28.3.25

El engaño del experimento Filadelfia

 


En los círculos del misterio de la segunda mitad del siglo XX, circuló un mito urbano sobre un presunto experimento secreto de camuflaje tecnológico llevado a cabo por la Marina estadounidense. La leyenda, inicialmente difundida a través de las afirmaciones del marino mercante Carl Meredith Allen, quien se decía testigo del evento, en su correspondencia con el ufólogo Morris K. Jessup relata que durante la Segunda Guerra Mundial, el buque de guerra S.S Eldridge fue objeto de un experimento naval con el objetivo de hacerlo invisible a la detección de radares y submarinos enemigos, lo cual habría resultado en una supuesta teletransportación accidental.

Según el relato de Carl Allen, en un astillero de la costa este de los Estados Unidos, científicos e ingenieros habrían desarrollado un dispositivo capaz de generar un campo electromagnético de ocultamiento visual que haría desaparecer cualquier rastro del navío. Supuestos testigos, incluido Allen, afirmaron haber presenciado un evento en el que el buque desapareció por completo. El individuo añadió que el destructor habría sido teletransportado al puerto de Norfolk, a unos 600 kilómetros de distancia, y luego habría regresado a su punto de origen.

Pero las consecuencias del supuesto experimento, habrían sido devastadoras para la tripulación. El autoproclamado testigo habla de marineros fusionados con la estructura metálica, personal que se desvaneció sin dejar rastro, marinos congelados y sobrevivientes que padecieron alteraciones mentales inexplicables .

La narrativa del Experimento Filadelfia, alcanzó mayor notoriedad en 1979 con la publicación del libro 'El misterio Filadelfia: proyecto de invisibilidad' escrito por el autor bestseller  Charles Berlitz. La obra se basa en gran medida en las cartas de Allen recopilando diversos testimonios de supuestos testigos y participantes del experimento, incluyendo relatos de marineros que aseguraban haber sido parte del proyecto. El escritor argentino  Pablo Capanna asegura que el libro es un plagio de la novela publicada dos años antes  "Aire claro", de George R. Burger y Neil R. Simson. Cinco años después se filmó la película de John Carpenter "El experimento Filadelfia", con guión del mismo Berlitz y el agregado de tripulantes viajeros en el tiempo.

La cuestión se vuelve aún mas delirante gracias a Alfred Bielek , que vinculó al experimento Filadelfia con el Proyecto Montauk, otra teoría conspirativa que afirma que en esa base de la Fuerza aérea norteamericana se hacen experimentos de  guerra psicológica , incluyendo viajes en el tiempo.

Como es típico en los círculos militares, cualquier información sobre estas cuestiones ha sido sistemáticamente negada, alimentando precisamente por esta misma razón décadas de especulaciones y teorías conspirativas entre los denominados "investigadores del misterio" y teóricos de la conspiración, quienes han explorado sin descanso los supuestos límites de la tecnología secreta involucrando a Einstein, Tesla y Von Neumann. La muerte de un ufólogo vinculado involuntariamente con la historia del Experimento Filadelfia incluyó en esta narrativa, el oscuro accionar de los "hombres de negro" .

No habrá ninguna desmentida o prueba que convenza a los teóricos de la conspiración y exploradores del misterio que quieran creer en la verosimilitud del supuesto proyecto. Para el ufólogo Jacques Vallée la historia que dio comienzo al bulo (porque se trata de eso) surgió de exageraciones y distorsiones de "hechos reales" vinculados a)  supuestos experimentos de invisibilidad por radar o bien b) la supuesta desmagnetización de barcos para ayudar a eludir las minas magnéticas alemanas.

Sin embargo, es difícil imaginar como un sujeto común y corriente (como veremos adelante) pudo haber tenido acceso a información secreta clasificada de la marina de los EEUU.

 

Las cartas de Carl Allen

En 1955, Morris K. Jessup (1900-1959), un vendedor de repuestos de automóviles y astrónomo aficionado, publicó el libro The Case for the UFO y emprendió una gira promocional de la obra. El texto, sugirió que la investigación continua sobre la Teoría del Campo Unificado de Einstein podría eventualmente explicar los sistemas de propulsión que supuestamente estaban siendo utilizados por los ovnis.

Según Pablo Capanna, durante una de sus conferencias, un individuo que se identificó posteriormente como Carlos Miguel Allende comenzó a enviarle cartas a Jessup, afirmando haber presenciado el Experimento Filadelfia. Carl Allen, quien adoptó el seudónimo de "Carlos Allende" para dar mayor credibilidad a sus relatos, había sido dado de baja de la Armada cuatro meses antes del supuesto incidente y declaró haber estado a bordo de un barco mercante el día en cuestión. Jessup, preocupado por la información sensible contenida en las cartas, las entregó a la Marina.". En la correspondencia, Allen(de) se extendía en detalle sobre la teletransportación, hombres invisibles, recuerdos hipnóticos, telepatía y temas similares, aunque ofrecía muy pocos detalles específicos sobre el supuesto "experimento" que había presenciado. Posteriormente, una copia del libro de ovnis de Jessup apareció en la Oficina de Investigación Naval en Washington, supuestamente “anotada” por tres personas diferentes, “Mr. A,” “Mr. B,” y “Jemi.”Los autores de estas anotaciones afirmaban ser seres extraterrestres. Esta versión fue reproducida más tarde en copias mimeografiadas por la Compañía Varo Manufacturing de Garland, Texas y se conoce como la “Edición Varo” del libro de Jessup.

El 20 de abril de 1959, Jessup fue encontrado muerto en su automóvil , en lo que se declaró oficialmente como un suicidio por inhalación de monóxido de carbono.Algunos teóricos de la conspiración han argumentado que Jessup no se suicidó, sino que fue asesinado para silenciarlo por hombres de negro. Anna Lykins Genzlinger aseguró que Jessup fue víctima de entidades gubernamentales secretas, preocupadas por su conocimiento especial en temas como el Experimento Filadelfia

Por otro lado, quienes apoyan la teoría del suicidio destacan que Jessup enfrentaba dificultades personales y profesionales en ese momento. Su carrera como escritor ufológico no le proporcionaba estabilidad económica, su esposa lo había abandonado en 1958, y un grave accidente automovilístico había afectado su salud y estado emocional. Estos factores, combinados con su obsesión por temas controvertidos y su posible declive mental, podrían haberlo llevado a tomar la decisión de quitarse la vida.

El investigador escéptico Joe Nickell expresa que 

Las pruebas in situ dejaron pocas dudas sobre lo que realmente ocurrió. La camioneta de Jessup tenía una manguera conectada al tubo de escape que atravesaba una ventana trasera parcialmente abierta. El coche se había dejado en marcha, lo que permitió que se acumularan gases tóxicos en el interior. La muerte se declaró oficialmente como suicidio (Clark 1998, 1:546; Oberg 2001). El único detalle que nos hace dudar es que el coche se dejó en un lugar que pudiera llamar la atención. Esta situación podría sugerir, más que algo nefasto, la posibilidad de que Jessup albergara la secreta esperanza de que alguien interviniera, y eso fue lo que ocurrió, aunque trágicamente demasiado tarde.

A finales del verano de 1969, la organización de investigación de fenómenos aéreos APRO (Aerial Phenomena Research Organization) informó que Carl Allen había visitado sus oficinas en Tucson, Arizona, llevando consigo una copia de la Edición Varo. Allen confesó que el "Experimento Filadelfia" era un engaño. El director de APRO, Jim Lorenzen, escribió al investigador de ovnis Kevin Randle que Allen, quien se dirigía a Denver, Colorado, debido a lo que él creía ser una enfermedad terminal, se detuvo en la sede de APRO en Tucson y, tras conversar durante horas, admitió haber inventado toda la historia del Experimento Filadelfia. Lorenzen añadió que obtuvieron una declaración firmada por Allen confirmando que se trataba de un engaño (Randle 1989, 93). Además, el director de APRO señala que, con el tiempo, Carl(os) Allen(de) se sintió resentido por la publicidad no deseada generada por sus cartas y por el hecho de que otros se beneficiaran de su historia. En 1969, como acto de venganza, le entregó un ejemplar de la Edición Varo de Morris Jessup (El caso de los ovnis) junto con una confesión escrita que está resumida en Allende Letters A Hoax?

El escéptico Robert Sheaffer cuenta en su artículo sobre el experimento Filadelfia escrito para La enciclopedia de lo paranormal que :

El ufólogo Gray Barker grabó una entrevista con Carl(os) Allen(de), que fue vendida al público (Barker 1978). En ella, Allen(de) no solo admite haber escrito las supuestas anotaciones extraterrestres de la Edición Varo, sino que también ofreció a Barker y a su colega James Moseley, también presente, muestras de su propia escritura como prueba de que coincidían. Sin embargo, se mantuvo en su historia original sobre haber presenciado cómo un barco de la Marina—el Destructor Escolta (DE) 173, para ser precisos—desaparecía el 18 de octubre de 1943 a las 5:05 p.m. exactas. No se dijo nada sobre supuestos viajes en el tiempo o contacto con extraterrestres. Como cuando habló con APRO casi una década antes, Allen(de) en la grabación nuevamente se presentó a sí mismo al borde de la muerte: “Tengo 53 años, estoy demacrado, no me queda mucho tiempo de vida.”  Sin embargo, Allende aún no tenía una enfermedad terminal y continuó viviendo por muchos años más.

Otro escéptico, Brian Dunning relata que su amigo, el investigador de lo paranormal Robert Goerman, descubrió que Allen era hijo de un amigo cercano de la familia. Así descubrió que Carl Allen era una especie de oveja negra de la familia, un solitario creativo e imaginativo, conocido por anotar cualquier cosa en la casa y enviar escritos y afirmaciones extravagantes a todos los miembros de la familia para cualquier ocasión.

Desde nuestro punto de vista, es posible que Allen haya presentado pseudología fantástica o mitomanía, un trastorno psicológico caracterizado por la creación de historias elaboradas y fantásticas, que los afectados pueden llegar a creer como reales.

Por último, Pablo Capanna hace la siguiente revelación. En el cuento "El pequeño Antón", publicado en 1949 (seis años antes de que Allende abordara a Jessup en aquella conferencia) por el escritor Reginald Bretnor, un personaje llamado Schimmelhorn aparece trabajando para la marina en un proyecto avalado por su amigo Einstein, en los buques de guerra usando un revolucionario sistema electrónico que los hará “invisibles” al radar. Ante el asombro de todos, un acorazado británico desaparece en alta mar y reaparece unas horas más tarde en New Haven. Es el “efecto Schimmelhorn”, que resulta de conjugar los sistemas electrónicos con los poderes mentales de Antón, el sobrino del genio, quien envía el barco “a otra dimensión” por unas horas. Cualquier parecido con la realidad, se diría que no es casual.

El escritor argentino concluye su artículo sugiriendo que quizás nos encontremos ante otra de las perversiones de la ciencia ficción, fuente de inspiración para numerosas pseudociencias

No hay comentarios.: