26.6.07

Transmisión radial de "La guerra de los mundos" (2º parte)


Portada del CD de Rock Progresivo- Pop "La guerra de los mundos", por Jeff Wayne, Justin Hayward, Phil Lynott y David Essex. Gentileza de Sony BMG


(Continúa la emisión radial)

Secretario del Interior: Ciudadanos de la Nación: No les intentaré ocultar la gravedad de la situación que nos amenaza ni tampoco los deberes de nuestro gobierno para proteger las vidas y propiedades de sus habitantes. No obstante, quiero resaltarles a los ciudadanos particulares y funcionarios públicos, la urgente necesidad de conservar la calma y estar listos para echar mano de todos los recursos que la acción requiera. Afortunadamente, éste formidable enemigo se encuentra aún confinado a un área relativamente pequeña y podemos tener confianza en las fuerzas militares que los siguen conteniendo en ése lugar. Mientras tanto, manteniendo nuestra Fe en Dios, debemos continuar cumpliendo nuestros deberes de modo que podamos mostrarle a éste adversario destructor el frente sólido de una nación unida, valiente y dedicada a preservar la supremacía del hombre en la Tierra. Gracias.

Locutor: Acaban uds. de oír al Secretario del Interior desde Washington. Los boletines que se van apilando en el estudio son tan numerosos que es imposible leerlos a todos. Nos informan queno se puede establecer contacto radiotelefónico con la parte central de Nueva Jersey debido al efecto de los rayos de calor sobre los cables de transmisión y los equipos eléctricos. Un boletín especial transmitido desde Nueva York comunica que nos envían telegramas desde centros científicos ingleses, franceses y alemanes ofreciendo su ayuda. Los astrónomos informan que siguen observándose explosiones en el planeta Marte a intervalos regulares. La mayoría de los comentaristas opina que el enemigo intentará enviar refuerzos de nuevas máquinas de guerra. Se intenta descubrir el paradero del profesor Pierson que ha observado a los marcianos desde muy cerca, pero se teme que haya muerto en la reciente batalla.

(Pausa)

"Langham Fleid, Virginia: Los aviones de reconocimiento informan haber detectado tres máquinas marcianas que sobrepasan las copas de los árboles y se mueven hacia el norte en dirección a Sommerville mientras la población huye de ellos. No están utilizando el rayo de calor pero avanzan con la velocidad de un tren expreso. Los invasores eligen su camino cuidadosamente. Parece que hicieran esfuerzos para evitar la destrucción de ciudades y la campiña . Sin embargo, se detienen para destruir los cables de alta tensión, arrancar las vías del ferrocarril y echar abajo los puentes. Su objetivo aparente sería anular toda resistencia, paralizar las comunicaciones y desorganizar a la sociedad humana. "

Aquí tenemos un cable que procede de Basking Ridge, Nueva Jersey: "Cazadores de coatíes han encontrado un cilindro similar al primero. Está semienterrado en un gran pantano a treinta kilómetros al sur de Morristown. Piezas de artillería llegaron desde Newark para hacer volar a esta segunda unidad invasora antes de que el cilindro se abra y entre en acción su maquinaria de guerra. Los artilleros toman posición al pie de las montañas Watchung. "

Otro boletín desde Langman Field: "Aviones de reconocimiento informan que las máquinas enemigas, en número de tres, aumentan su velocidad hacia el Norte, pasando por encima de casas y árboles con el evidente fin de unirse a sus aliados que se encuentran al sur de Morristown. Las máquinas también fueron avistadas por un telegrafista al este de Middlessex".

Un cable procedente de Winston Field, Long Island: " Una escuadrilla de bombarderos cargada con explosivos pesados vuela hacia el norte, persiguiendo a los invasores . Los aviones de reconocimiento funcionan como guías. Avistan al enemigo que marcha velozmente"

¡Un momento, por favor! Señoras y señores, hemos instalado líneas telefónicas especiales en los puestos de artillería de los pueblos adyacentes para informarles en forma directa del avance del enemigo.

Primero los llevaremos a la batería del 21º regimiento de artillería que ha tomado posición en las montañas de Watchung.

