Pseudociencia en oncologia
Enrnesto Gil Deza
(Este artículo fue publicado en la desaparecida revista "El Ojo escéptico"
No es una perogrullada afirmar que la historia de la medicina es paralela a la historia de la humanidad, o, más específicamente, a la historia del pensamiento humano. Así, en la medicina primitiva encontramos el predominio del pensamiento mágico bajo la figura del médico brujo o chamán. Más tarde aparece el médico sacerdote en la medicina asirio-babilónica y en el antiguo Egipto. Posteriormente nace la medicina "científica o técnica" en Grecia hacia el siglo V A.C. cuya figura principal es Hipócrates de Cos. Clasificarla como científica es justo sólo en la medida en que se diferenció de la mentalidad mágica y consideró al conocimiento médico como un "saber" más que como un "poder", a la vez que sentó las bases éticas del ejercicio, práctica, o arte médicos mediante el llamado Corpus Hippocraticum, aunque sus conocimientos serían hoy considerados como proto o precientíficos.
Seis siglos después Galeno(*), llamado "príncipe de los médicos", ejerció una autoridad indiscutida durante catorce siglos en el mundo cristiano a través de sus escritos, aun cuando éstos contienen afirmaciones dogmáticas no probadas y errores groseros fruto de la traslación de observaciones animales a la anatomía humana.
Aun cuando hubo muchos intentos para modificar o perfeccionar los conocimientos recibidos (Vesalio y Paracelso entre otros) recién en el siglo XVII se logra romper con la hegemonía galénica y se instituye en la medicina una forma moderna de pensamiento, a partir de la escuela de Padua teniendo como máximo representante a William Harvey con su Excercitatio Anatomica de Motu Cordis et Sanguinis in Animalibus (“Ejercicio anatómico sobre el movimiento del corazón y la sangre en los animales”) (1- 2 - 3- 4).
Desde entonces hasta nuestros días la medicina ha desarrollado un camino científico para la obtención y transmisión de sus conocimientos. El cientificismo y el reduccionismo por una parte, al igual que el animismo y el vitalismo por otra, pueden ser vistos como extremos erróneos de este camino, en el cual la observación, el registro, la cuantificación, la experimentación, y la comunicación de los conocimientos son fundamentales para una buena práctica médica.
Una visión panorámica de la actualidad muestra cómo la llamada medicina científica tiene una difusión y aceptación universales. Sin embargo se puede observar la coexistencia de tres modalidades diferentes a ella:
1- las medicinas folklóricas: china tradicional, hindú tradicional, indígenas americanas, mágica africana, etc., las cuales pueden ser vistas como la persistencia de sistemas médicos pretécnicos estrechamente relacionados con factores sociales o religiosos.
2- el curanderismo: entendido como el conjunto de prácticas llevadas a cabo por no médicos, relacionado con curaciones milagrosas, imposición de manos, médicos del espacio, etc. (invocando a veces un origen milenario y esotérico).
3- el charlatanismo: prácticas médicas no científicas también llamadas medicinas alternativas, no ortodoxas, no convencionales, no probadas, etc., llevadas a cabo en su gran mayoría por médicos formados en escuelas de medicina científica.
Estas últimas pueden ser concebidas como formas parásitas de la práctica médica, lo cual complementaría el periplo de definiciones: primero fueron llamadas medicinas alternativas, luego complementarias. Hoy podrían llamarse medicinas parasitarias.
Esto es sólo a los fines de aplicar un término médico para su práctica: se nutren y requieren de la práctica médica convencional para poder existir. Habitualmente los pacientes son atendidos por un médico que brinda la asistencia científicamente probada y otro médico que provee una asistencia no probada, la cual, en el mejor de los casos, obra como un placebo.
Frecuentemente sus prácticas son ejercidas con finalidades espúreas y en conocimiento de la ineficacia terapéutica de dichos procedimientos.
En esta ocasión, no analizaré ni las medicinas folklóricas ni el curanderismo. La razón de centrar mi análisis en las medicinas parasitarias es que éstas ponen a la comunidad frente a dos discursos médicos: uno que se enseña en los hospitales o facultades de medicina y responde a los principios científicos, y otro transmitido frecuentemente a través de los medios masivos de comunicación sin fundamentos científicos, ni siquiera en la más ele-mental contrastación de los dichos con los hechos. Esto permite además hacer justicia a las medicinas folklóricas, las cuales carecen del rigor científico de la medicina occidental pero al menos realizan actos terapéuticos con la finalidad de curar y son a veces el único vehículo de salud para mucha gente.
