristece por "la debilidad de los argumentos de tantos intelectuales que, como Andrew Ross, eligen abrazar los nuevos rostros de la superchería para manifestar su descreimiento de la 'ciencia racionalista'".


SAHUMERIOS VS. PIPETAS

El 6 de marzo de 1993, bajo el título general "Paranoia en las pipetas", y el subtítulo "Sistema de conocimiento, sistema de ignorancia", el neoepistemólogo Alejandro Piscitelli y la periodista Marina Umaschi arrojan la segunda piedra en favor de la New Age y contra el escepticismo metodológico propiciado por el Cairp para investigar las afirmaciones de la New Age. A vuelta de página de un copete anticipando que Piscitelli-Umaschi prometieron "tomar distancia " de los articulistas que les precedieron, no vacilan en tratar al Cairp, al CSICOP, a Carl Sagan e Isaac Asimov de "científicos fundamentalistas"'. Entre otras cosas, los autores aseguran que la comunidad científica desestima los fenómenos paranormales porque mantiene una "visión estrechamente positivista" (aunque enseguida dicen que "no es que en ellos [los fenómenos psí] no haya poco —sino casi todo— para criticar o rechazar"), y que reacciona frente a la New Age porque "envidia las ventas y fondos que movilizan". Pero la preocupación primordial de Piscitelli-Umaschi es que los escépticos, en realidad, temen que "la ortodoxia"se vea amenazada a causa de "la proliferación de formas distintas de practicar y concebir a la ciencia". Buscan impactar agregando una extensa bibliografía pero descalifican al Cairp citando... el libro “Crónicas del Ángel Gris”, del escritor y humorista Alejandro Dolina.


EL CAIRP SE DEFIENDE

Bajo el titulo "El cuento de la buena pipeta" (“Futuro” del 13 de marzo), Agostinelli insiste en su postura, aclarando las malévolas tergiversaciones que hicieron de su artículo la yunta Piscitelli-Umaschi y lamentando que "de un epistemólogo esperaba una critica científica, y no una critica poética, híbrida y ambivalente". Tras subrayar que "escepticismo no es negar a priori", que "deseo y evidencia científica no van de la mano" y que "no todo lo nuevo es New Age", explica con detalle los motivos por los cuales las ECM, el control mental y la parapsicología generan prácticas pseudocientíficas. En el último caso, lo ejemplifica señalando que "poner en su lugar los fundamentos de la parapsicología no es 'un pretexto' para atacar por elevación otros modelos 'que pueden amenazar la ciudadela científica'" sino "una cuestión de salud pública", hecho frente al cual sus críticos sólo se pronuncian para nivelar ciencia con charlatanismo. Por otro lado, se pregunta por qué los defensores de la New Age no intentan una definición "ni ofrecen un solo ejemplo acerca de cuáles son los genuinos logros científicos" de ésta, ya que, "de lo contrario el diálogo será imposible y este debate se irá pareciendo cada vez más al 'cuento de la buena pipeta'". Ante la acusación de "fundamentalistas de la ciencia", Agostinelli responde que éste es un adjetivo "que sólo se aplica a las ideologías y forma parte del campo de las creencias. Desde el punto de vista epistemológico —concluye— tratar a Asimov o a Sagan de fundamentalistas es sumar confusión a un sistema de ignorancia; desde la posición de una estudiante de Ciencias de la Comunicación, una licencia poética".


LECTOR/1

Ese mismo suple­mento incluye el recuadro titulado "Los pesos mosca de la Nueva Alianza", por la lectora Leonor Verza Duarte, que refuta a Piscitelli-Umaschi con una recomendación terminante: "Bueno seria que estos científicos sentimentales en lugar de acusar gratuitamente a los científicos de nuevos inquisidores o a Carl Sagan o Isaac Asimov de científicos fundamentalistas, aterricen sus escobas en algún neuropsiquiátrico para que (...) puedan discriminar realidad y fantasía, o paradigma científico y negocio esotérico".


