La capacidad numérica varía ampliamente entre las personas , pero a pesar de esa variabilidad se ha podido establecer en diversos estudios de cognición numérica que la mayoría de los individuos tienden a compensar la falta de habilidad numérica con distorsiones sistemáticas
Por ejemplo en la estimación de cantidades, a menudo las subestimamos o sobreestimamos , especialmente cuando se trata de números grandes o abstractos.
En los cálculos de probabilidad y riesgo, tendemos a sobreestimar la probabilidad de eventos raros y dramáticos, y a subestimar la probabilidad de eventos más comunes pero menos visibles.
A menudo malinterpretamos los porcentajes y no comprendemos completamente su significado en su contexto.
Además nos resulta difícil identificar las causas y efectos reales de los eventos (razonamiento causal) , y podemos ser influenciados por correlaciones espurias.
Estos errores sistemáticos en el razonamiento, conocidos como sesgos cognitivos estadísticos, surgen cuando hacemos juicios intuitivos en lugar de análisis objetivos basados en hechos y cifras, lo que es muy común en nuestra vida cotidiana. Tales sesgos pueden llevarnos a conclusiones erróneas y malas decisiones si es que no somos conscientes de ellos .
Sesgos cognitivos basados en estadísticas y probabilidades
El Profesor Steven Novella en Your Deceptive Mind: A Scientific Guide to Critical Thinking Skills nos muestra algunos de los sesgos cognitivos más comunes relacionados con las estadísticas y las probabilidades, y cómo estos pueden afectar nuestra vida diaria.
1. La heurística de disponibilidad
Solemos aferrarnos a ejemplos que están disponibles para nosotros y de los que somos conscientes. Tenemos una tendencia natural a sobreestimar la probabilidad de eventos que hemos visto o que son fácilmente recordables. Por ejemplo, si vemos en un noticiero un video dramático de un ataque de tiburón , es más probable que creamos que los ataques de tiburón son comunes y peligrosos, aunque de hecho sean bastante raros.
2. Preocuparse por riesgos insignificantes
A menudo nos preocupamos por riesgos insignificantes que son más dramáticos o que están relacionados con algún miedo arraigado en nosotros (por ejemplo, caída de aviones) , mientras que ignoramos riesgos mucho más probables y reales que son menos llamativos para captar nuestra atención o que aparecen mucho menos en los medios (por ejemplo, accidentes domésticos) . Esto se debe a que nuestro cerebro está cableado para prestar atención a las amenazas potenciales, y los eventos dramáticos y aterradores activan nuestro sistema de alerta con mayor facilidad.
3. La falacia del jugador: jugando con dinero "prestado"
En los casinos, un error común es caer en la falacia del jugador. Creemos que, como hemos ganado, las probabilidades a nuestro favor aumentan y podemos apostar más sin riesgo, por lo tanto tendemos a apostar más a medida que vamos ganando.Esto se debe a que tenemos la sensación de que no estamos jugando con nuestro propio dinero, sino con el dinero que ganamos en el casino. Sin embargo, las probabilidades en cada tirada de dados o giro de la ruleta son independientes del resultado anterior. La falsa sensación de que estamos apostando con ganancias y no con nuestro propio dinero, nos lleva a tomar decisiones más arriesgadas y a apostar más en cada juego.
Vinculado con el efecto anterior está el hecho de que después de haber perdido, tendemos a aumentar nuestras apuestas para recuperar nuestras pérdidas. Este comportamiento, conocido como efecto del equilibrio,
se basa en la aversión a la pérdida, que nos hace sentir más el haber perdido, que la alegría de ganar.
Al apostar durante un período de tiempo, a veces se gana y otras se pierde, lo cual ocurre al azar . Ganar y perder esencialmente ocurrirán en un patrón aleatorio. Cuando un jugador está ganando,puede seguir jugando hasta que comience a perder. Sin embargo, cuando un jugador está perdiendo, sino se retira , en algún momento se quedará sin dinero.
Los jugadores tienen un límite de dinero finito, mientras que el casino tiene recursos ilimitados. Esto significa que, incluso si las probabilidades fueran completamente justas, la casa siempre ganaría a largo plazo
porque los jugadores eventualmente se quedan sin dinero.
Incluso si no hubiera ninguna ventaja estadística para la banca, los casinos aún ganarían mucho dinero porque existe lo que los estadísticos llaman un "muro de absorción"
4 . La falacia de la tasa base
Al evaluar la probabilidad de un evento, a menudo ignoramos la prevalencia general
de ese evento, lo que nos lleva a sobrestimar la precisión de las pruebas, especialmente cuando la enfermedad que se busca es rara.
Imagina que Juan se realiza una prueba de alergia a los gatos. La prueba tiene una tasa de falsos positivos del 1%, lo que significa que de cada 100 personas que no son alérgicas a los gatos, 1 dará un resultado falso positivo . La prueba también tiene una tasa de falsos negativos del 1%, lo que significa que de cada 100 personas que sí son alérgicas a los gatos, 1 dará un resultado negativo falso.
Si a A Juan le sale un resultado positivo en la prueba, intuitivamente, se podría pensar que tiene un 99% de probabilidades de ser alérgico a los gatos, ya que la prueba tiene una precisión del 99%.
Sin embargo, este razonamiento ignora la tasa base de alergias a los gatos. Si solo el 1% de las personas son alérgicas a los gatos, entonces:
- De cada 100 personas que se hacen la prueba:
- 1 será alérgica a los gatos y dará positivo verdadero.
- 99 no serán alérgicas a los gatos, pero 1 dará un falso positivo.
- Habrá 10 resultados positivos falsos por cada resultado positivo verdadero.
Por lo tanto, la probabilidad real de que Juan sea alérgico a los gatos, a pesar de su resultado positivo en la prueba, es solo de alrededor del 9.09%.
La falacia de la tasa base ocurre cuando nos enfocamos en la precisión de la prueba (99%) y olvidamos la prevalencia general de la condición o afección (en éste caso la alergia) (1%). Al considerar la tasa base, podemos tomar decisiones más informadas sobre nuestra salud y evitar caer en esta falacia común.La tasa base no es una regla absoluta, pero sí es un factor crucial que debemos considerar al interpretar los resultados de cualquier prueba.
Esto tiene grandes implicaciones para los programas de detección. En la población general, la tasa de falsos positivos puede superar ampliamente la tasa de verdaderos positivos, dependiendo de la tasa base de la enfermedad que corresponda. Esto puede llevar a pruebas de seguimiento que pueden
ser más invasivas y más arriesgadas que la prueba de detección que se está
recomendando.
Puede causar más daño con pruebas y tratamientos innecesarios que el beneficio de una detección temprana.
Esto puede parecer contraintuitivo: ¿Cómo podría un programa de detección temprana de enfermedades realmente perjudicar a las personas? Cuando la tasa base es lo suficientemente baja, la tasa de falsos positivos puede superar ampliamente la tasa de verdaderos positivos, lo que conlleva consecuencias no deseadas de complicaciones y efectos secundarios debido a pruebas y tratamientos adicionales que resultan de esos falsos positivos. Al diseñar un programa de detección, siempre es necesario considerar la tasa base.
La falacia de la tasa base ocurre cuando nos enfocamos en la especificidad de una prueba o evento (por dar otro ejemplo, un resultado positivo en una prueba de embarazo) y olvidamos la prevalencia general
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