30.12.24

Lo sobrenatural victoriano


 


Lo sobrenatural victoriano
por Roger Luckhurst
 
Sobre el autor de éste artículo Roger Luckhurst es profesor de Literatura Moderna en Birkbeck College, Universidad de Londres. Se especializa en literatura victoriana tardía, literatura y cine gótico y de ciencia ficción, y la historia de lo sobrenatural. Es autor de Science Fiction (2005), The Mummy's Curse (2012) y editor de las ediciones Oxford World's Classics de Jekyll and Hyde, Dracula y H P Lovecraft. Su libro sobre la película Alien apareció en 2014 por BFI y Zombies fue publicado por Reaktion Press en 2015.Enlace al Texto original en inglés
 
 
El siglo XIX se reconoce habitualmente como la era de la secularización, un período en el que el auge de la ciencia moderna y sus instituciones desplazó la autoridad tradicional de la religión. Este cambio fundamental favoreció las explicaciones basadas en leyes naturales verificables por encima de las interpretaciones religiosas, un proceso que Max Weber describió como el "desencantamiento del mundo", donde la racionalidad científica emergió como el paradigma cultural dominante.

La figura emblemática de esta transformación es Charles Darwin, el inquieto biólogo aficionado que retrasó durante años la publicación de su teoría de la evolución por selección natural, preocupado por el impacto religioso y social que podría generar. El origen de las especies (1859), su obra cumbre, desencadenó efectivamente una crisis de fe en muchos durante la década de 1860, antes de que sus ideas se asentaran en la vida intelectual británica hacia finales del siglo.

Sin embargo, aunque esta narrativa es ampliamente aceptada, el período victoriano también fue una época de profundo y sostenido resurgimiento religioso. En el mundo anglosajón, hubo un renacimiento evangélico dentro de la iglesia cristiana, acompañado por la proliferación de cultos disidentes, heterodoxos y milenaristas. Fue una edad dorada para las creencias en fuerzas sobrenaturales, energías misteriosas, historias de fantasmas, transmisiones inexplicables y fenómenos inquietantes. Durante mucho tiempo, los historiadores descartaron estas creencias como simples errores o excentricidades, viéndolas como síntomas de las perturbaciones provocadas por el veloz cambio cultural.

En realidad, resulta más preciso comprender los elementos religiosos y científicos del siglo XIX como profundamente entrelazados. Cada avance científico y tecnológico alentaba una forma de pensamiento mágico y solía ir acompañado de un discurso paralelo sobre lo oculto. Por cada desencantamiento había un esfuerzo activo de reencantamiento del mundo. Debido a la rapidez de los progresos científicos, lo natural y lo sobrenatural a menudo se fusionaban en el pensamiento popular, al menos temporalmente. Ningún ámbito de la cultura literaria victoriana quedó al margen de esta interacción entre ciencia y magia.

Mesmerismo

A lo largo del siglo XIX, podemos observar cómo diversos movimientos surgieron y declinaron en ese espacio intermedio entre la ciencia y la creencia. Uno de los fenómenos más representativos de este período fue el Mesmerismo, que alcanzó su auge en las décadas de 1830 y 1840. Según esta práctica, era posible lograr curas médicas milagrosas manipulando los flujos invisibles de "magnetismo animal" que atravesaban los cuerpos y fluían entre ellos. El Mesmerista inducía un trance en su paciente, canalizando energía hacia el cuerpo más débil, como si literalmente estuviera recargando una batería humana.

Esta teoría fue formulada inicialmente por Franz Anton Mesmer en el ambiente febril de la París pre-revolucionaria. Aunque un equipo de científicos de la Academia la desacreditó formalmente —manifestando en privado su preocupación por el potencial riesgo de explotación sexual asociado—, el Mesmerismo se consolidó como un tratamiento médico popular. Acompañando al trance, se le  atribuían poderes sobrenaturales espectaculares: habilidades curativas, visiones proféticas, sentidos agudizados y una fusión de mentes entre Mesmerista y paciente.

En Londres, el reconocido médico John Elliotson se convirtió en un ferviente defensor del Mesmerismo, aunque ello le costó su puesto en el University College Hospital. Entre sus mayores aliados destacó Charles Dickens, quien no solo respaldó públicamente a Elliotson, sino que también se consideraba un experto en Mesmerismo, convencido de su eficacia y potencial.

