Las coincidencias abundan en la vida cotidiana. A veces nos desconciertan y asombran, pudiendo ser perturbadoras y molestas. O bien pueden ser "felices coincidencias". Desde encuentros fortuitos hasta eventos aparentemente relacionados sin una conexión causal obvia, estas experiencias captan nuestra atención y nos llevan a reflexionar sobre la naturaleza del azar y la posibilidad de que existan fuerzas o patrones más profundos operando para provocarlas.
Antes de abordar algunos estudios y análisis más profundos, es necesario que definamos a las coincidencias.
Persi Diaconis y Frederick Mosteller
entienden que una coincidencia es una concurrencia sorprendente de eventos, que son percibidos como relacionados de manera significativa, sin conexión causal aparente. Por ejemplo, si ocurren unos pocos casos de una enfermedad rara cercanos en tiempo y en espacio, entonces podría estar gestándose un desastre. Un ejemplo clásico sería encontrarte con un amigo en una ciudad extranjera sin haber planeado el encuentro con anterioridad Estas situaciones nos sorprenden y a menudo nos llevan a buscar explicaciones más allá de lo que podemos ver superficialmente.
Esta definición del término busca capturar el significado del lenguaje común de coincidencia, en el que entra en juego la psicología del observador
Estudios observacionales y la ley de la serialidad
Uno de los primeros intentos formales de estudiar las coincidencias fue realizado por el biólogo Paul Kammerer a principios del siglo XX. Kammerer recopiló una gran cantidad de observaciones en su libro Das Gesetz der Serie,
donde documentó una serie de eventos que parecían repetirse de manera no aleatoria. Por ejemplo, relató casos donde personas específicas se encontraban repetidamente en situaciones similares o con elementos comunes, como números de asientos en eventos o coincidencias en la vida diaria que sugerían algún tipo de patrón subyacente. Postuló que todos los acontecimientos están conectados por ondas de serialidad. Las fuerzas desconocidas provocarían lo que se percibe como sólo picos, o agrupaciones y coincidencias.
El trabajo de Kammerer, aunque a menudo criticado por la falta de metodología científica rigurosa y teorización especulativa , estableció una base para la exploración sistemática de las coincidencias. Sus observaciones se clasificaron en diferentes tipos de series, buscando identificar patrones o leyes que pudieran explicar la aparente repetición de eventos.
Avances Modernos en la Psicología de las Coincidencias
En la era moderna, la psicología ha abordado las coincidencias desde varias perspectivas. Investigadores como Ruma Falk
han estudiado cómo las personas perciben y reaccionan ante las coincidencias. La psicóloga encontró que la forma en que se presenta una historia puede influir significativamente en cómo se percibe su grado de sorpresa. Además, investigaciones han demostrado que tendemos a encontrar nuestras propias experiencias más sorprendentes que las de los demás, lo que sugiere una dimensión subjetiva en la percepción de las coincidencias.
Otros estudios, como los realizados por Hintzman, Asher y Stern, han explorado cómo la memoria selectiva y los atajos cognitivos pueden llevarnos a sobreestimar la frecuencia de las coincidencias. Esto implica que nuestra percepción de la frecuencia de las coincidencias puede estar sesgada por la forma en que recordamos y procesamos la información, dando lugar a interpretaciones erróneas de la probabilidad de tales eventos.
Experimentos
sobre percepción extrasensorial (ESP) utilizó un diseño experimental riguroso para investigar si había alguna evidencia de comunicación telepática entre individuos. Aunque los resultados no proporcionaron evidencia sólida para ESP o a alguna fuerza sincrónica oculta ilustraron cómo las coincidencias aparentes pueden surgir debido a factores como la memoria selectiva y las expectativas previas.
Otros enfoques experimentales han utilizado técnicas estadísticas avanzadas, como las desarrolladas por R. A. Fisher, (1924, 1928, 1929) para analizar las coincidencias en contextos específicos, como en pruebas de ESP con cartas o la coincidencia de palabras en textos literarios. Estos estudios no solo exploran la probabilidad de tales eventos, sino que también cuestionan nuestras percepciones y expectativas en relación con ellos.
La ley de los números verdaderamente grandes
De manera sucinta, la ley de los números verdaderamente grandes de Persi Diaconis y Federick Mosteller establece que en una muestra lo suficientemente grande, cualquier cosa extravagante es probable que ocurra. Los eventos verdaderamente raros, por ejemplo sucesos que ocurren solo una vez en un millón , seguramente serán abundantes en una población de 250 millones de personas. Si una coincidencia ocurre a una persona entre un millón cada día, afirman los autores, entonces esperamos 250 ocurrencias al día y cerca de 100000 de tales ocurrencias al año. Pasando de un año a una vida y de la población de los Estados Unidos a la del mundo, aseguran que podemos estar absolutamente seguros de que veremos eventos increíblemente notables. Cuando ocurren tales hechos, a menudo se notan y se registran. Si nos suceden a nosotros o a alguien que conocemos, es difícil escapar de esa sensación escalofriante.
La razón de las coincidencias
Diaconis y Mosteller nos muestran que en realidad "estamos nadando en un océano de coincidencias". La naturaleza y nosotros mismos las estamos creando, a veces de manera causal, pero siempre en la mente de los observadores. Sin embargo, la escasez de datos y la poca experiencia que tenemos para estudiarlas nos llevan a causar asombro que nos produzcan asombro.