Oficial: Eleve a treinta y dos metros.

Artillero: Treinta y dos metros.

Oficial: Proyección, treinta y nueve grados.

Artillero: Treinta y nueve grados.

Oficial: ¡Fuego!

(Estallido de un cañón de artillería)

Observador: Ciento cuarenta yardas a la derecha

Oficial: Desviación, treinta y un metros.

Artillero: Treinta y un metros.

Oficial: Proyección, treinta y siete grados.

Artillero: Treinta y siete grados.

Oficial: ¡Fuego!

(Estallido de un cañón de artillería. Pausa)

Observador:¡Blanco! ¡Hemos dado en el blanco, señor! ¡Le dimos al trípode de una de las máquinas! ¡Se detuvo! ¡Los otros intentan repararlo!

Oficial: ¡Rápido! Variación , cincuenta a treinta metros.

Artillero: Treinta metros.

Oficial: Proyección, veintisiete grados.

Artillero: Veintisiete grados.

Oficial: ¡Fuego!

(Estallido de cañón de artillería. Pausa)

Observador: No he podido ver la granada. Los rodea una humareda.

Oficial:¿Qué es eso?

Observador: Humo negro, señor. Viene en ésta dirección muy pegado al suelo. Se extiende rápidamente.

Oficial:¡Ponerse las máscaras anti gas! (Pausa) . ¡Listos para disparar! Variación a veinticuatro metros.

Artillero: Veinticuatro metros.

Oficial: Proyección, veinticuatro grados.

Artillero: Veinticuatro grados.

Oficial: ¡Fuego!

(Estallido)

Observador: Sigo sin ver nada, señor. El humo se acerca.

Oficial: Déme la distancia (Tose)

Observador: Veinticuatro metros (tose)

Oficial:Veintitrés metros (tose)

Observador: Proyección, veintidós grados (tose)

Oficial : Veintidós grados (se acaban las toses. Silencio)

(Ruido de motor de avión)

Teniente Voght: Bombardero del ejército, V-8-43 sale de Bayonne, Nueva Jersey, con el teniente Voght al mando de ocho bombarderos. Comunica al comandante Fairfax, Langham Field. Habla Voght al comandante Fairfax, Langhan Field. Las máquinas trípode enemigas a la vista. Reforzadas por otras tres máquinas del cilindro de Morristown. Seis en total. Una máquina, parcialmente averiada , probablemente por un cañon del ejército en las montañas Watchung.
Parece que los cañones hubieran sido silenciados. Una nube muy oscura se extiende hacia el norte al ras del suelo . Naturaleza desconocida . No hay señales del rayo de calor. El enemigo ahora se dirige hacia el este, cruzando el río Passaic y los pantanos de Jersey. Otra máquina avanza hacia el horizonte en dirección a Pulaski .El objetivo evidente es la ciudad de Nueva York. Derriban una central eléctrica . Las máquinas ahora están juntas y nosotros listos para atacar. Los aviones vuelan en círculo, listos para dejar caer sus bombas. Mil metros más y estaremos sobre la primer máquina... ochocientos ... seiscientos ... cuatrocientos ... doscientos ... ¡ahí van! Un brazo gigante se levanta ... hay un destello verde. ¡Nos están rociando con llamas! No hay oportunidad para soltar las bombas. Sólo nos queda una alternativa: lanzarse sobre ellos con avión y todo. Nos arrojamos sobre el que tenemos más cerca. Una de las máquinas se detuvo. Ocho...
1º Operador: Aquí Bayonne, Nueva Jersey, llamando a Langham Field... aquí Bayonne, Nueva Jersey, llamando a Langham Field... adelante por favor.

2º Operador: Aquí Langham, adelante.

1º Operador: Seis bombarderos del ejército han entrado en combate con las máquinas trípode del enemigo sobre las llanuras de Jersey. Los aviones han quedado fuera de acción por los rayos de calor. Todos fueron destruídos. Una máquina enemiga, destruída también. El enigo ahora está descargando humo negro en dirección a ...

3º Operador:Habla Newark, Nueva Jersey... aquí Newark, Nueva Jersey... ¡Atención! Nos invade un gas negro venenoso procedente de los pantanos de jersey. Alcanza la calle Sur. Las máscaras antigás, inútiles. la población debe retirarse a espacios abiertos. Los automóviles deben tomar las carreteras 7, 23 y 24. Eviten las áreas congestionadas. El humo va ahora a Raymond Boulevard.

4º Operador: 2X2L llama a CQ... 2X2L llama a CQ ... ¿Qué pasa?... 2X2L llama a 8X3R

5º Operador: Aquí 8X3R, contesta a 2XL2.

4º Operador: ¿Cómo es la recepción? ¿Cómo es la recepción? K, por favor...¿Adónde está, 8K3R? ¿Qué pasa? ¿Dónde está?

(El tañido de las campanas de la ciudad, disminuye gradualmente)

Locutor: Les hablo desde el techo del edificio de la Radio de la Ciudad de Nueva York. Las campanas que oyen ustedes advierten al pueblo que evacúe la ciudad ante la aproximación de los marcianos. Se estima que en las dos últimas horas, tres millones de personas han salido por las carreteras hacia el norte por el Boulevard del río Hutchinson, que todavía permanece abierto para el tránsito liviano. Eviten los puentes que llevan a Long Island que están atascados por la aglomeración de vehículos. Hace diez minutos quedó cortada toda comunicación con la costa de Nueva Jersey. No quedan más defensas. Nuestro ejército, liquidado... la artillería, la fuerza aérea...todo liquidado. Ésta puede ser nuestra última transmisión. Permaneceremos aquí hasta el final. La gente se ha reunido en la Catedral, debajo de nosotros .

(Se oye gente cantando himnos religiosos) .

Ahora mismo echo un vistazo a la parte baja del puerto. Todo tipo de embarcaciones repletas de gente que huye, se aleja de las dársenas.

(Se oyen sirenas de barcos)

Las calles están abarrotadas de gente. El ruido de la muchedumbre es semejante al que se oía la noche de Año Nuevo . Un momento, ¡atención! ... El enemigo está ahora a la vista. Se observan cinco grandes máquinas. La primera cruza en estos momentos el río. Puedo verla desde aquí vadeando el Hudson como un hombre que atravesase un arroyo. Me entregan ahora un boletín... En todo el país están cayendo cilindros marcianos. Uno en las afueras de Búffalo, otro en Chicago, en Saint Louis... Parecen caer a intervalos regulares... La primer máquina está llegando a esta orilla. Se detiene un rato vigilando a la ciudad. Su cabeza de acero llega al nivel de los rascacielos. Parece estar esperando la llegada de las otras máquinas. Se yerguen como una línea de nuevas torres en la parte occidental de la ciudad... Ahora levantan sus manos metálicas... ¡Esto es el final! Sale humo... un humo negro que avanza sobre la ciudad. La gente que corre por las calles, ahora lo vé . Todos corren hacia East River ... miles de ellos caen al agua como ratas. El humo se expande con mayor rapidez. Ha llegado a Times Square. La gente intenta huir pero de nada sirve. Caen como moscas. Ahora el humo está cruzando la Sexta Avenida... La Quinta Avenida... Lo tengo a cien metros... Está sólo a quince metros ...

4º Operador: Operador 2X2L llama a CQ... 2X2L llama a CQ... 2X2L llama a CQ... Nueva York, ¿Hay alguien escuchando allí ? ¿No queda nadie...? 2X2L...

II


Orson Welles interpretando al profesor Pierson
(gentileza de Jon Blackell www.capitalcentury.com/1938.html )

Locutor principal: Están escuchando a la Columbia Broadcasting System que presenta a Orson Welles y al Teatro Mercury en la Radionovela "La guerra de los mundos"por H. G. Wells. La representación continuará después de una breve interrupción. Esta es la Columbia Broadcasting System, transmite WABC, Nueva York.
(Interrupción de veinte segundos)

"La guerra de los mundos" por H. G. Wells , con Orson Welles como primer actor y su compañía del Mercury Theatre.

(Música)

Pierson: A medida que escribo estas notas , me obsesiona la idea de que pueda ser el último ser humano vivo en éste mundo. He permanecido oculto en ésta casa vacía , cerca de Grovers Mill. Es una pequeña isla iluminada por el sol separada por el humo negro del resto del mundo.

Todo lo ocurrido antes de la llegada de estas criaturas monstruosas seres a la Tierra me parece en estos momentos un fragmento de otra vida... una vida que no guarda continuidad con la presente, la existencia furtiva del único sobreviviente abandonado, que borronea estas palabras al dorso de un cuaderno de notas astronómicas que llevan la firma de un tal Richard Pierson. Miro mis manos ennegrecidas, mis zapatos rotos, mis ropas convertidas en harapos y trato de establecer una relación entre ésta ruina viviente y cierto profesor que vivía en Princeton y que la noche del 30 de octubre vio con su telescopio una explosión anaranjada en un planeta lejano . Mi esposa, mis colegas, mis alumnos, mis libros, mi observatorio, mi ... mi mundo ¿dónde están? ¿acaso existieron alguna vez? ¿Soy yo, en realidad , Richard Pierson? ¿Qué día es hoy? ¿Existen ya los días si no hay calendario? ¿Transcurre el tiempo si no hay manos humanas que den cuerda a los relojes?. Al escribir este diario me digo a mí mismo que he emprendido la tarea de conservar la historia humana entre las tapas oscuras de una libreta donde sólo deberían anotarse los movimientos de las estrellas. Pero para escribir debo vivir, y para vivir debo comer... En la cocina encontré un pan enmohecido y una naranja. Desde la ventana mantengo constante vigilancia.De cuando en cuando alcanzo a divisar algún marciano que sobresale de la humareda negra.

De repente se produce un sonido silbante y veo a un marciano montado sobre su máquina, que rocía el aire con un chorro de vapor como si tratara de disipar el humo. Desde un costado puedo observar cómo sus enormes patas metálicas casi rozan esta casa.

(Pausa)

Inundado por el terror, me he desmayado. Es de mañana. Penetra un rayo de luz solar por la ventana. La nube negra de gas se ha desvanecido y los prados que se extienden hacia el norte, aparecen como si una tormenta de nieve negra se hubiera descargado sobre ellos. Me aventuro a salir de la casa. Me dirijo hacia una carretera. No hay tránsito alguno. Aquí y allí se ve un coche destrozado, un equipaje caído, un esqueleto ennegrecido. Me dirijo hacia el norte. Por alguna razón extraña , me siento más seguro siguiendo las huellas de estos monstruos que escapándome lejos de ellos. Mantengo siempre una cuidadosa vigilancia. He visto comer a los marcianos. Si alguna de estas máquinas apareciese por encima de las copas de los árboles me arrojaré al suelo. Me acerco a un castaño. En octubre las castañas están maduras. Lleno mis bolsillos. Debo seguir con vida. Hace dos días que ando vagando hacia el norte en medio de un mundo desolado. Por último, advierto a una criatura viviente ... una pequeña y rojiza ardilla que se mueve sobre la rama de un haya. La contemplo lleno de profunda admiración. El pequeño animal vuelve su cabecita y me mira. Creo que, en este momento, la ardilla y yo compartimos la misma emoción... la alegría de encontrar a otro ser que también está vivo ... Sigo hacia el norte. Encuentro unas vacas muertas en un campo nauseabundo. Más alláestán las ruinas calcinadas de una lechería. La torre de un silo permanece en pie ... , parece montar guardia sobre la tierra arrasada , como elevándose sobre una planicie de la que se hubiera retirado el mar. En el techo del silo se yergue el gallo de una veleta. La flecha señala hacia el norte.

Al día siguiente, llego a una ciudad que me es vagamente familiar a pesar de que sus edificios aparezcan extrañamente recortados y aplastados , como si un gigante los hubiese cortado en rebanadas , de un caprichoso y descomunal manotazo . Alcanzo los suburbios . Encontré a Newark humillada pero intacta por algún capricho de los marcianos en su avance. De repente , experimento una rara sensación de que estoy siendo vigilado y entonces, advierto algo que se agazapa en el marco de una puerta. Me dirijo allí, y en seguida ese algo se levanta y se convierte en un hombre... Un hombre, armado con un gran cuchillo.

