Prefacio a la segunda edición española
Partidario fervoroso de la unión
de los pueblos latinos, me considero muy feliz de ver la necesidad de que mi Tratado
de Metapsíquica, tan admirablemente traducido a la lengua española, haya
acanzado la segunda edición. Quiero aprovechar esta circunstancia para añadir
algunas palabras a lo que decía en el prefacio de la segunda edición francesa.
La evolución de esta ciencia
nueva, es en verdad tan rápida , que cada año adquiere mas precisión y
contesta con mayor claridad a las objeciones de dondequiera se le dirigen.
No es, con todo, igual el progreso
de toda la Metapsíquica; como ya advertí en el prólogo de la edición francesa,
es la Metapsíquica subjetiva la que mas se afianza y de día en día confirma con
brillantez sus conquistas.
Los hechos verídicos de premonición,
alucinación y criptestesia son tan numerosos que sería necesario un volumen
grande para mencionar las adquisiciones con que se ha enriquecido la ciencia en
sólo los dos últimos años.
Las experiencias de Ludwig Kahn,
resultaron admirables. Realizadas en 1914 por el profesor Schottelius, muy
someramente las indicamos en la primera edición, pero de hoy en más, son ellas
las más brillante demostración de la criptestesia, es decir, del conocimiento
de los hechos de que no pueden darnos cuenta nuestros sentidos normales.
Diez personas por separado,
figurando entre ellas, miembros del Instituto, Profesores de la Universidad,
Doctores en medicina, Magistrados superiores, han asistido al experimento de
Kahn. En una habitación contigua a la que Kahn ocupa, se escribe en tres
papelitos, tres frases distintas. Se pliegan cada uno de estos papeles en dos,
en cuatro, en ocho, en dieciséis dobleces, revolviéndolos. Entonces se hizo
venir a Kahn, que no los tocó y apenas los miró. El operador tomaba uno con la
mano derecha, otro con la izquierda, y quemabase el tercero, ignorando por
supuesto su contenido.
Las indicaciones dadas por Kahn,
se hacen a plena luz, delante de esos testigos ilustres , debidamente avisados
y a menudo- lo que es de mayor mérito- delante de uno de entre ellos que
únicamente asiste con el fin de descubrir la trampa si es que la hubiese.
Kahn entonces, en pocos minutos
sin vacilación, sin error, dice exactamente lo que está escrito en cada uno de
los papeles en una experiencia de admirable sencillez, de la que no puede
inferirse mas que una sola conclusión posible: Kahn lee lo que está escrito en
cada papel.
Sería insensato suponer que Kahn
lee el pensamiento: primero, porque la lectura de pensamiento es tan misteriosa
como la lectura de un papel doblado en múltiples dobleces que se esconde dentro
de la mano: segundo porque todos ignoran lo que está escrito en aquél, pues
nadie puede saber que papel se ha puesto a la derecha, cual a la izquierda o
cual se ha quemado.
No se puede decir lectura del
pensamiento, tampoco atribuírlo al azar: es el conocimiento de la realidad.
¿Cómo este conocimiento llega a la inteligencia? He aquí el
problema que se plantea. Ahora bien, por de pronto no veo mas que dos hipótesis
posibles:
a) El papel escrito emite
vibraciones que llegan a la inteligencia.
b) Una fuerza inteligente, no
humana, que sabe lo que hay escrito en el papel le inspira al médium la
respuesta.
La hipótesis del azar y la superchería deben eliminarse en absoluto:
son ridículamente absurdas.
Aunque no hubiese en la Metapsíquica mas que la experiencia de Kahn,
ella bastaría por sí sola para admitir la criptestesia como un hecho
indiscutible.
Pero por fortuna el caso de Kahn no es el único. Se cuentan a centenares
de una variedad y una frecuencia prodigiosas.
El conocimiento de la realidad
por otros caminos que las vías sensoriales normales, es un hecho tan bien demostrado como la paralización del
corazón por la excitación del pneumogástrico, como la fijación del oxígeno en
los glóbulos rojos de la sangre.
Un día llegará en que la criptestesia se convertirá en capítulo de los
tratados clásicos de Fisiología. Mas para lograr este resultado tan
deseable, hace falta que los sabios se dediquen a estudiar la cuestión, bajo
todas sus diversas formas, observaciones y experiencias.
Yo les pido un ligero sacrificio
a cuantos lean pacientemente este abultado libro, ora en España, ora en México,
y América central, ya en Sudamérica; que me comuniquen todos los hechos de
Metapsíquica que lleguen a su conocimiento. Muy útil será a los progresos de
esta nueva ciencia que tan vastos horizontes descubre a la pobre inteligencia
humana, la colaboración de los lectores de la edición española asentados a
ambos lados del Atlántico.
Charles Richet
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