La contraposición de discursos enfrenta a los pacientes con opciones "médicas" difíciles de dilucidar porque cuando acuden a un curandero, mago, chamán o sanador eligen un discurso no médico. En cambio, las medicinas parasitarias se presentan como alternativas y los pacientes o sus familiares consideran que no han dejado de optar por un discurso médico cuando las eligen (ver Cuadro I).
En un artículo reciente** se analiza el impacto de estas medicinas no convencionales en 1.539 norteamericanos angloparlantes adultos entrevistados telefónicamente y se llega a las siguientes conclusiones: el 34 % de ellos se ha so-metido, en 1990, al menos a una de las prácticas no probadas. Se ha calculado, teniendo en cuenta la población global, un total de 425 millones de visitas a prestadores de estas prácticas con un costo de 11.700 millones de dólares anuales. Esto supera en número a las visitas realizadas a los médicos responsables de la atención primaria de la salud (clínicos, pediatras, obstetras) y tiene un impacto económico similar a los gastos sin reembolso de la atención en los hospitales durante el mismo período. Las afecciones mencionadas para su empleo son: cáncer, artritis, dolor crónico lumbar, SIDA, problemas gastrointestinales, insuficiencia renal crónica, y desórdenes alimenticios (5).
Un sinnúmero de prácticas médicas se incluyen en este grupo de tratamiento, entre ellas: terapias florales, acupuntura, quiropraxia, homeopatía, megavitaminas, dietas variadas, grupos de autoayuda, imaginería, curaciones energéticas, biofeedback, hipnosis, sanaciones espirituales, curanderismo, remedios folklóricos, drogas no aprobadas, etc. De las 16 prácticas analizadas, 14 fueron probadas por más de 1 millón de personas.
INCIDENCIA EN ONCOLOGÍA
El impacto de los tratamientos no tradicionales en oncología fue analizado específicamente por Cassileth y col. (6), quienes, mediante entrevistas personales a 1.000 pacientes, mostraron cómo un 54 % de los pacientes realizaban algún tipo de terapia alternativa;
En una serie presentada en las XII Jornadas de Trabajo de
TIPOS DE TRATAMIENTO
La mayoría de las medicinas parasitarias pueden clasificarse en:
1- Metabólicas
2- Nutricionales
3- Psicológicas
4- Espirituales
5- Inmunoterapias
6- Tratamientos con toxinas
7- Tratamientos físicos
8- Terapias herbales o florales
9- Terapias con drogas no probadas
En los Estados Unidos, entre 1893 y 1971, se han desarrollado 59 tipos de tratamientos no probados considerados eficaces contra el cáncer, en la lista de Olson (10) y
En nuestro país cabe agregar, entre otras, la apitoxina, la cromosomoterapia o espermoterapia, el Iscador, la medicina Ayurveda, pero sobre todo la crotoxina y el método Hansi, los cuales analizaré en forma específica.
CROTOXINA
Fue presentada como un medicamento antitumoral producido con veneno de crotalus terrificus. Su centro de producción fue el CONICET, siendo el doctor Juan Carlos Vidal su mentor principal. La última información periodística que se tiene de él es que estaría trabajando en toxinas de ofidios en los EE. UU. (Nota de Hipótesis: ya fallecido)
La crotoxina fue administrada a pacientes por médicos del Hospital Municipal de Oncología. Los encargados de llevar a cabo esta tarea fueron los doctores Coni Molina, Costa y Hernández Plata. De los 80 casos presentados ante la comisión de oncólogos notables formada a los efectos de evaluar la eficacia del tratamiento, no pudo comprobarse eficacia alguna en los pacientes evaluables (histología probada, tratamiento único, etc.). Fueron llevados a cabo estudios de experimentación preclinicos a posteriori de su estudio clínico, los cuales no mostraron ningún efecto anti-tumoral.
Quizás el problema fundamental de la crotoxina haya sido "el exitismo argentino": se testean 15.000 productos para encontrar 1 que sea eficaz; la crotoxina no hubiera pasado de ser 1 de los 14.999 que no sirven, pero la propaganda que se hizo a través de los medios de difusión y el ámbito oficial de su descubrimiento (CONICET, Hospital Municipal), hizo perder de vista la forma incorrecta en que se había encarado su estudio.