Extraño: ¡Deténgase! ¿De dónde viene usted?

Pierson: Yo vengo de... muchos lugares . Desde hace mucho tiempo, desde Princeton.

Extraño: ¿Princeton? Mmmhh... Eso era cerca de Grovers Mill. ¿no?

Pierson: Sí.

Extraño: Grovers Mill ... (Se ríe como si se tratara de una broma) . Allí no hay alimentos. Esta es mi tierra. Toda esta parte final de la ciudad hacia abajo, hasta el río. Sólo hay alimentos para uno... ¿Hacia qué lado va usted?

Pierson: No lo sé. Creo que estoy buscando... gente .

Extraño: (Nervioso ) ¿Qué fue eso? ¿ Oyó algo?

Pierson: (Maravillado) ¡Sólo un pájaro! ¡Un pájaro vivo!

Extraño: Uno llega a darse cuenta ahora de que los pájaros tiene sombra ¡Cuidado! Aquí estamos al aire libre. Vamos a buscar refugio y allí hablaremos.

Pierson: ¿Ha visto a los marcianos?

Extraño: Se fueron a Nueva York. Por la noche en el cielo se reflejan sus luces. Durante el día no se les puede ver. Hace cinco días un par de ellos llevaban algo muy grande desde el aeropuerto a través de la planicie. Creo que están aprendiendo a volar.

Pierson: ¡Volar!

Extraño: Sí, a volar.

Pierson: Entonces podemos decir que la Humanidad se acabó , forastero. Sólo quedamos usted y yo. Sólo dos sobrevivientes.

Extranjero: Se han hecho fuertes, han destruído al país más grande del mundo. Esas estrellas fugaces verdes ... probablemente seguirán cayendo todas las noches en diversas partes. Tan sólo han perdido una máquina. No nos queda nada que hacer. Estamos deshechos. Estamos exterminados.

Pierson: ¿Dónde ha estado? Usted lleva uniforme...

Extranjero: Lo que queda de él, querrá decir. Yo estaba en en la Guardia Nacional. ¡Bueno! ¡Aquello no era guerra! No hubo más guerra que la que hubiera podido haber entre hombres y hormigas.

Pierson: Pero nosotros somos hormigas comestibles. Eso es lo que yo he averiguado. ¿Qué van a hacer con nosotros?

Extranjero: Lo he pensado bien. Hasta ahora nos tomaban a medida que nos necesitaban. Un marciano no tiene más que ir andando un poco e irrumpir en medio de una multitud que huye . Pero no seguirán haciendo eso. Nos cazarán sistemáticamente... Escogerán a los mejores y los guardarán en jaulas o algo así. ¡Todavía no han comenzado con nosotros!

Pierson. ¿Que no han comenzado?...

Extraño: ¡No han comenzado todavía! Todo lo que ha pasado hasta ahora, es porque no hemos tenido buen juicio como para quedarnos quietos ; en cambio, los hemos irritado con nuestros cañones y toda esa porquería y hemos perdido la cabeza corriendo en masa. Ahora, en vez de andar huyendo enceguecidos debemos detenernos y vivir según las cosas se presentan. Ciudades, naciones, civilización, progreso...

Pierson: Pero si eso fuera así, ¿qué razón queda para vivir?

Extraño: Ya habrá conciertos dentro de un millón de años o algo así, no habrá cenas en los restaurantes. Si usted está buscando diversión, pierde el tiempo.

Pierson: ¿Y qué es lo que queda?

Extraño: ¡Vida! Eso es lo que queda! ¡Lo que yo necesito es vivir! ¡Y usted también! No vamos a dejarnos exterminar. Tampoco quiero dejarme atrapar, que me domestiquen y que me engorden como a un buey.

Pierson: ¿Qué es lo que va a hacer , entonces?

Extraño: Yo me voy... siguiendo sus pasos. Tengo un plan. Nosotros, los seres humanos, como hombres estamos ya liquidados . Todavía no lo sé bien, pero tenemos todavía mucho que aprender antes de que se nos ofrezca una oportunidad. Tenemos que vivir y seguir libres hasta que podamos aprender.

Pierson: Dígame, dígame todo lo que piensa.

Extraño: ¡Bueno! No todos estamos hechos para ser aves de presa, y es así como debe de ser. Por eso yo lo estaba observando atentamente a usted. En cuanto a todos esos empleaditos de escritorio que vivían en estas casas, no servirán. Les faltan agallas. No servían más que para ir corriendo a su trabajo. He visto a cientos de ellos corriendo como animales para tomar el tren de la mañana , temerosos de que, si no lo alcanzaban, tendrían que viajar luego como sardinas en lata, y otras veces corriendo también por la noche con miedo de no llegar a tiempo a cenar. Tenían sus vidas aseguradas. Los domingos se aburrían soberanamente pensando en el mañana . Los marcianos serán para esos tipos como un buen golpe de suerte. Tendrán bonitas jaulas, buena comida, buena educación, buenas oportunidades para reproducirse y ninguna preocupación. Después de andar una semana por los campos con el estómago vacío, estarán muy contentos de que los agarren.

Pierson: Usted lo ha meditado ¿no es así?

Extranjero:. ¡Ya lo creo ! Pero aún hay algo más. Esos marcianos se encariñarán con algunos de ellos como mascotas y les enseñarán a hacer algunos trucos. ¿Quién sabe? Tendremos que lamentar al niño que fue domesticado, después creció y luego fue sacrificado. Pero a algunos les enseñen a a cazar a los demás.

Pierson: No, eso es imposible. Ningún ser humano...

Extraño: Si, claro que lo harían. Hay muchos hombres que harán eso con mucho gusto. Si llego a pescar a algunos de ellos siguiéndome...

Pierson: Entretanto, usted , yo y otros como nosotros ¿como viviremos mientras los marcianos sean dueños de la Tierra?

Extraño: Lo tengo todo planeado. Viviremos bajo tierra. He pensado en las alcantarillas. Bajo Nueva York hay kilómetros de alcantarillado. Las principales son bastante grandes para cualquiera. Además, hay en el subsuelo bodegas, bóvedas, almacenes subterráneos, túneles de ferrocarriles y del subterráneo. ¿Me empieza a comprender usted, eh? Conseguiremos un puñado de hombres fuertes. Nada de gente débil. Descartaremos a esas escorias.

Pierson: ¿Y usted piensa que yo podría unirme a ustedes?

Extraño: Bueno... , le estoy dando una oportunidad .

Pierson: No nos pelearemos por eso. Siga.

Extraño: Tendremos que encontrar lugares seguros para ocultarnos ¿sabe? Y deberemos conseguir todos los libros que podamos ... , libros de ciencias, se entiende. Ahí es donde los hombres como usted, desempeñan un papel ¿no es así? Penetraremos furtivamente en los museos y espiaremos siempre a los marcianos. Quizás no tengamos tanto que aprender antes de que ... Imagínese nada más que esto: cuatro o cinco de sus máquinas de guerra que de repente comienzan a funcionar lanzando rayos de calor a derecha e izquierda pero sin ningún marciano adentro. ¡Sin ningún marciano adentro!, ¿me comprende? Sólo hombres, hombres que hayan aprendido lo mismo que ellos. Podría suceder incluso en nuestro tiempo. ¡Oh! ¡Imagínese qué sería poseer uno de esos aparatos con su rayo de calor! Lo lanzaríamos contra los marcianos, lo lanzaríamos también contra los hombres. Todo el mundo caería de rodillas ante nosotros.

Pierson: ¿Es ése su plan?

Extraño: Usted, yo y unos pocos más, seríamos dueños del mundo.

Pierson: Me voy dando cuenta.

Extraño: ¡Eh! ¿qué le pasa? ¿Adónde va ?

Pierson: No a su mundo. Adiós, forastero...

(Pausa)

Pierson: Después de separarme del artillero llegué finalmente al túnel de Holland. Penetré por ese túnel silencioso , ansioso por conocer cuál había sido el destino de la gran ciudad situada al otro lado del río Hudson. Con gran precaución salí del túnel y me encaminé por la calle del Canal. Alcancé la calle 14 , allí volví a encontrar polvo negro y varios cuerpos . Un olor malsano y nauseabundo salía desde los sótanos de algunas de las casas . Caminé desde la calle 30 hasta la 40 y me encontré solitario en la Times Square. Alcancé a ver un perro flaco que corría por la séptima avenida con un pedazo de carne oscura entre sus dientes perseguido por un montón de perros hambrientos. El animal dio un amplio rodeo en torno a mí como si temiera que yo fuese un competidor recién llegado. Seguí marchando subiendo por Broadway , en pos de las huellas de ese polvo extraño. Dejé atrás las vidrieras silenciosas de las tiendas que mostraban sus mudas mercancías a las veredas desiertas; dejé atrás también al Teatro Capitol, silencioso y sombrío; pasé frente a una exposición de objetos de caza en la que una hilera de rifles descargados apuntaba a una hilera inmóvil de patos de madera.

Cerca del Columbus Circle vi los automóviles modelo 1939 en las salas de exposición frente a las calles vacías. Desde la terraza del último piso del edificio de la compañía General Motors divisé una bandada de pájaros negros volando en círculos . Me dirigí apresurado en esa dirección. De repente, advertí el casco de una máquina marciana que se erguía en alguna parte del Central Park iluminada por los rayos del sol del crepúsculo . ¡Qué idea absurda se me ocurrió! Corrí sin parar a través del Columbus Circle y entré en el parque. Subí a una pequeña colina sobre el estanque a la altura de la calle sesenta. Desde allí pude contemplar a diecinueve de aquellos grandes titanes metálicos erguidos en una silenciosa hilera , con sus cascos vacíos y sus brazos metálicos colgando inertes a sus lados. Traté en vano de distinguir a los monstruos que habitaban esas máquinas.

De pronto, una inmensa bandada de pájaros negros que revoloteaban sobre mí atrajo mi atención. Describiendo un círculo, se posaron en el suelo y ante mis ojos asombrados , pude contemplar a los marcianos desparramados en el suelo y a las negras aves que picoteaban sus cuerpos y sacaban tiras de carne negruzca de sus cadáveres. Más tarde, cuando estos cuerpos pudieron ser examinados en los laboratorios, se comprobó que habían sido víctimas de enfermedades infecciosas contra las cuales sus organismos no estaban protegidos ... muertos, después de que todas las armas del hombre habían fallado, por la más humilde criatura que Dios en su sabiduría había puesto en esta Tierra.

Antes de que cayera el primer cilindro, se creía que , en la inmensidad del espacio, no existía otra vida que la que había en la insignificante superficie de nuestra minúscula esfera. Pero ahora vemos más allá. En mi mente ha surgido la visión admirable pero borrosa de una vida que lentamente se irá esparciendo desde esta pequeña semilla del sistema solar a través del espacio sideral. Pero esto es un sueño muy lejano. Puede ser que la destrucción de los marcianos sea solamente un acto momentáneo. Tal vez a ellos, y no a nosotros les esté encomendado el porvenir.

Ahora me parece extraño poder estar sentado en mi apacible estudio de Princeton, escribiendo el último capítulo de mis Memorias comenzadas en una granja abandonada de Grovers Mill. Me parece extraño poder contemplar desde mi ventana los capiteles azules de la Universidad, vistos a través de la bruma de abril. Parece extraño ver a los niños jugando en las calles. Y no menos extraño resulta ver a los jóvenes paseando por el verde césped, donde las nuevas hojas primaverales van borrando las últimas huellas negruzcas de una tierra incendiada. Me parece extraño ver entrar a los visitantes del museo donde se exponen ante el público las piezas desmontadas de una máquina marciana. Todo me parece extraño cuando recuerdo la primera vez que la vi , brillante y bien perfilada , fría y silenciosa , en el atardecer de aquel gran último día.

Habla Orson Welles, señoras y señores, que deja su caracterización para asegurarles a ustedes que "La guerra de los mundos" no tiene más significado que el de una broma de Halloween. En el programa de radio del "Mercury Theatre" no podíamos cubrirnos con sábanas, saltar de entre los matorrales y gritarles ