24.3.17

Prefacios del Tratado de Metapsíquica de Charles Richet (II)




Prefacio de la segunda edición francesa


He completado la primera edición de este libro con la exposición de diversas experiencias nuevas, hechas por mí y por otros autores, referentes a criptestesia y ectoplasmia. Los recientes experimentos realizados con Stephane Ossovietzki son tan decisivos, que no permiten la más pequeña incertidumbre en la cuestión de la criptestesia.

Se me ha dirigido un reproche , del cual reconozco toda la importancia: que las numerosas experiencias u observaciones indicadas en mi libro han tenido que resumirse, sintetizándolas, por decirlo así, lo que les resta una gran fuerza probatoria. Las múltiples advertencias que refiero han sido acortadas, mutiladas, y esto es lamentable, porque cuando un relato es completo, puede ser muy demostrativo, pero pierde esta cualidad a medida que se lo resume.

Lo anterior es muy cierto. Pero debía elegir entre dos métodos: descripción de pocos hechos, escogidos con cuidado y expuestos con todos sus múltiples y convincentes detalles o bien la acumulación de numerosos eventos, diversos, interesantes tanto por su multiplicidad como por su variedad. He preferido el segundo método, porque es evidente que las personas que deseen entrar más adelante en los detalles de tal o cual experimento o de determinada monición, podrán referirse a las fuentes de origen que en cada caso tengo el cuidado de indicar. Así, la falta de noticias no es más que aparente, pues se puede suplir o completar con facilidad.

Se me ha dicho, además -pero yo tomo a esta crítica como un elogio- que me he abstenido demasiado de teorías, y que, mencionando hechos sin concluir nada de ellos, he sido llevado a enojosas contradicciones.  Ciertamente, habría podido evitarlas, presentando una teoría amañada, suprimiendo lo embarazosos, ampliando lo favorable, disimulando los argumentos molestos y transformando las pruebas a medias en pruebas completas. Así, las objeciones que se me han dirigido apenas me han molestado, porque me las hice a mí mismo quizás con más severidad que como lo podrían haberlo hecho  mis críticos. En realidad, la metapsíquica se encuentra todavía en sus comienzos, y actualmente, toda teoría completa, metódica, inexorable, está condenada a no ser más que un doloroso error.

Y no hablo, por supuesto, de las críticas injustas, incompletas, sin base alguna. En el Mercure de France se cita la experiencia F.N.T.B.T (pagina 208 de la obra) y se la encuentra desdichadísima. Pero el autor anónimo que me critica, ha suprimido sencillamente todo esto: “Si indico esta experiencia, que junto a los brillantes experimentos que he mencionado más arriba, es atrozmente mediocre, no es porque de importancia a la misma, sino para mostrar que el experimento es de gran utilidad.”
En consecuencia, afirmo que el experimento es atrozmente  (digo atrozmente) mediocre, que no quiero hacer caso del mismo, que lo expongo solamente para ilustrar la aplicación del cálculo de probabilidades. Y sin mencionar éstas reservas, hay quien me las reprocha! Muchas críticas tienen el mismo valor. Es inútil insistir.

Ernesto Bozzano, cuya opinión me interesa mucho, me ha reprochado severamente haber separado la metapsíquica objetiva de la subjetiva, porque según él, estos dos capítulos están en realidad confundidos frecuentemente.

No puedo compartir ésta opinión. Me parece al contrario que, cuando menos desde el punto de vista didáctico, esta separación constituye un incontestable progreso. Desde luego, entre los diversos médiums, la especialización es marcada. Eusapia palladino, por ejemplo, y Martha Beraud son mediums de efectos físicos exclusivamente. Y no sé que la Sra. Piper haya producido jamás fenómenos físicos materiales.

Es verdad que a veces ciertos médiums, como Home, Kluski, Stanton Moses y Madame Esperance están dotados de ambas tipos de manifestaciones, pero no hay razón para considerarlas fatalmente ligadas una con otra. La producción de luces o de ectoplasmas es extremadamente rara, mientras que muchas personas, hipnotizables o no, tienen destellos de lucidez. Estas pasajeras criptestesias, irregulares, intermitentes, imperfectas, son muy comunes. Casi me atrevería a afirmar que nadie ha dejado de tenerlas en el transcurso de su vida. 

Algo muy distintoocurre con los ectoplasmas, porque hoy en día probablemente no haya en el mundo veinte personas  capaces de obtener a distancia algún efecto sobre la materia, salvo quizás para los raps , cuyo estudio sería , no obstante, necesario proseguir con mucho mas cuidado que lo que se ha hecho hasta ahora.

Además, los métodos de investigación para las dos metapsíquicas son enteramente diferentes, y esto debería bastar para justificar nuestra casificación.

De todos modos, estoy por creer que uno de los resultados esenciales de mi libro es haber establecido claramente la necesariedad de tal distinción.

Lo que concedo de buena gana a Bozzano es que los progresos de la ciencia metapsíquica conducirán quizás a establecer una estrecha relación entre estas dos clases de fenómenos que hasta el presente están separados. Nada parece menos intelectual, salvo raras excepciones, que los groseros fenómenos de ectiplasmia, monótonos, desprovistos no sólo de todo sentido, sino de todo buen sentido.

Definitivamente, en la opinión casi unánime de todos los críticos, dandose cuenta de ello o no, se ha efectuado completamente la disociación entre la metapsíquica objetiva y la subjetiva, y el juicio resultante puede ser muy diferente, como lo es en efecto.

1º) Se aceptan los hechos de la metapsíquica subjetiva.
2º) Se discuten, y en general se niegan, los hechos de la metapsíquica objetiva.

I.                    
Los fenómenos de lucidez, de telepatía, de criptestesia, de moniciones objetivas, son en efecto tan numerosos, tan probatorios, que no existe posibilidad de negarlos. Después de Alexis Dider, después de la Sra. Piper, de Mad. Leonard y de centenares de otros ejemplos, existen los casos de Mad. Briffaut y sobre todo de Ossovietzki, que son decisivos.
Tal vez la opinión haya sido preparada para la metapsíquica subjetiva, debido a la la hipótesis de la telepatía  que fue  acogida con algún favor desde sus comienzos y convertida casi en popular, o bien por los asombrosos fenómenos de la telegrafía inhalámbrica.

El caso es que en la actualidad casi no hay oposición intransigente a ésta proposición – que he presentado y que presento nuevamente, bajo la forma más simplificada- que excluye toda hipótesis espiritista y de otra naturaleza:
La naturaleza humana  tiene procedimientos de conocimiento diferentes de los sentidos normales.
Un crítico mordaz, del cual no se puede negar la malevolencia hacia nosotros, M. Leon Daudet, ha dicho poco mas o menos-lo cito de memoria- que no rehúsa de ninguna manera admitir  esta extensión dada a la inteligencia humana.  Es de esta manera, aproximadamente, como se piensa en general, de suerte que las indignaciones, las burlas y las críticas se han dirigido contra la metapsíquica objetiva, los ectoplasmas y los fantasmas.  Nada, o casi nada se ha dicho contra la lucidez y la criptestesia.
Este es un hecho para considerar cuya importancia no debemos disimular.

Cuando se presentan al público, científico o no, hechos tan nuevos y singulares como los metapsíquicos, puede darse por segura una ardiente oposción.  Bastante se ha logrado con haber hecho aceptar la mitad de las nuevas concepciones. Esta primera mitad se encuentra casi fuera de discusión. No seguramente, porque se le hubiere declarado verdad científica oficialmente reconocida, sino porque se alla sobre ella y dejan de oponérsele más sarcasmos y negaciones.

Si mi libro hubiese tenido por único resultado hacer entrar en la ciencia positiva  estos datos revolucionarios de que existen  en el universo vibraciones desconocidas que obran sobre el organismo humano  para determinar en la inteligencia determinados conocimientos que los sentidos normales no pueden llevarle, pensaría haber realizado una labor útil. En el día de hoy ese consentimiento no es preciso que sea formal, con que aquella aprobación  sea tácita, es suficiente.