Espiritismo y médiums 

En el convulso año revolucionario de 1848, emergió en el norte del estado de Nueva York un nuevo movimiento religioso. Las hermanas Fox, aún adolescentes, afirmaron haber establecido contacto con el espíritu inquieto de un hombre asesinado en su casa, quien se comunicaba con ellas mediante fuertes golpes en la madera. Aunque más tarde se demostró que este fenómeno era un fraude, se convirtió en el catalizador del movimiento espiritista, que desarrolló un método para comunicarse con los muertos a través de sesiones dirigidas por médiums.

En este contexto, las médiums eran predominantemente mujeres, ya que se consideraba que poseían sistemas nerviosos más delicados y receptivos que los de los hombres. Los hombres médiums, como el célebre D.D. Home, quien enfureció a Robert Browning hasta inspirarle el poema "Mr Sludge", eran a menudo objeto de desprecio y ridiculización. Aunque la Biblia prohibía estrictamente la comunicación con los espíritus, el espiritismo se convirtió en una forma popular de creencia disidente, ofreciendo una "prueba" de la supervivencia del alma tras la muerte corporal, en una época que valoraba profundamente las pruebas y los experimentos empíricos.

Los espíritus solían transmitir mensajes simples pero reconfortantes a sus seres queridos, mientras que algunos describían en detalle las instituciones sociales y políticas de la otra vida, conocida como Summerland por ciertos adeptos. Esta visión planteaba una alternativa más liberal y esperanzadora a las doctrinas tradicionales de la condenación eterna.

En 1852, la médium estadounidense Sra. Hayden llegó a Londres para realizar sesiones de espiritismo con influyentes figuras de la sociedad londinense, facilitando así la expansión del Espiritismo hacia Inglaterra. Este movimiento encontró un terreno particularmente fértil en el norte industrial del país, donde la religión disidente ya tenía un fuerte arraigo. Además, muchos hombres de ciencia adoptaron el Espiritismo, destacando entre ellos Alfred Russel Wallace, coautor de la teoría de la evolución. Para Wallace y otros, el Espiritismo estaba estrechamente vinculado a las nuevas tecnologías mágicas de la época, como el telégrafo y el teléfono, que parecían ofrecer un puente tangible entre lo visible y lo invisible.

El espiritismo en la literatura 

El espiritismo impregnó la cultura literaria victoriana, más allá de sus célebres seguidores como Arthur Conan Doyle. Este fenómeno sirvió de base para la fascinación por las historias de fantasmas, que ofrecían un tono más suave que el dramatismo gótico. El libro más vendido de Catherine Crowe, "The Night-Side of Nature" (1848), recopilaba anécdotas y relatos que oscilaban entre la verdad y la ficción cautivadora. Aunque Dickens se burló del espiritismo (considerando el mesmerismo más científico), sus populares publicaciones ayudaron a establecer la tradición del cuento navideño de fantasmas, que perduró hasta la época eduardiana con M. R. James. La supuesta sensibilidad femenina hacia el mundo espiritual contribuyó a que el género sobrenatural se convirtiera en terreno fértil para escritoras, desde Margaret Oliphant hasta Vernon Lee y Edith Wharton.

La  Society for Psychical Research

En 1882, un grupo de intelectuales fundó la Sociedad para la Investigación Psíquica (SPR). Su objetivo era investigar el mesmerismo, el espiritismo y las historias "verdaderas" de fantasmas. Desarrollaron una jerga particular que combinaba los últimos avances en ciencias físicas y psicológicas con su búsqueda de evidencia de un mundo sobrenatural. Llamaban a las casas embrujadas "centros fantasmagénicos" y teorizaban sobre la mediumnidad como resultado de la "telepatía" o "impulsos subliminales". Este grupo influyó significativamente en el resurgimiento gótico victoriano tardío literario. Los relatos de fantasmas de Henry James están fuertemente influenciados por lo psíquico, en parte porque su hermano William James era una figura destacada de la Sociedad. Autores como Stevenson, Machen y Blackwood también han sido analizados en el contexto de la SPR.

La década de 1880 vio surgir sociedades más abiertamente místicas y un renacimiento mágico. Londres acogió a Madame Blavatsky, médium que recibía dictados de los Mahatmas, base de su Sociedad Teosófica. Los interesados en secretos herméticos y sabiduría ancestral podían unirse a la Orden Hermética del Alba Dorada. Sus ritos secretos de iniciación fueron disputados entre el poeta y mago William Butler Yeats y Aleister Crowley, poeta provocador autoproclamado Anticristo.

W.T.Stead

Una de las mayores influencias en la difusión de teorías sobrenaturales a finales del siglo fue el periodista W. T. Stead, considerado como "el periodista más famoso del Imperio Británico". Como editor de Pall Mall Gazette y fundador de Review of Reviews, creía fervientemente en las nuevas tecnologías de comunicación, desde imprentas y teléfonos hasta la comunicación con los muertos y entrevistas telepáticas con políticos. Entre 1893 y 1897 publicó Borderland, posiblemente la revista más excéntrica del siglo, que mezclaba noticias sobre fantasmas, sesiones espiritistas, predicciones astrológicas, hallazgos de investigación psíquica, reseñas de libros ocultistas y avances en física y química. Su fascinación por la nueva tecnología lo llevó a viajar en el Titanic en 1912. Los espiritistas luego afirmaron que las primeras noticias del desastre fueron transmitidas a través del océano por el espíritu de Stead, quien aún después de su muerte quería ser el primero en comunicar la noticia.


W T Stead
The Society for Psychical Research


19.12.24

El desenmascaramiento de los hermanos Davenport

 

 Henry Irving, 1883. Photografía de Samuel A. Walker

Henry Irving, una de las figuras más destacadas del teatro británico victoriano, desempeñó un papel crucial en el desenmascaramiento público de los supuestos "fenómenos espirituales" alegados por los hermanos Davenport.

Los hermanos Ira Erastus y William Henry Davenport eran dos magos ilusionistas estadounidenses de la segunda mitad del siglo XIX que alcanzaron fama internacional con su espectáculo de variedades, especialmente por su legendaria "ilusión del gabinete espiritual". Este acto consistía en una elaborada presentación donde ambos hermanos eran firmemente atados dentro de una gran caja de madera, junto a varios instrumentos musicales y campanas. Una vez que los asistentes verificaban que los hermanos estaban bien asegurados, se cerraba la caja. 

 


Momentos después, los espectadores podían escuchar cómo los instrumentos y las campanas comenzaban a sonar desde el interior, como si estuvieran siendo interpretados por manos invisibles pese a que los magos estaban inmovilizados. Cuando la caja se abría nuevamente, los hermanos aparecían exactamente en la misma posición y con las mismas ataduras con las que habían comenzado el acto.

Hasta aquí, podría tratarse sólo de un acto de ilusionismo. Sin embargo, para aumentar el misterio del espectáculo, los Davenport sugerían que estos fenómenos eran producto de fuerzas sobrenaturales.Al principio lo realizaban ellos dos solos, pero al ver las reacciones del público, agregaron al espectáculo la presencia del conocido predicador cristiano Jesse Babcock Ferguson,convencido espiritista, que
conducía el acto y aseguraba a la audiencia que los hermanos poseían el poder de hacer que los espíritus del más allá tocaran los instrumentos musicales .

Los hermanos Davenport gozaron de gran éxito durante sus presentaciones en Estados Unidos. Sin embargo, su fortuna dio un giro dramático cuando iniciaron su gira por Gran Bretaña. El primer incidente serio ocurrió a principios de 1865 en Liverpool, cuando su famoso acto se vio comprometido. En esa ocasión, los miembros del público seleccionados para atar a los hermanos utilizaron un complejo nudo corredizo que resultó imposible de deshacer. La situación se volvió tan crítica que el Reverendo Ferguson, su presentador, se vio obligado a cortar las cuerdas con un cuchillo. Este desenlace provocó la furia de los espectadores, quienes, sintiéndose engañados, invadieron el escenario y destruyeron la caja que era parte fundamental del acto.

