"Jung y lo paranormal" es un artículo escrito por el Dr. Ernest Gallo que ofrece una crítica exhaustiva de las ideas del psicoanalista suizo Carl Gustav Jung, centrándose principalmente en sus creencias sobre lo paranormal y las doctrinas de la sincronicidad y los arquetipos. Gallo, que dirigió un seminario sobre pensamiento crítico en la Universidad de Massachusetts, escribió este texto para la Enciclopedia de lo paranormal, editada por Gordon Stein en 1996. Aquí, la traducción del mismo.
Carl Jung, aunque reconocido como un psicólogo influyente, también mostró un profundo interés en fenómenos paranormales, como la astrología, la telepatía y la telequinesis.A pesar de que fue un pensador creativo, su inclinación hacia lo paranormal carecía de respaldo empírico. Jung interpretaba algunas experiencias personales como manifestaciones paranormales. Por ejemplo, durante una discusión con Sigmund Freud sobre parapsicología, escuchó un fuerte estallido que atribuyó a un fenómeno paranormal. Cuando Freud lo descartó, Jung predijo que el sonido se repetiría, lo cual ocurrió.
En 1898, una mesa de nogal de su casa se partió repentinamente, lo que él consideró un evento paranormal, aunque podría explicarse de manera natural por el estado de la mesa.
Además, afirmaba haber presenciado telequinesis y en ocasiones soñaba con eventos futuros, que después reinterpretó como sucesos de ambas guerras mundiales. Para él, la precognición era una prueba irrefutable de que la psique trascendía el espacio y el tiempo. También respaldó explícitamente su creencia en la percepción extrasensorial basándose en los cuestionables experimentos de J.B. Rhine.
Jung relacionaba estos eventos con las sesiones de espiritismo de su prima, Héléne Preiswerk, una médium que afirmaba tener visiones y comunicarse con espíritus. A pesar de haber descubierto que Héléne era una farsante, él seguía considerando que los fenómenos en su casa estaban relacionados con los estados psíquicos de su prima.
La Doctrina de la Sincronicidad
Carl Gustav Jung propuso la controvertida doctrina de la sincronicidad, que tiene sus raíces en la tradición ocultista. Según esta teoría, el mundo físico reflejaría nuestras preocupaciones personales, una idea que él defendía como literalmente cierta. La sincronicidad, según Jung, implica que un mismo significado trascendental puede manifestarse simultáneamente en la psique humana y en un evento externo aparentemente independiente.
Para ilustrar este concepto, el autor relataba el caso de una paciente que soñó con un escarabajo dorado. Al día siguiente, mientras discutían el sueño, un coleóptero similar voló hacia la habitación. El terapeuta interpretó esta coincidencia como significativa, argumentando que el escarabajo, símbolo del renacimiento del sol en la mitología egipcia, representaba la transformación que su paciente necesitaba en su vida.
Sin embargo, esta interpretación es cuestionable por varias razones. En primer lugar, la conexión entre el significado simbólico del insecto y la condición de la paciente es altamente subjetiva. Tanto el símbolo como su interpretación son lo suficientemente flexibles como para adaptarse a una amplia gama de narrativas, lo que hace que la teoría de la sincronicidad, ya de por sí improbable, dependa de coincidencias que podrían no ser tan significativas como él mismo sugería.
Paradójicamente, Jung argumentaba que la rareza de estos eventos sincrónicos era una prueba de su realidad. Sostenía que la existencia de una mayoría de eventos causales demostraba la existencia de una minoría de eventos no causales, un razonamiento que carece de fundamento lógico. Este argumento ignora principios estadísticos básicos: la existencia de una media estadística no implica necesariamente la presencia de eventos altamente improbables. La afirmación de Jung de que "la premisa de la probabilidad postula simultáneamente la existencia de lo improbable" es, en última instancia, insostenible desde un punto de vista científico y lógico.
La Doctrina de los Arquetipos
La teoría de Jung sobre los arquetipos está estrechamente relacionada con su concepto de sincronicidad. Los arquetipos, según él, son "predisposiciones mentales independientes de la experiencia individual, originadas en el inconsciente colectivo". Estos patrones universales supuestamente emergen en momentos de crisis psicológica, similares a la aparición del escarabajo en su anécdota sobre sincronicidad.
Sin embargo, la teoría de los arquetipos presenta varios problemas metodológicos y conceptuales:
- Inaccesibilidad directa: Los arquetipos solo pueden estudiarse a través de sus manifestaciones culturales, lo que dificulta su análisis crítico.
- Variabilidad cultural: La interpretación de los arquetipos puede variar significativamente entre culturas e individuos, complicando la conexión entre el arquetipo y su representación.
- Simplicidad cuestionable: Aunque Jung argumentaba que los arquetipos tienen un contenido simple y universal (como la idea de "madre"), no hay necesidad de vincular estos conceptos básicos con mitos antiguos o postular un inconsciente colectivo.
- Flexibilidad excesiva: La vaga conexión entre los arquetipos y sus imágenes específicas permite múltiples interpretaciones, lo que algunos ven como una fortaleza. Sin embargo, esta flexibilidad socava la validez científica de la teoría, ya que permite "probar" casi cualquier cosa.
- Evidencia cuestionable: Jung afirmaba tener evidencia objetiva de los arquetipos a través de estudios de casos, pero su método de "amplificación" (sugerir interpretaciones a los pacientes) contamina los datos originales.
- Incompatibilidad con la genética moderna: La teoría de los arquetipos requiere aceptar el lamarckismo (la herencia de características adquiridas), una idea desacreditada en biología. Aunque Jung intentó relacionar los arquetipos con patrones instintivos preservados por la evolución, la mayoría de los arquetipos no se corresponden con comportamientos instintivos heredables.
Incluso el junguiano más convencido tendrá dificultades para identificar la mayoría de los arquetipos jungianos con un comportamiento instintivo heredable. Sin duda, los hombres y las mujeres muestran un conjunto instintivo de comportamientos hacia el otro. Pero, ¿cómo se llega a la notable conclusión de que el ánima de una mujer, el aspecto masculino que supuestamente reside en el inconsciente femenino, puede llevarla a alturas intolerables de agresividad masculina? ¿Cómo se concluye que, para desviarla de este modo destructivo, "a menudo el hombre tiene la sensación, y no está del todo equivocado, de que solo la seducción, una paliza o una violación tendrían el poder de persuasión necesario" (1951, 15)? Uno se pregunta qué mecanismos innatos de liberación imaginaba Jung que estaba describiendo aquí.
La doctrina de los arquetipos es importante como modelo de pseudosistema, uno que pretende basarse en una amplia gama de datos objetivos, pero que en realidad selecciona cuidadosamente su evidencia; uno cuya pretensión de conocimiento trascendental en realidad sirve para proteger el sistema de la inspección crítica; uno cuya pretensión de objetividad depende únicamente de la ambigüedad de su lenguaje privado. La elaborada doctrina jungiana de los arquetipos y de la sincronicidad es poco más que un castillo de naipes, uno que ha tardado demasiado en derrumbarse.
Referencias en la obra de Jung para el presente trabajo
Jung, Carl Gustav. The Collected Works of C. G. Jung. 20 vols. Bollingen
Series 20. ed. William McGuire; trans. R. F.C. Hull et al. Princeton: Princeton
University Press. Here referred to as CW.
On the Psychology and Pathology of Socalled Occult Phenomena, 1902. In CW, vol. 1.
Aion, 1951. In CW, vol. 9, part 2.
“Synchronicity: An Acausal Connecting Principle.” In The Interpretation
ofNature and the Psyche by C. G. Jung and W. Pauli. Translated by R. F.C. Hull
New York: Pantheon Books, 1955.
Archetypes of the Collective Unconscious, 1959. In CW, vol. 9, part 1.
Memories, Dreams and Reflections. New York: Pantheon, 1963.
Man and His Symbols. New York: Doubleday, 1969.
Letters. Edited by Aniela Jaff. Translated by Richard and Clara Winston. 2 vols. Princeton: Princeton University Press, 1973.