Fue observada neurotoxicidad referida como diplopia (visión doble), hasta el punto que uno de los médicos, Hernández Plata, aconsejaba que fuera administrada de noche para evitar esta molestia al paciente. También se han referido casos de toxicidad hematológica, relacionada con sangrado.
Las declaraciones posteriores de uno de los médicos que formaron parte de la comisión de oncólogos notables, en las cuales desacreditaba el rigor con que se estudiaban los casos por parte de la misma comisión, sembraron dudas en el público. Más recientemente, éstas se acrecentaron con las repercusión del fallo del juez Néstor Blondi, quien firmó el sobreseimiento definitivo de Juan Carlos Vidal, Juan H. Tramezzani, Guillermo J. Hernández Plata, Luis A. Costa, Carlos M. Coni Molina, Gabriela A. Canziani de Rodríguez, y Cristina Seki de Buela.
Estos médicos, junto con Vidal, estaban acusados de haber suministrado sustancias nocivas contra la salud, tentativa de defraudación al Estado e infracción a la ley de Propiedad Intelectual. En el caso de Vidal, los cargos era más graves: malversación de caudales públicos. Sostiene el juez en el mismo fallo que "es cierto que la crotoxina fue aplicada sin mayores recaudos metodológicos científicos" y también "es cierto que las aplicaciones hechas de crotoxina --por lo menos queda evidenciado en el caso de Vidal-- no medió otro intento que no fuera el humanitario; que en algunos casos resultó una franca mejoría del paciente tratado".
"No dudo en afirmar --dice Blondi en el fallo-- que fueron razones humanitarias de asistencia a personas enfermas enfrentadas a la muerte sin remedio y sin posibilidad de recibir remedios, conocidos por la medicina hasta hoy. No descarto que exista en el doctor Vidal una confianza intuitiva en las bondades terapéuticas en los venenos ofídicos." (11),
En otro medio periódistico, se destaca: "Certeza: el ex ministro de Salud y Acción Social, Conrado Storani, dijo que la crotoxina demostró su ‘absoluta inutilidad’ para tratar el cáncer", concluyendo que "por su parte, el titular de la cátedra de Oncología de
Remarcando la confusión, otro periódico sostiene "Crotoxina studied gets green light" (El estudio de la crotoxina tiene luz verde) (13),. Esta serie de transcripciones textuales tiene una sola finalidad: demostrar el grado de incertidumbre y desconfianza que puede suscitar la valoración de un mismo acto, desde la absolución de los acusados por el convencimiento de que obraron por "razones humanitarias" hasta "la crotoxina es asesina", tal como lo afirmó uno de los oncólogos más serios y destacados del país.
Ya veremos más adelante cómo por "razones humanitarias" los científicos deben trabajar con seriedad y ética en las investigaciones clínicas, respetando las declaraciones de Nüremberg, Helsinki y Tokio, que no pueden ser ignoradas.
HANSI
En 1990 hace su aparición el método Hansi, ideado por un médico obstetra, el doctor Crescenti, y el fitólogo Hirschmann. Se presentó como un medicamento homeopático (método Homeopático Activador Natural del Sistema Inmune). El presidente de
En 1993 el laboratorio Canovas afirma que el Hansi en realidad está fundado en un producto homeopático para tratamientos veterinarios: CANOVAS 200, el cual le fue provisto al Sr. Hirschmann quien a su vez lo solicitó para un "amigo con cáncer". Por supuesto, es imposible saber la fórmula original de algo que carece de elementos activos, y al decir del abogado de Canovas en un programa televisivo, "si se lo analiza sólo se encuentra agua y alcohol". Por lo tanto, el Hansi original quedará en una discusión teórica. En ese mismo año se produce una fractura entre Crescenti y Hirschmann: este último sostiene que el primero habría modificado la fórmula original.
Además de la vía oral, se han administrado otras formas farmacéuticas: inyectables, nebulizaciones, etc. Se produce en farmacias seleccionadas, su formulación permanece desconocida y se ignora su mecanismo de acción. Los pacientes han presentado complicaciones relacionadas con este tratamiento, especialmente infecciosas: abcesos, empiemas y sepsis. Así como hematomas y dolor en el sitio de inyección. Se han cultivado frascos cerrados y abiertos encontrándose diferentes gérmenes: Candida Sp, Acinetobacter Sp, Enterobacter agglomerans. En uno de nuestros pacientes bajo este tratamiento observamos síndrome Cushing. También observamos progresión de la enfermedad hasta un estado de incurabilidad en dos casos de pacientes portadores de tumores potencialmente curables, quienes se ne-garon a recibir tratamientos convencionales. No hemos podido observar ningún beneficio objetivo relacionado con su administración cuando los pacientes recibieron sólo Hansi. En aquellos pacientes que recibieron Hansi y tratamientos convencionales, no hemos podido objetivar beneficios diferentes a los del trata-miento convencional solo en términos de eficacia o tolerancia.
ANÁLISIS CRÍTICO
Independientemente del lugar en el cual se produzcan, todos los tratamientos o medicinas alternativas tienen algunos puntos en común:
1- Traslado de la hipótesis a la práctica sin contrastarla con la realidad mediante una experimentación adecuada.
2- Modificación del tipo de tratamiento según la percepción social del progreso científico. Es muy interesante ver cómo en la década del 20 predominaron los tratamientos con "energías", en la del 50 con "aparatos", en la del 70 con "drogas" y en la del 80 con "terapias naturales". Esta suerte de capacidad camaleónica hace que se reciclen muchos de ellos.
3- Explicaciones simplistas de los fenómenos que facilitan la comprensión popular.
4- Falta de distinción entre tipo tumoral, estadios, localizaciones, condiciones clínicas asociadas, etc. y la asunción de la enfermedad como síntoma de un trastorno subyacente fácil de resolver.
5- Conceptualización de los tratamientos médicos como severamente tóxicos e ineficaces ("la batalla contra el cáncer está perdida", "la toxicidad de la quimioterapia es mortal", "luego de la cirugía el tumor se incendió").
6- Eficacia de sus tratamientos mediante el "testimonio" de pacientes "curados", muchos de ellos mal estudiados desde el inicio y algunos probablemente sin cáncer.
7- Gran difusión por los medios de comunicación social.
8- Denominaciones que facilitan su aceptación y dificultan su análisis: medicinas no ortodoxas, no probadas, alternativas, paramedicinas, holísticas, complementarias, etc.
9- Inocuidad aparente de sus prácticas.
CAUSAS DE BÚSQUEDA DE LOS TRATAMIENTOS ALTERNATIVOS
Lo más impactante del informe elaborado por Cassileth y col., luego corroborado por otros (entre ellos el informe de Ferro y Cuello), es el elevado nivel socio-económico-educacional de quienes recurren a estos tratamientos, en contraposición con el arquetipo de persona que consulta a un "curandero". La pregunta surge entonces naturalmente: ¿por qué una persona que tiene a mano la posibilidad de informarse adecuadamente acude a tratamientos fundados en la mentalidad mágica, en muchos casos convencida de la falacia de las argumentaciones y aun en la certeza del engaño?
Las respuestas son variadas así que esbozaremos algunas de las causas probables:
1- TEMOR Y DESESPERACIÓN: las connotaciones de la palabra cáncer son sufrimiento, dolor y muerte. Por lo tanto, cuando alguien recibe este diagnóstico sufre un shock muy importante, aún cuan-do globalmente el 50% de los pacientes se cure. Esta situación lo lleva a obrar con temor a morirse provocando reacciones que van del pánico a la sobreadaptación. Una de las presiones más influyentes son las de "hacer todo", quedando la persona expuesta a realizar lo que está probado y también los fraudes.
2- ABANDONO MÉDICO: puede re-sumirse en la célebre frase "no hay nada más que hacer". En realidad la medicina tiene siempre un quehacer con quienes se van a curar y también con los pacientes incurables. El acompañamiento del paciente y la familia, el control de síntomas, la asistencia de la muerte y la atención de los familiares durante el duelo son tareas médicas que deben llevarse a cabo siempre.
3- PRESIÓN FAMILIAR Y SOCIAL: una de las razones esbozadas para explicar la existencia de las "medicinas alternativas" consiste en la "teoría conspirativa", que propone la existencia de un "establishment" oficial que persigue y excluye a quienes no acatan sus normas o niegan las explicaciones aceptadas. En realidad esta visión de la ciencia como un tribunal de
4- FALSAS EXPECTATIVAS: aun cuan-do a veces quienes practican este tipo de medicina niegan explícitamente la posibilidad de obtener beneficios en términos de curación o sobrevida, siempre sugieren beneficios en cuanto a la calidad de vida. Por lo tanto la mayoría de los pacientes tienen la esperanza de verse al menos aliviados en la toxicidad de los tratamientos, o beneficiados en el control de los síntomas. En nuestra experiencia, aproximadamente 1 de cada 5 pacientes (18%) consideraba a estos tratamientos con posibilidad de curarles.
5- INOCUIDAD: es la base de la elección mencionada por la mayoría de los pacientes, expresada como "a lo sumo no me hará nada". Sin embargo el 40% de los pacientes abandonan tratamientos convencionales beneficiosos en términos de curación, sobrevida y paliación. También está demostrado que algunas de estas prácticas tienen toxicidad intrínseca: desnutrición, anemia, descompensación electrolítica (6), Un número importante de pacientes abandona estos tratamientos cuando se entera de los posibles efectos colaterales.
CAUSAS DE PRÁCTICA
Si el primer punto a resaltar en el estudio de Cassileth fue el perfil de los pacientes, el segundo fue el de quienes administraron los tratamientos: en su mayoría eran médicos y algunos de ellos con entrenamiento en investigación básica o clínica. La pregunta natural es ¿por qué estos médicos han recurrido a estas prácticas no científicas? Hay también varias respuestas, algunas de ellas son:
1- MESIANISMO: en algunas circunstancias consideran que han llegado a una "revelación" de un "tipo de cura", y deben ponerla en práctica sin necesidad de de-mostración, pues la vía por la cual la recibieron transciende el conocimiento científico. En el caso concreto de las medicinas parasitarias y tomando como ejemplo a la terapia floral, ésta le fue "revelada divina-mente" a Bach (14).
2- INGENUIDAD: algunos han llegado a una concepción "holística" de todas las patologías y aúnan etiología, patogenia y terapéutica. No distinguen prácticamente a las patologías entre sí e idean un trata-miento mágico capaz de restaurar la salud en todos los casos. En general, detrás de estas concepciones "ingenuas" hay una gran ignorancia y falta de preparación. A tal punto que, rastreando algunas de las hipótesis esbozadas por los charlatanes podemos retroceder milenios y encontrar al autor de la idea original, la cual ha sido criticada, contrastada, perfeccionada y superada varias veces a lo largo de la historia.
3- DOLO: un número muy importante de quienes realizan estas prácticas persiguen un beneficio económico y están convencidos de la ineficacia de las mismas. Fundamentan su quehacer en que no engañan a nadie, pues no son responsables de las expectativas generadas. Sin embargo no debe olvidarse que un paciente o un familiar de un enfermo con cáncer tienen severamente condicionada su libertad en el momento de elegir un tratamiento.
4- INOCUIDAD: la mayoría de los médicos que asumen estas prácticas están convencidos de que "a lo sumo no hará nada". Puesto que muchos de los pacientes no se van a curar, los médicos están moralmente autorizados a brindar un "placebo".
CAUSAS DE TOLERANCIA
Muchos de los pacientes que realizan estos tratamientos están o han estado bajo la atención de un médico que no los administra, pero tolera su administración. ¿Por qué se aceptan estos tratamientos?
1- IGNORANCIA: la mayoría conoce la toxicidad y las contraindicaciones de los tratamientos médicos, pero desconoce las toxicidades de los "tratamientos alter-nativos" permitiéndolos con un "...quién sabe... tal vez sea beneficioso...". Esto es inaceptable para su práctica, pero lo tolera en la del otro.
2- INGENUIDAD: muchos aceptan teo-rías que tienen uno o dos puntos ciertos y un sinnúmero de afirmaciones no probadas para justificar los tratamientos alternativos. Es particularmente importante distinguir todas las afirmaciones de un charlatán, pues el problema no está en que diga dos o tres cosas ciertas sino en las conclusiones erróneas, en las hipótesis infundadas, o en las mentiras con las que justifica su práctica. Quizás el consejo más útil para un médico consultado sobre la práctica de un charlatán --en un tema que no sea de su especialidad-- sea abstenerse de responder hasta analizar adecuadamente el tema.
3-INOCUIDAD: quienes toleran estos tratamientos están convencidos de que "a lo sumo no hará nada".
ESTUDIO DE
Como puede observarse, hay un punto de coincidencia entre los pacientes que buscan estos tratamientos, los que los administran, y los que los toleran: la inocuidad.
Por ello, antes de discutir la eficacia y las maneras de comprobarla, los médicos tenemos la obligación de analizar estos tratamientos en forma rigurosa en relación a su inocuidad. Es lo primero que tienen que demostrar quienes los sugieren.
El concepto de inocuidad hace referencia a la falta de efectos indeseables de un tratamiento determinado. El ejemplo médico por excelencia es el del placebo: medicación destinada a dar placer a un paciente, a complacer, más que a brindar un beneficio específico (15).
Hay una vieja tradición médica en torno a la administración de placebos: la primera condición es que no deben causar daño, siguiendo la máxima hipocrática (primero no dañar) y la ética médica. Sin embargo, como ya hemos visto, hay evidencias de que el 40% de los pacientes abandona tratamientos médicos con chances de curación o paliación. ¿Hasta qué punto son responsables de la elección equivocada de los enfermos los que administran estos tratamientos alternativos?
También son conocidos efectos nocivos para algunas de estas medicaciones. ¿Les son comunicadas a los pacientes estas circunstancias por quienes administran estos tratamientos?
La administración de sustancias por vías parenterales (inyectables) en pacientes bajo tratamiento quimioterápico, que disminuye las defensas (bajas de glóbulos blancos) y predispone al sangrado (bajas de plaquetas), facilita en los pacientes infecciones y sangrado. Quienes propugnan su empleo en forma simultánea ¿son concientes del riesgo al cual someten a sus pacientes?
ESTUDIO DE
Todo tratamiento debe ser considerado desde la ecuación costo/beneficio; el costo hace referencia a la toxicidad y el beneficio es contemplado como las expectativas reales de curación, sobrevida, o paleación . Cuando el objetivo es la curación o la prolongación de la sobrevida es posible atravesar momentos de "malestar" en la consecución de estas metas. Es por ello que aceptamos operarnos, realizar quimioterapia, radioterapia, etc. Cuando los fines antes citados no son asequibles, la terapia debe tender al control de los síntomas.
Desde 1970 hay un movimiento mundial en la administración de tratamientos paliativos en los pacientes incurables. Se han desarrollado métodos claros de evaluación de control de síntomas; sin embargo ninguno de los métodos alternativos ha aplicado esta metodología para sustentar su eficacia. ¿Por qué no han procurado con-vencer al resto de los médicos de los notables beneficios en el control de síntomas que ofrecen sus tratamientos, en lugar de convencer a los pacientes, quienes carecen del conocimiento técnico suficiente para discernir lo cierto de lo falso?
Desde 1945 (luego de las experimentaciones humanas en los campos de concentración) la comunidad médica mundial --primero en Helsinki y luego en Tokio-- ha sentado las bases éticas de la experimentación humana. En el caso de los tratamientos antitumorales está especificado que todos los posibles medicamentos deben atravesar las siguientes fases de investigación:
-Fase 0: eficacia antitumoral en cultivos de tejidos y tumores animales.
-Fase I: toxicidad humana (voluntarios sanos y pacientes terminales)
-Fase II: eficacia antitumoral
-Fase III: comparación con tratamientos standard
-Fase IV: evaluación de efectos secundarios a largo plazo.
Esto es visto por algunos como una traba burocrática al desarrollo de las investigaciones médicas; sin embargo, es la defensa más importante de los derechos humanos, respetando la dignidad de la persona durante las investigaciones.
La ciencia expresa los beneficios de un tratamiento en términos indudables de beneficios para la vida de una persona. Así que un tratamiento oncológico cura cuando es capaz de restaurar la salud a un paciente brindándole las mismas expectativas de vida de aquel a quien no afectó la enfermedad (esto se puede realizar con recuperación completa de las funciones o con algún grado de minusvalía). Esto se traduce en un mayor número de pacientes vivos a lo largo del tiempo.
Se dice que un tratamiento prolonga la sobrevida cuando los pacientes tratados viven más tiempo en relación a aquellos no tratados, aun cuando en definitiva mueren de la misma enfermedad (p.ej: diabetes); esto se traduce en un mayor tiempo de sobrevida.
Se dice que un tratamiento es paliativo cuando los pacientes controlan los síntomas ocasionados por la enfermedad (p.ej: dolor); esto se traduce en una mejor calidad de vida.
Estos tres elementos, a saber, mayor cantidad de pacientes vivos, mayor cantidad de tiempo de vida, y mejor calidad de vida, tienen correlatos objetivos en todos los tratamientos que científicamente han demostrado ser los mejores. Quienes realizan tratamientos alternativos ¿han demostrado algún beneficio en términos de curaciones, tiempo de sobrevida o calidad de vida, o, por el contrario, se limitan a presentar casos individuales habitualmente tratados en forma simultánea con varias medicaciones?
Para que un medicamento sea considerado eficaz en asociación con otro, debe primero ser útil por sí solo. En caso contrario debe demostrar de qué manera colabora en aumentar la eficacia del medicamento probado: rescatando su toxicidad, modificando su metabolización, aumentando su actividad, etc. Si la asociación no es superior a la droga útil sola, se considera que el medicamento asociado no cumple función alguna y se lo considera parásito.
Así también, muchos tratamientos alter-nativos se presentan como "complementarios". Sin embargo, cuando se analizan sus efectos se demuestra que sólo son parásitos del tratamiento efectivo.
A pesar de todas estas argumentaciones --que no son nuevas-- se siguen administrando medicinas no probadas, y la gente sigue solicitándolas.
Es razonable pensar en la necesidad de "hacerlo todo" cuando se busca el fundamento de esta actitud, y entre esos quehaceres del "hacerlo todo" está la magia; es también razonable asumir que al buscar la magia o la mentira se requiera del mago o del mentiroso para su aplicación. De tal modo la contención se obtiene mediante la administración simultánea de los contrarios: la medicina y la no medicina al mismo tiempo. Si esto es así e inmodificable, el problema es insoluble.
Es esperable que la situación empeore sin una actitud crítica y sin una educación popular en lo que concierne a estos temas. Desde la crítica social se puede ver el re-surgimiento de la mentalidad mágica como un signo de enfermedad social: la in-cultura o la anticultura. En un artículo reciente, Mario Bunge afirma: "para muchos (la ciencia) aparece como el villano responsable de la carrera armamentista, la degradación del medio ambiente y el desempleo", y más adelante sostiene que "dos tercios de los adultos británicos creen que el Sol gira alrededor de
En este contexto, las "medicinas parasitarias" forman solamente parte del anecdotario.
Además, nuestro país ofrece como rasgos sobresalientes haber producido oficialmente la crotoxina y la impunidad para quienes aplican estos tratamientos.
Desde una perspectiva autocrítica, uno puede ver esta clase de "medicina" como un síntoma de la enfermedad de la propia ciencia y el arte médicos: mala calidad de la enseñanza universitaria, sobrepoblación profesional, déficit en la formación de posgrado, desilusión de la práctica médica, falta de reconocimiento social y económico de la tarea asistencial, deshumanización del acto médico, pérdida de la vocación, siendo ésta reemplazada por el comercio de la medicina, etcétera. Cada uno de estos puntos merecería un apartado especial para su análisis. Sin embargo, es ilusorio pensar que en las "medicinas alternativas" encontraremos las soluciones, ya que ellas son consecuencia de las fallas enumeradas.
PERSPECTIVAS
¿Qué se puede hacer desde el punto de vista científico? Lo primero y más importante es tomarlas en serio; esto significa que, sin estudiarlas, no podremos aconsejar adecuadamente a nuestros enfermos. Debemos respetar la autonomía de los pacientes. Nuestro deber es estar seguros de la libertad con la cual eligen: ¿Por qué eligen? ¿Qué saben de aquello a lo cual van a someterse? ¿Conocen los efectos indeseables? ¿Qué esperan del tratamiento alternativo? ¿Se sienten presionados por algún motivo?
Debemos respetar nuestra propia autonomía. Si estamos convencidos de la morbilidad, acrecentada por la aplicación simultánea del tratamiento que aconsejamos, debemos negarnos a administrarlo de esa manera, y que sea el paciente quien elija el tratamiento que desea recibir.
¿Es posible estudiar las medicinas parásitas científicamente? Así lo consideran
1) Estudios in vitro de los tratamientos propuestos para analizar su eficacia antitumoral.
2) En aquellos pacientes sin alternativas terapéuticas standard, y que estén bajo algún tratamiento alternativo, estudio de reducción de dosis a doble ciego para comprobar su efecto placebo.
Pero quizá lo más importante sea permanecer siempre abiertos al diálogo con nuestros enfermos y estimular su sano escepticismo ante afirmaciones no comprobadas.
A MODO DE CONCLUSIONES
1) Aproximadamente la mitad de los pacientes reciben algún tipo de tratamiento no convencional a lo largo de una enfermedad oncológica.
