24.3.17

Prefacios del Tratado de Metapsíquica de Charles Richet (III)





Prefacio a la segunda edición española

Partidario fervoroso de la unión de los pueblos latinos, me considero muy feliz de ver la necesidad de que mi Tratado de Metapsíquica, tan admirablemente traducido a la lengua española, haya acanzado la segunda edición. Quiero aprovechar esta circunstancia para añadir algunas palabras a lo que decía en el prefacio de la segunda edición francesa.

La evolución de esta ciencia nueva, es en verdad tan  rápida , que cada año adquiere mas precisión y contesta con mayor claridad a las objeciones de dondequiera se le dirigen.

No es, con todo,  igual el progreso de toda la Metapsíquica; como ya advertí en el prólogo de la edición francesa, es la Metapsíquica subjetiva la que mas se afianza y de día en día confirma con brillantez sus  conquistas.

Los hechos verídicos de premonición, alucinación y criptestesia son tan numerosos que sería necesario un volumen grande para mencionar las adquisiciones con que se ha enriquecido la ciencia en sólo los dos últimos años.

Las experiencias de Ludwig Kahn, resultaron admirables. Realizadas en 1914 por el profesor Schottelius, muy someramente las indicamos en la primera edición, pero de hoy en más, son ellas las más brillante demostración de la criptestesia, es decir, del conocimiento de los hechos de que no pueden darnos cuenta nuestros sentidos normales.

Diez personas por separado, figurando entre ellas, miembros del Instituto, Profesores de la Universidad, Doctores en medicina, Magistrados superiores, han asistido al experimento de Kahn. En una habitación contigua a la que Kahn ocupa, se escribe en tres papelitos, tres frases distintas. Se pliegan cada uno de estos papeles en dos, en cuatro, en ocho, en dieciséis dobleces, revolviéndolos. Entonces se hizo venir a Kahn, que no los tocó y apenas los miró. El operador tomaba uno con la mano derecha, otro con la izquierda, y quemabase el tercero, ignorando por supuesto su contenido.
Las indicaciones dadas por Kahn, se hacen a plena luz, delante de esos testigos ilustres , debidamente avisados y a menudo- lo que es de mayor mérito- delante de uno de entre ellos que únicamente asiste con el fin de descubrir la trampa si es que la hubiese.

Kahn entonces, en pocos minutos sin vacilación, sin error, dice exactamente lo que está escrito en cada uno de los papeles en una experiencia de admirable sencillez, de la que no puede inferirse mas que una sola conclusión posible: Kahn lee lo que está escrito en cada papel.

Sería insensato suponer que Kahn lee el pensamiento: primero, porque la lectura de pensamiento es tan misteriosa como la lectura de un papel doblado en múltiples dobleces que se esconde dentro de la mano: segundo porque todos ignoran lo que está escrito en aquél, pues nadie puede saber que papel se ha puesto a la derecha, cual a la izquierda o cual se ha quemado.
No se puede decir lectura del pensamiento, tampoco atribuírlo al azar: es el conocimiento de la realidad.

¿Cómo este conocimiento llega a la inteligencia? He aquí el problema que se plantea. Ahora bien, por de pronto no veo mas que dos hipótesis posibles:  

a) El papel escrito emite vibraciones que llegan a la inteligencia.
b) Una fuerza inteligente, no humana, que sabe lo que hay escrito en el papel le inspira al médium la respuesta.

La hipótesis del azar y la superchería deben eliminarse en absoluto: son ridículamente absurdas.
Aunque no hubiese en la Metapsíquica mas que la experiencia de Kahn, ella bastaría por sí sola para admitir la criptestesia como un hecho indiscutible.
Pero por fortuna el caso de Kahn no es el único. Se cuentan a centenares de una variedad y una frecuencia prodigiosas.

El conocimiento de la realidad por otros caminos que las vías sensoriales normales, es un hecho tan  bien demostrado como la paralización del corazón por la excitación del pneumogástrico, como la fijación del oxígeno en los glóbulos rojos de la sangre.

Un día llegará en que la criptestesia se convertirá en capítulo de los tratados clásicos de Fisiología. Mas para lograr este resultado tan deseable, hace falta que los sabios se dediquen a estudiar la cuestión, bajo todas sus diversas formas, observaciones y experiencias.

Yo les pido un ligero sacrificio a cuantos lean pacientemente este abultado libro, ora en España, ora en México, y América central, ya en Sudamérica; que me comuniquen todos los hechos de Metapsíquica que lleguen a su conocimiento. Muy útil será a los progresos de esta nueva ciencia que tan vastos horizontes descubre a la pobre inteligencia humana, la colaboración de los lectores de la edición española asentados a ambos lados del Atlántico.
 
Charles Richet




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