LA NEW AGE SEGÚN MOLEDO


El 20 de marzo tuvo la palabra el excelente divulgador científico Leonardo Moledo que, en el artículo "Nueva Era para el Nuevo Orden", manifestó acordar con la refutación de Agostinelli —aunque "sin compartir su fervor"—, enfatizando la "ingenuidad" de la defensa de la Era de Acuario emprendida por Piscitelli-Umaschi. De entrada, subraya que la estrategia de los newagers se desmorona por su base ya que consiste en "a) invertir la carga de la prueba: no es necesario mostrar ningún resultado, y son las disciplinas científicas las que deben demostrar que el conjunto de creencias new age no tiene validez; b) se achaca a la 'ciencia oficial' una negativa cerrada basada en el terror que le inspiran estas 'nuevas disciplinas'". Moledo considera que el punto b) "carece por completo de originalidad" porque, como ocurre con "los inventores de máquinas de movimiento continuo, piedras filosofales y cabalas para ganar a la ruleta, o teorías sobre el universo", cuando se les señala un error, "atribuyen la negativa a 'creer' a la soberbia o al poder de la ciencia oficial. El periodista de Página 12 define a la New Age como "un conjunto de creencias bastante zonzas e inofensivas", añadiendo que "me parece injusto reprocharle a nadie sus creencias. Están a la moda, sí, ¿ Y qué pasa si Piscitelli-Umaschi quieren estar a la moda? ¿Qué tiene de malo? No creo que haya por qué cuestionar eso: sería como criticarlos por el color de su corbata."

Cuando le preguntamos a Moledo si realmente pensaba que la pseudociencia que hay en el movimiento New Age no era más que "un con­junto de creencias zonzas e inofensivas" nos contestó que, en verdad, con esa frase, buscó ridiculizar las pretensiones de Piscitelli-Umaschi. El problema es que muchos lectores no advirtieron el sesgo burlesco e interpretaron sus juicios literalmente. ¿Era necesario mini­mizar la Nueva Era para desarticular el argu­mento newager? ¡Chi lo sá!

Moledo advierte que, para él, lo realmente importante es hacer una lectura política de la cuestión. "La New Age y su presencia creciente en los medios de comunicación — prosigue— es sólo una forma light y cultural de la derechización del discurso y las formas políticas a nivel planetario". Más adelante puntualiza que "Agostinelli se equivoca cuando pide que los newagers exhiban resultados. La lógica new-age, que es la lógica del libre mercado ideológico, no requiere pruebas ni resultados ni procedimientos de verificación de sus productos: basta con la propaganda y con que alguien los compre, como cualquier jabón de lavar". Al final, enfatiza que "los objetivos del programa newtoniano en buena parte se han cumplido: el desgarramiento del tejido teológico medieval y la creación de un espacio donde actúan individuos: hombres libres en un espacio laico, tal seria la síntesis de tres siglos de racionalismo, que a Pisicitelli-Umaschi les parece tan deshumanizada. Puede ser que estén cansados y quieran retroceder al clima fragmentado y mágico del Medioevo. Pero es un retroceso, no un avance". Moledo concluye su nota con una ironía deliciosa: "Es agradable que estas 'nuevas ciencias para un nuevo orden' tengan ahora sus epistemólogos. El elenco de la era de Acuario se va completando".


LECTOR/2

Junto con la nota de Moledo, desde un recuadro que exhorta a "No aportar más confusión", Orlando Liguori les pregunta a los newagers: "¿Qué tienen que ver los nuevos paradigmas con la parapsicología, la astrología las mancias, etc" (y siguen las preguntas). "Todo vale, nos dicen. ¿No era suficiente la forma en que se junta la paja con el trigo en medios que ofrecen al público desprevenido algo de divulgación científica con cualquier superchería?" Y concluye sugieriendo que, de dar crédito a "esas otras" realidades, "el aprendizaje social nos hará atribuir el cólera y el SIDA a alucinaciones colectivas llamadas virus y bacilos" o "a un castigo por la iniquidad humana, malos espíritus o energías negativas del agua".


LA NUEVA ERA VUELVE A LA CARGA

El 15 de marzo último, la epistemóloga y docente de la UBA Denise Najmanovich ingresa a las páginas de Futuro para encargarse de pasar el trapo filosófico que tantas veces da brillo al parquet esotérico. En su intento por vincular al escepticismo con la caza de brujas, dice: "Desgraciadamente, la historia está llena de lo que podríamos llamar 'escépticos dogmáticos', que sólo dudan de las creencias de los demás, reservando para las propias el nombre de saber o ciencia (conocimiento verdadero y fundado) . Son escépticos dogmáticos los conquistadores de todos los tiempos, que toman las tierras y los bienes de otros pueblos y destruyen las estatuas de sus dioses" (...) "Eran 'escépticos dogmáticos' los inquisidores que quemaron a Bruno, encarcelaron a Galileo y martirizaron a tantas brujas, judíos y otros 'desviados'..."También intenta ajustar el lazo entre el escepticismo y el positivismo, y aprovecha para meter en el medio al Cairp: "Recordemos que a fines del siglo XIX casi todos los científicos creían que los átomos no eran realidades físicas sino tan sólo artificios explicativos (¿qué hubieran opinado nuestros escépticos del CAIRP?)"Continúa con una exposición acerca de Kuhn y su crítica a la concepción positivista de progreso científico y luego aborda ligeramente el tema que, a nuestro juicio, es el más importante: "Algunos vivillos aprovechan la situación guiados por el siempre válido refrán que dice 'a rio revuelto, ganancia de pescadores': pero el detectarlos y refutarlos es una tarea menor, un pasatiempo para espíritus que gustan más de la crítica a los géneros menores que transpirar la camiseta para crear una sinfonía ", y centra su atención en que "lo interesante del fenómeno New Age no son los Hare Krishna"... ni "las terapias instantáneas por correo electrónico" sino "una necesidad profunda de búsqueda espiritual" y "la posibilidad de concebir nuevos caminos terapéuticos más integradores..."

EL CAIRP CONTRAATACA

Dos semanas más tarde (el 29/5) Futuro publica la réplica del Cairp, esta vez a cargo de Alejandro J. Borgo, en un artículo titulado "¿Y dónde está el epistemólogo?" que hace hincapié en la importancia de referirnos a los hechos: "Frente al torbellino verborrágico de los new-epistemólogos, la respuesta es hechos, no palabras". Por otra parte, Borgo apuntó a la distracción de los filósofos que "ven la invisibilidad de los quarks pero no ven la cruda realidad que está delante de sus ojos" refiriéndose a los astrólogos, videntes, sectas, centros de control mental, etc., que juegan con la salud mental y física de la gente sometiéndola a técnicas y terapias no comprobadas científicamente y a verdades celestiales sólo accesibles a los iniciados. "La pseudociencia herramienta esencial de la New Agenos aleja de la realidad, achata nuestra capacidad de reflexión, fomenta la deglución sin preguntas, constituye un peligro para nuestra salud física y mental, y termina por convencer a muchos filósofos de que es inofensiva", afirma Borgo, para continuar con una respuesta a las acusaciones ideológicas de Najmanovich: "De modo que las acusaciones de inquisidor, dictador, conquistador, nazi y oscurantista son inadmisibles..."(...) "Quienes encaramos la tarea de divulgar la mentalidad científica, frecuentemente nos vemos expuestos a la crítica salvaje, emocional e ignorante de quienes alientan la superchería y la creencia a ciegas. Y de quienes le sirven de sostén: los filósofos de la Vieja Nueva Era". Termina con una exposición del credo de un escéptico y destaca que ser escéptico no significa no creer. Finalmente pregunta: "¿Quién dijo que los escépticos somos escépticos?”.

Continuará...

26.2.11

Debate Ciencia vs New Age (Introducción)

ILUSTRACIÓN DE VIÑUELA PARA ~EL TALISMÁN A TRANSISTORES".SUPLEMENTO FUTURO. 28/11/92



LA CIENCIA ANTE EL EMBRIAGANTE SOPOR DE LOS SAHUMERIOS

"CIENCIA VS. NEW AGE:Las dos caras de una controversia ".Serie publicada en los Nº 7-8 de "EL OJO ESCEPTICO"


Durante los años 1992-1993 , la sección “Futu­ro” del diario Página/12 permitió que se produjera una polémica absolu­tamente inesperada. Por primera vez, la traída y llevada New Age era extensamente tratada en ocho ediciones del suplemento científico de un diario de gran tirada. Los lectores de ese importante matutino tuvie­ron ocasión de evaluar la calidad de los ar­gumentos en pugna suscitados por la dis­yuntiva “Ciencia vs. New Age/New Age vs. Ciencia”, y apreciar el verso y reverso de la moneda.


En la controversia, alternaron púgiles de distintas categorías. El primero en entrar al ring fue el peso liviano Andrew Ross (sociólogo e investigador de temas culturales de la Universidad de Princeton), con un artículo que mereció la refutación del peso pesado Alejandro Agostinelli (periodista y miembro del Cairp). La répli­ca newager aterrizó con cuatro meses de atraso. Fue en la pluma de los pesos mosca Alejandro Piscitelli y Marina Umaschi (profesor de la universidad de Buenos Aires y "epistemólogo constructivista especializado en teorías de la compleji­dad", y estudiante de Ciencias de la Co­municación, respectivamente). Con el tiempo, Umaschi se licenció en Ciencias de la Comunicación y doctoró en el Laboratorio de medios del M.I.T.

El contraataque de Agostinelli llegó una semana después. Con él, otros espec­tadores buscaron su lugar en el ring y fue así como también participaron los lectores Leonor Verza Duarte y Orlando Liguori (por entonces integrado a las filas del Cairp) y un primer cierre a cargo del prestigioso perio­dista científico Leonardo Moledo. Los últimos tres suscribieron la posición defen­dida por el miembro del Cairp a la vez que cuestionaron severamente las afirmacio­nes de Piscitelli-Umaschi.

Posteriormente, científicos con posturas cercanas y miembros consultores del Cairp enviaron a Página/12 al menos dos nuevas colaboraciones. Como no fueron publicadas ni se acusó recibo de ellas, cabía sospechar que los editores resolvieron que cada parte ya había dicho lo suyo, dando por finiquitado el debate. Pero... ¡sorpresas te da la vida! El sábado 15 de mayo el escobillón mágico reapa­rece en la pluma de la epistemóloga Denise Najmanovich* bajo el título de tapa "¿Quiénes son los inquisidores?" y el subtítulo "Ciencia vs. New Age VI: el malestar existe". En algún sentido, una versión descafeinada de Piscitelli-Umaschi y, en varios otros, una escan­dalosa mojadura de oreja a la historia, a los métodos y al cuerpo de conocimientos de las ciencias.

* Con Denise Najmanovich hubo un divertido encuentro previo: al pie del artículo de Moledo, al lado de un aviso del Cairp, ella anunciaba sus grupos de estudio y reflexión sobre determinismo, azar y caos con textos de Kuhn, Feyerabend, Prigogine, Thom, etc.


Esta vez quien recogió el mitón fue Alejandro J.Borgo, que escribió una encendida respuesta que —remedan­do a Bunge— se hubiera podido llamar "el credo de un escéptico" pero que, sin embargo, tituló "¿Y dónde está el epistemólogo?".En los vaivenes del debate, quedaron fuera del match los doctores Celso Aldao y Manuel Comesaña (profesores titulares de la universidad Nacional de Mar del Plata), y Femando Saravi (profesor adjun­to de Física Biológica de la Facultad de Ciencias Médicas de la universidad Nacional de Cuyo), cuyos más que intere­santes aportes ahora son volcados en es­te suplemento. A ellos se suman Alejandro J. Borgo, director de”EL OJO ESCEPTICO”, y Daniel De Cinti, metodólogo y miembro consultor del Cairp. Como corresponde aclarar (sobre todo para quienes afirman que los racionalistas nos creemos dueños de la verdad), nunca está dicha la última palabra y sería deseable que en sucesivas entregas de esta revista se profundice un enriquecedor intercambio de ideas. ¡Filo-newagers incluidos, por supuesto!


PS del autor de éste blog : El debate en su totalidad (como la introducción de arriba) fue recogido en un suplemento especial del volumen doble 7-8 de “EL OJO ESCEPTICO” que iré transcribiendo en próximas entregas