Diez días después del incidente en Liverpool, el reconocido actor Henry Irving, en colaboración con sus colegas Philip Day y Frederick Maccabe, decidió replicar el espectáculo de los Davenport con un propósito específico: demostrar que los supuestos fenómenos sobrenaturales no eran más que una elaborada ilusión teatral. Para ello, realizaron una presentación privada ante algunos conocidos. Irving asumió el papel del Dr. Ferguson, y sus compañeros representaron a los hermanos Davenport.

La imitación fue un éxito rotundo, recibiendo el aplauso entusiasta del público. La prensa británica elogió la exposición de Irving, destacando particularmente su talento actoral. El impacto fue tan significativo que Irving y sus compañeros, habiendo logrado reproducir todos los trucos de los Davenport, presentaron nuevamente el espectáculo en el Free Trade Hall, esta vez ante una numerosa audiencia compuesta por prominentes figuras de la sociedad de Manchester.

Según cuenta Austin Breretonen en su biografía de Irving  publicada en 1884, el actor británico comenzó su presentación asi:

¿Qué enseñan los hermanos Davenport? ¿Qué propósito, además de llenar sus bolsillos de dinero, pretenden alcanzar? Rechazan indignados ser llamados magos, y aunque no se atreven a definir con precisión la naturaleza del poder oculto que afirman ejercer, desean que la gente crea que están, de alguna manera, relacionados con el espiritismo. Según sus propias palabras, ofrecen una nueva esperanza para toda la humanidad. Por lo tanto, señoras y señores, si logramos destruir las pretensiones blasfemas de estos traficantes de espíritus no autorizados, habremos alcanzado nuestro objetivo, y esta reunión no habrá sido en vano.

Se colocó con rapidez una barba y una peluca, un sobretodo abotonado hasta arriba y un pañuelo al cuello que lo convirtió en un "doble" del reverendo Ferguson. Con actitud grave, Irving pronunció el siguiente discurso característico, imitando el tono, acento, expresión y gestos del conductor :

Damas y caballeros

Al presentar ante ustedes los fenómenos notables que han acompañado a estos caballeros—quienes, por cierto, no son hermanos (risas)—que están a punto de aparecer, no considero necesario hacer observaciones sobre sus extraordinarias manifestaciones. Por lo tanto, procederé de inmediato a un largo y enrevesado discurso (risas), con el propósito de distraer su atención y llenar sus inteligentes mentes de perplejidad. (Risas.) No necesito decirle a esta audiencia ilustrada los gigantescos descubrimientos que se han hecho y se están haciendo en el insondable abismo de la ciencia. No necesito decírselo (porque si lo hiciera, no me creerían). (Risas.) Digo que no necesito decirles que las manifestaciones que están a punto de presenciar son producidas por un poder oculto—cuyo significado no entiendo claramente (risas)—pero simplemente les presentamos los hechos, y a partir de ellos deben sacar sus propias conclusiones. (Aplausos y nuevas risas.)

En cuanto a la temprana vida de estos caballeros, podría llenarse páginas con la descripción más trivial. (Risas.) Sin embargo, mencionaré un par de hechos interesantes sobre estos hombres notables, cuya veracidad garantizo personalmente. En su infancia, uno de ellos, con total indiferencia por parte de todos los demás, flotaba constantemente e inconscientemente por su tranquila vivienda en los brazos de su amable niñera (risas), mientras que, en otras ocasiones, con frecuencia estaba atado con manos invisibles a las cuerdas del delantal de su madre. (Risas renovadas.) Peculiaridades similares fueron exhibidas por su compañero, cuya relación con varios espíritus comenzó hace muchos años y ha crecido hasta el presente, brindándole placer y beneficio a otros. (Carcajadas.)

Estos caballeros no han sido celebrados en el vasto continente de América, no han asombrado al mundo más civilizado, pero han viajado por varias partes de esta gloriosa tierra —la tierra de Bacon (risas)— y están a punto de aparecer en una fase en vuestra gloriosa ciudad de Mánchester. (Risas.)

Muchas personas sensatas e inteligentes parecen pensar que la necesidad de oscuridad implica fraude. (Risas.) Y así es. (Aplausos.) Pero intentaré convencerles de lo contrario. (Ovaciones.) ¿Acaso no es una cámara oscura esencial para el proceso de la fotografía? ¿Y qué diríamos a quien afirmara: 'Creo que la fotografía es un fraude; háganlo todo con luz y entonces creeremos lo contrario'? Es cierto que sabemos por qué la luz es esencial para la producción de una imagen ; y si los hombres de ciencia analizaran estos fenómenos, descubrirían por qué la oscuridad es esencial para nuestras manifestaciones. (Risas.)

¡Pero no queremos que lo descubran! (Risas.) Queremos que eviten un enfoque de sentido común hacia el misterio. (Risas.) Queremos que sean cegados por nuestro enigma y que crean con fe ciega en el mayor fraude del siglo XIX. (Aplausos y risas estruendosas.)

Continúa diciendo el autor de la biografía que 

Frecuentes estallidos de aplausos acompañaron los puntos destacados y las insinuaciones, mientras que la gravedad seria y solemne del "Doctor" recordaba a los oyentes el estilo presuntuoso del mentor de los Davenport. Con el mismo rostro serio y sus gestos característicos, Irving procedió a presentar a sus amigos, y las agradables y familiares caras de los señores Frederick Maccabe y Phillip Day, del Teatro Princes, aparecieron en la plataforma. Los dos "hermanos" profesionales tomaron tranquilamente sus lugares para ser atados a ambos lados del gabinete.

El proceso de atar comenzó, mientras la audiencia mantenía un flujo constante de comentarios, a los cuales el "falso Ferguson" respondía con ingenio y humor. Los "hermanos" fueron colocados dentro del gabinete, atados firmemente de manos y pies, y con ellos se colocaron una guitarra, una pandereta, una campana y una trompeta. Tan pronto como se cerraron las puertas, comenzaron las manifestaciones. Aparecieron manos en la apertura del gabinete y se escucharon ruidos discordantes en su interior. La guitarra y la pandereta fueron tocadas, se escucharon ladridos de perros, maullidos de gatos y una variedad de sonidos que, como dijo el "reverendo", no podían emanar de la voz humana. La trompeta fue lanzada repetidamente al exterior.

Un caballero cerca de la plataforma pidió al "Doctor Ferguson" que tuviera cuidado de que el instrumento no causara daños al público. El "Doctor" respondió que no podía hacerse responsable de las manifestaciones que los espíritus decidieran producir. Preguntó a un caballero si había sido golpeado por la trompeta. El caballero respondió: "No", a lo cual el "presentador" dijo que esperaba que esto fuera una prueba convincente de que las manifestaciones estaban guiadas por un poder inteligente.

Cada vez que se abrían las puertas del gabinete, los "hermanos" aparecían aún atados como al principio. Finalmente, salieron de la caja completamente libres de sus ataduras. Luego, volvieron a atarse ellos mismos; uno de los miembros del comité tomó asiento en el gabinete, se colocó harina en las manos y se reprodujo exactamente el programa de los Davenport con el mayor éxito.

La sesión oscura que siguió fue una imitación maravillosa de las ilusiones de los Davenport. No se dejó de reproducir ninguno de los efectos que ellos producían; durante la sesión, todas sus actuaciones fueron replicadas con absoluta exactitud.

Los instrumentos musicales se vieron flotando por el aire y los abrigos de los hombres atados fueron intercambiados. Las "manifestaciones" ocurrieron en medio de comentarios bien dirigidos y agudos por parte del "Doctor". Este insistió en mantener una cadena de contacto ininterrumpida: "De lo contrario," dijo, "podrían ser tocados en lugares que menos esperan." "¡En el bolsillo!" exclamó un caballero. "Sí," replicó el pseudo doctor con la rapidez de un rayo, "en el bolsillo, o en la cabeza, o en cualquier otro receptáculo vacío."El hilarante acto terminó con aplausos a rabiar y carcajadas .

A consecuencia de ésta actuación,  destacados magos como Neville Maskelyne y Jean- Eugene Robert- Houdin expusieron esos trucos ya sea con escritos o con la reproducción de los mismos . Después de ello, incluso espiritistas convencidos admitían ya el carácter fraudulento de los fenómenos expuestos. Años más tarde, Ira Davenport confesó a Harry Houdini que sus actos eran fraudulentos. Sin embargo, en la misma conversación, le reveló que, a pesar de esto, él personalmente era un practicante convencido del espiritismo.