22.4.10

Ejercicios de computadora, en tela de juicio

Ejercicio de razonamiento de la prueba (imagen gentileza BBC)

Ejercicios de computadora, en tela de juicio

por Nora Bar (publicado en el diario La Nación)

Un estudio británico que hoy publica Nature pone en tela de juicio los efectos positivos que el llamado "entrenamiento mental computarizado" (brain training, en inglés) tendría sobre las funciones cognitivas. El trabajo también puede agregar una pizca de confusión a los mensajes que nos instan a mantener la mente activa para preservarla en buen estado hasta bien entrados los años.

Adrian Owen, de la Unidad de Ciencias Cognitivas y del Cerebro de la Universidad de Cambridge, decidió poner a prueba el uso regular de las pruebas de entrenamiento de computadora que, afirma, constituyen una industria de "millones de libras", pero carecen de evidencia científica que los respalde. Y lo hizo con un elegante experimento: reclutó a 11.430 voluntarios de entre 18 y 60 años a través de un programa de divulgación científica de la BBC (Bang goes the theory), les hizo una prueba de inteligencia general (capacidad verbal, espacial, memoria y razonamiento) y los dividió en tres grupos. Al primero les hizo preguntas de cultura general y a los otros dos les pidió que jugaran con este tipo de ejercicios por lo menos 10 minutos, tres veces por semana durante seis semanas. Al final, les repitieron las pruebas y compararon los resultados.

El estudio , escriben Owen y colegas "no ofrece evidencia de que el uso regular de entrenamiento computadorizado mejore el funcionamiento cognitivo general en personas sanas más allá de las tareas concretas en las que se practica".

Según expertos locales, sin embargo, el equipo británico no analiza si los beneficios registrados se vuelcan, o no, en actividades de la vida cotidiana.

"Prueba si estos entrenamientos en un área específica, como la memoria, enriquecen otras funciones y arroja un resultado negativo cuenta Teresa Torralva, jefa de Neuropsicología del Instituto de Neurología Cognitiva y del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro. Nosotros tenemos una colaboración con Adrian Owen y alentamos estos ejercicios, pero sostenemos que la ejercitación a través de la computadora es sólo una herramienta más dentro del entrenamiento cognitivo general. Es un instrumento que tiene que darse dentro de un contexto."

Según Torralva, ya se había mostrado que, por ejemplo, cuando uno se entrena en ejercicios de lógica, mejora... en la resolución de problemas de lógica.

¿Pero esas mejoras se transmiten a otras áreas? ¿Si uno se ejercita en la memorización de listas de palabras, luego recuerda mejor las fechas de cumpleaños de sus personas cercanas, las películas que acaba de ver?

"En definitiva, eso es lo que le interesa a uno, pero el trabajo no lo prueba dice Torralva ,porque no se evaluaron actividades cotidianas, sino rendimiento en pruebas de computadora. Por otro lado, los programas de entrenamiento tienen que estar diseñados particular y específicamente para cada persona."

Y enseguida aclara: "Para el cerebro de un ajedrecista, probablemente jugar al ajedrez no resulte un gran desafío. Cuando hablamos de entrenamiento de las funciones cognitivas, siempre tenemos en cuenta tres conceptos claves: desafío, cambio y aprendizaje. La computadora es muy válida, pero siempre dentro de un programa más completo. Pensémoslo de este modo: ¿ir al gimnasio, nos hace tener un mejor estado físico general? Sabemos que el entrenamiento con computadoras probablemente sirva para algunas funciones específicas, pero no lo hace a uno más inteligente. Cuánto impacta en la vida de las personas no se sabe, porque no se estudió."

"Ya es sabido que ser experto o rendir bien en un tipo de memoria, en un laboratorio, no se extiende a otras funciones cognitivas o en la vida diaria coincide el doctor Facundo Manes, director del Instituto de Neurología Cognitiva y del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro . Pero esto no contradice los datos que existen a favor de la reserva cognitiva: una mayor educación y desafío intelectual disminuye el riesgo de deterioro."

Por su parte, el joven investigador argentino Tristán Bekinschtein, que trabaja en la misma unidad que Owen, en la Universidad de Cambridge, y participó en las discusiones sobre el diseño del trabajo, subraya que es importante hacer investigaciones serias como ésta, con muchísima gente, que permiten trabajar con estadística muy sólida. "Cuando la muestra es muy grande, la población está mejor respresentada ,explica. Ese es el caso cuando se estudian más de 11000 personas, en lugar de tres grupos de 20, como ocurriría en un estudio habitual de ciencias cognitivas."

"Es importante destacar , agrega, que la gente mejora en las tareas específicas, pero que eso no se transfiere a otras funciones. Es decir que sí hay efecto de práctica, pero esas redes neurales no parecen estar más flexibles para otras tareas... Lo que hace falta ahora es seguir probando tipos de entrenamiento hasta encontrar una estrategia que sí se transfiera. Parece que lo que funciona es la ejercitación persona-persona, porque se puede aprovechar el aspecto motivacional y se siente la presión de cumplir. Hace falta mucho trabajo en esto para empezar a generar conclusiones más generales de cómo entrenamos las redes neurales para que quede una traza de velocidad o efectividad de procesamiento general para la resolución de problemas."



19.4.10

Bunge y la psicología en Argentina

Mario Bunge (Foto gentileza de Alejandro Agostinelli)


NACE LA PSICOLOGIA EN ARGENTINA

Por Mario Bunge

Argentina tiene 50.000 licenciados en psicología, 38.000 de los cuales trabajan en Buenos Aires. (“Eso de que trabajan es un eufemismo: en realidad no hacen sino escuchar mucho y hablar un poco.) Dicho de otro modo: el país tiene 150 profesionales por cada 100.000 habitantes, y la Capital Federal tiene unos 800. Esto es más que cualquier otro país latinoamericano.
La psicología es la tercera carrera en popularidad en la Universidad de Buenos Aires. El país tiene varias facultades de psicología, más que facultades de ciencias. Y en esas facultades se enseña exclusivamente psicoanálisis: nada de psicología experimental, en particular psicobiología. Que es como si las facultades de ciencias sólo enseñaran física aristotélica, alquimia y biología medieval.


¿Å qué se debe semejantes hipertrofia y unilateralidad? Supongo que a dos motivos: a que la profesión rinde, y a que la psicología criolla, copia de la vienesa o de la parisién, es fácil de aprender y de enseñar. En efecto, esta seudopsicología no involucra razonamientos rigurosos ni trabajos de laboratorio. Sus practicantes no prosperarían en Derecho, Veterinaria, ni ningún otro campo serio, en que las pruebas valen más que las fábulas y las anécdotas.
El psicomacaneo es la única carrera íntegramente hablada, en la que basta creer lo que dicen algunos libros cuya lectura está al alcance de cualquiera que sepa leer en castellano. No sólo no requieren conocimiento médico alguno, sino que exigen ignorar la medicina moderna, que sabe que los procesos menales son cerebrales, y que el cerebro está íntimamente conectado con los sistemas endocrino e inmune.

Por este motivo en el campo de marras hay tantos licenciados y ningún doctor: porque todo doctorado serio presupone investigación original, y los psicoanalistas no investigan. Ni siquiera leen revistas científicas. En particular, no estudian el cerebro, que es como si los cardiólogos ignorasen el corazón y se limitaran al tomar el pulso.

No fue siempre así. En efecto, en 1898 Humberto Piñeyro fundó el primer laboratorio latinoamericano de psicología. Pocos años después, José Ingenieros y unos pocos médicos más hicieron psiquiatría. (En aquélla época no había casos intermedios entre la sanidad y la locura.) Además, hubo algunos neurobiólogos, tales como el Profesor Christofredo Jacob. Esos pioneros no hicieron investigaciones psicológicas, pero al menos no macanearon; e Ingenieros fue el primer sudamericano en popularizar la psicología fisiológica.

El descalabro comenzó en la década del 1930 con la difusión, en los kioskos de subte, de algunas obras de Freud que se vendían por monedas. Al mismo tiempo abrieron sus consultorios los primeros psicoanalistas porteños, tales como Arminda Aberastury y su hermano Federico. (Yo fui amigo Federico poco antes de que enloqueciese, e incluso presencié una sesión con una pareja de pacientes suyos.)

La noche psicoanalítica, que cayera en Buenos Aires hacia 1935, persiste aun hoy, mucho después que clareara en New York y otras grandes urbes. Alguien tendría que averiguar por qué no se han avistado complejos de Edipo en Arroyo del Medio ni otras poblaciones rurales. ¿Será el aire puro o más bien el bajo ingreso de sus inocentes habitantes, que aun no saben que la manera más barata de lidiar con problemas personales es confesarse con un psicoshamán?

Durante mi reciente visita a la patria dí una decena de conferencias y concedí otras tantas entrevistas. Cada vez que me preguntaban la razón de mi rechazo al psicoanálisis replicaba que nadie había abierto un laboratorio psicoanalítico desde el nacimiento de ese negocio en 1900. Y agregaba que las facultades de psicología criollas se parecen al proverbial restorán que sirve guiso de liebre sin liebre, de modo que estafan a sus alumnos y a los contribuyentes. Y cuando me preguntaban por los psicólogos argentinos, contestaba que no los hay.


La víspera de mi regreso tuve que retractarme de esta segunda opinión. Esto ocurrió gracias a que Dr. Daniel Flichtentrei, figura central de la prensa médica argentina, me presentó al Dr Facundo Manes. En efecto, desde hace unos años Manes y sus colaboradores en el Instituto de Neurología Cognitiva y en la Universidad Favaloro han estado haciendo investigaciones psicobiológicas. Y, como cuadra a todo investigador de buen nivel, han estado publicando regularmente artículos originales en las mejores revistas internacionales.

La próxima publicación del Profesor Manes y algunos de sus colaboradores versará nada menos que sobre el libre albedrío, tema tan importante como descuidado por los psicólogos científicos. Su tesis es una que he sustentando durante medio siglo: que el libre albedrío no es una fantasía teológica sino una realidad. Hoy día se lo puede explicar como uno de los rasgos de la actividad espontánea (no provocada por estímulos externos) de la corteza prefrontal.

En suma, en Argentina ha nacido finalmente la psicología científica. Y ésta está destinada a crecer a menos que la proscriba alguna dictadura.

No teman los 50.000 licenciados en psicolabia, porque ésta tiene cuerda para rato, ya que la macana seguirá siendo más fácil que la ciencia. Al fin y al cabo, la medicina no ha desplazado a la homeopatía ni a la curandería. Hay una película sobre el Padre Mario (a quien aplacé cuando rindió examen de epistemología), pero no sobre el Profesor Houssay.Tampoco tienen por qué temer los filósofos de la mente que, como Freud, siguen especulando sobre ésta al margen de la neurociencia. (Wittgenstein dictaminó que es peligroso afirmar que se piensa con la cabeza.) A los estudiantes de filosofía no se les exige leer publicaciones de científicos ni de filósofos vivos: para ser estudiado en una facultad criolla de humanidades es preciso exhibir el acta de defunción.


12.4.10

Avance para establecer el vínculo neurobiológico entre estrés , ansiedad y depresión


El factor liberador de corticotropina 1 en acción

Investigadores canadienses acaban de identificar los mecanismos neurobiológicos por los cuales el estrés y la ansiedad pueden conducir a la depresión.

Es bien conocido el hecho de que el estrés continuo y los trastornos de ansiedad constituyen factores de riesgo para desarrollar depresión. También se sabe del vínculo estrecho entre
el receptor1 del factor liberador de corticotrofina (CRFR1) y un tipo específico de receptor de serotonina: (5-HT2R) . Ahora , los científicos Stephen Ferguson y Ana Magalhaes han logrado establecer como es ésta interacción en un modelo experimental con ratones .

En un artículo de Nature neuroscience señalan que el CRFR1 trabaja para aumentar el número de 5-HTRs en la corteza prefrontal del cerebro. La activación de CRFR1 conduce a la ansiedad en respuesta al estrés, y la de 5-HTRs a la depresión. Es así como el estrés, la ansiedad y la depresión se vinculan por medio de un mecanismo bioquímico específico determinado.

Además los científicos desarrollaron un inhibidor molecular que podría proporcionar una nueva vía para tratar la ansiedad, depresión y otros trastornos relacionados.