2) Es necesario observar con detenimiento a las "medicinas parasitarias", especialmente en lo que concierne a la inocuidad de sus prácticas.
3) La única actitud médica con posibilidades de éxito es el respeto y el diálogo con los pacientes.
4) Es necesario exigir idoneidad y rigurosidad en todos los ensayos clínicos.
5) No hay razón alguna para permitir que quienes practican medicinas no proba-das pasen por alto las obligaciones morales inherentes a cualquier práctica médica.
6) Deben realizarse todos los esfuerzos necesarios para informar a la comunidad sobre los riesgos presentes en los tratamientos realizados por charlatanes. EOE
NOTAS:
(*) Como su nombre es precedido por Cl. algunos traducen Cl. por Claudio, pero en reali-dad es una contracción de la palabra "Clarissimus": iluminado).
(**) New England Journal of Medicine, 28 de enero de 1993.
BIBLIOGRAFÍA:
1) Laín Entralgo, Pedro; Historia de la medicina, Salvat Ed. S. A., 1979
2) Bernal, John D.; Historia social de la ciencia, 1/La ciencia en la historia, Ed. Península, 5ª Ed., 1979.
3) Bernal, John D.; Historia social de la ciencia, 2/La ciencia en nuestro tiempo, Ed. Península, 6ª Ed., 1991.
4) Cohen, I. Bernard; Revolución en la ciencia, Ed. Gedisa S. A., 1989.
5) Einsenberg, D. M., Kessler, R. C., Foster, C. & col.; Unconventional Medicine in the United States, New England Journal of Medicine, 328: 246-252, 1993.
6) Cassileth, B. R., Brown, H.; Unorthodox Cancer Medicine, en Cancer Investigation, 4: 591-598, 1986.
7) Mc Ginnis, L. S.; Alternative therapies, 1990. An Overview, en Cancer, 67: 1788-92, 1991.
8) Grossenbacher, B., Hauser, S.P.; Ernährung und therapeutische Diäten bei Krebs-patienten. Bern: Huber. 1992.
9) Ferro, N., Cuello G.; Extensión e impacto de los tratamientos alternativos (TA). Abstracto 36. XII Jornadas de Trabajo de
10) Olson, K.B.; Drugs, Cancer and Charlatans, en Horton J., Hill G.J. (Editores), en Cli-nical Oncology,
11) En Clarín, 4 de marzo de 1993.
12) En
13) En Buenos Aires Herald, 4 de marzo de 1993.
14) Saraví, F.; Dígalo con flores: la medicina floral del Dr. Edward Bach, en EOE, Año 2, Nº 5, pág. 4-10, 1992.
15) Skinner, Henry A.; The Origin of Medical Terms. Williams and Wilkins Co. Baltimore, 1961.
16) Bunge, M.; La percepción popular de la ciencia en Norteamérica, en EOE, Vol 1, Nº 2, Suplemento especial, 1991.
4 comentarios:
Muy buena nota, viene bien recordar artículos memorables de El Ojo Escéptico.
Que interesante que el artículo tenga vigencia, y eso es porque las pseudociencias son estáticas. Todavía se vende el método HANSI y la crotoxina del criminal de Vidal.
CARLOS Q.
Hola Carlos: Quizás recuerdes que, hasta que lo descubriera "Telenoche Investiga", Vidal seguía vendiendo crotoxina, nada menos que en el museo Benardino Rivadavia =:-o
No sé si hubo algún sancionado por ésto, después Vidal murió pero el negocio continuaba por internet :-(
Me parece que su comentario es arbitrariamente parcial. Me da verguenza ver como alguien puede eximir a la medicina "seria y cientifica" de todas las aberraciones que se cometen a diario con pacientes que funcionan como verdaderos conejillos de indias .¿ Es Ud medico ? o trabaja en algun hospital o laboratorio? , sabe algo de investigacion en farmacos? Su revision bibliografica deja fuera un aspecto fundamental . Los seres humanos no somos estadisticas ni numeros ,Ud debe saber que la radioterapia y quimiotaerapia que tanto avala no solo mata pacientes sino que los deja en condiciones deplorables.
Toda ciencia fue en un principio sudociencia es cosa de revisar un poco de historia. Y cualquier metodo que busque tratar a un paciente de manera holistica y que por sobre todo no le perjudique mas sera, bianvenido para los que trabajamos a diario con personas.
Que pena que artículos así no tengan más llegada.
Con su permiso haré Ctrl + C
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