En suma, no he insistir en  defender más ésta proposición , que repito para poder caracterizarla mejor y hacer comprender su alcance:
Existen vibraciones (fuerzas) en el universo que conmueven nuestra sensibilidad  y determinan ciertos conocimientos  de la realidad que nuestros sentidos normales  no han podido registrar.

Esto, aunque no lo quiera el Sr. Bozzano, no es sólo una hipótesis, sino un hecho. No soy de los que dicen :un hecho no es nada en tanto que no se le pueda dar explicación o una teoría en que encaje. Opino, al contrario, que este dato nuevo y formidable, es una revolución en la psicología ¿Quién sabe si no irá aún más lejos?

Hasta el presente, todo el esfuerzo de la ciencia había sido para probar el hecho; en adelante estará permitido buscar las modalidades, trazar los límites, profundizar las condiciones.  Limitándose a la Psicología, sin aventurarse en la Física general o en la sociología, se presiente que estamos al borde de una ciencia nueva. Esto-como ya hemos dicho- es algo formidable. Toda a psicología va a ser modificada por completo y no podemos prever las consecuencias.

Lo que la ciencia tiene de admirable es que, a medida que se separan cada uno de los eslabones de la enorme cadena de misterios , aparecen otros cuya rareza  e iter´s no son presentidos por nuestra débil intelectualidad. Cada progreso científico es una entrada en lo imprevisto e insondable.

En resumen, parece ser que la metapsíquica subjetiva ha entrado definitivamente en el inexorable cuadro de la ciencia.


II.
Ocurre algo muy diferente en la metapsíquica objetiva.Se comprende muy bien por que esto es así.

Desde luego, los fenómenos objetivos de la metapsíquicanson extremadamente raros, prodigiosamente excepcionales. Son muy pocos los médiums de efectos físicos. Apenas se podría nombrar una docena que hayan sido presentados a comprobaciones rigurosas; de manera que la experimentación no se puede realizar más que sobre un número muy limitado de sujetos en condiciones especiales que se presten con vehemencia a la sospecha de fraude: por ejemplo, la oscuridad. De ello se deriva una conclusión simplista: "no hay más que impostura".

De otra parte, está justificadas las sospechas, porque con frecuencia los grandes mediums convertidos en profesionales, conscientemente o no, se entregan a fraudes.

Además, por emocionante que se el fenómeno de la criptestesia, es quizás menos pasmosomaún que la formación de un fantasma o de un velo que se puede palpar y fotografiar.

No estoy de ninguna manera sorprendido al ver el desencadenamiento general contra la ectoplasmia. El estado anímico del público fue el de Crookes, Morsell, Bottazzi, Ochorowicz y Oliver Lodge, antes que hubiesen experimentado. Fue de hecho el mío durante mucho tiempo. ¿Por qué indignarme al ver a todo el mundo pensar y concluir como habíamos concluído y opinado nosotros?
En todo caso, éste fue un precioso recurso para ciertos periodistas.

Las escapatorias, las chanzas, las murmuraciones de lugares comunes han tenido libre curso. Ciertos periodistas han visto la noble materia a propósito para desplegar la finura de su es`´iritu y la penetración de su juicio. Que no han leído nada de lo escrito sobre la cuestión , huelga el decirlo. Pero al fin y al cabo, ¿cuándo ha habido curiosidad de haber meditado o profundizado para redactar un artículo humorístico?

Este desbordamiento espiritual no tiene , sin embargo, importancia alguna. Es mas serio el hecho de que ciertas experiencias de comprobación han sido desfavorables para algunos fenómenos esenciales de la metapsíquica objetiva.

Nos referimos a las comprobaciones relativas a Nielsen, Miss Goligher, Marthe-Eva Beraud y al fotógrafo E. Hope, de Crew.

No puedo en un prólogo entrar en una discusión que se encontrará expuesta brevemente más adelante. Me limitaré a decir que las experiencias negativas, a menos que no sean en número enorme - ¡y aún!-... no prueban nada.

Una sola experiencia positiva( a condición, por supuesto, de que sea practicada correctamente) importa todo. Por ejemplo, tomo las manos de Eusapia, las levanto muy alto separándolas y durante éste tiempo otra mano me acaricia la cara. Esta es una experiencia positiva. No atino a pensar cómo podría invalidarse diciendo: "cien veces he tenido separadas las manos de Eusapia y no he sentido jamás una tercera mano". Esta negación no prueba nada: sino que sería necesario establecer, como es que  yo, ( lo mismo que Ochorovicz, Myers y Oliver Lodge) , hemos podido caer en una ilusión a tal respecto.

Ciertamente que serán siempre necesarias nuevas experiencias y sujetos extraños y singulares, porque la metapsíquica objetiva no está todav´`ia edificada sobre bases tan firmes como la subjetiva, dependiendo de la rareza extrema de los médiums y la facilidad relativa de fraude. A pesar de todo, creo que no pueden negar algunos de los fenómenos principales.

¿Acaso cuanto hemos visto hasta la actualidad todo ha sido fraude? Si así hubiese ocurrido, estas imposturas habrían comenzado con las pequeñas Fox, las cuales, encontrando en su imaginación que era divertido producir raps fueron seguidas por millares de individuos crédulos y de buena fe que en sesiones particulares los obtuvieron también, sometiéndose todavía a la fantasía primitiva de las niñas. después hubieran seguido con Home, por su capricho de producir una mano fantomática, y por Eusapia, Slade, y Stanton Moses, que también la produjeron. Asimismo porque Eva hubiese cometido la extravagante superchería de hacer salir ectoplamas de su boca, Stanislawa, Willy y Miss Goligher, habrìan imitado esa burla. Tal amontonamiento de embustes, desafiando todas las vigilancias, es de una inverosimilitud cuando menos igual a la de la ectopasmia.El porvenir juzgará el pleito, y quizás ocurra pronto.

III.
Mi Tratado de Metapsíquica ha sido acogido con frialdad por los espiritistas, y comprendo el estado de ánimo de los mismos. En lugar de aceptar una teoría infantil, prematura y deleznable, he preferido aguardar, para constituir otra algo defendible, a que los hechos estuvieran clasificados, codificados, y señalados, según las exigencias precisas del método experimental. Al contrario, los espiritistas creen poseer desde hace tiempo una explicación adecuada a todos los fenómenos, He dicho que su explicación era hipotética; pero no he vacilado en reconocer que frecuentemente, la hipótesis espiritista, con su sencillez, parece preferible. Creo mas bien que esto no es mas que una apariencia. Sin embargo, la  apariencia  existe.

Si los espiritistas fueran justos, reconocerían que mi tentativa de hacer entrar en el orden de los hechos científicos, todos los fenómenos que constituyen la base de su fe, merece verdaderamente alguna indulgencia.

Reconocerían finalmente que el paso hacia adelante es grande porque entre tanto, la metapsíquica subjetiva o criptestesia será definitivamente clasificada como un hecho científico comprobado.

La ciencia es, en resumidas cuentas, la soberana señora del porvenir. No es por las plegarias, actos de fe ni convicciones irreflexivas que se forma, sino únicamente por investigaciones precisas y multiplicadas. Y sin temor a caer en repeticiones diré: que es preciso ser tan audaz en la hipótesis como riguroso en la experimentación.

Este primer tratado de Metapsíquica, tendrá la suerte de todos. Pronto será anticuado, porque los progresos de esta ciencia nueva serán rápidos.

Pero nadie será mas dichoso que yo al ver un nuevo tratado más completo, más demostrativo, rectificando los errores, subsanando las omisiones, disipando las incertidumbres, las oscuridades y las contradicciones, de este bosquejo, primera exposición metódica y didáctica de estos angustiantes problemas.

C. Richet. Fines de 1923  

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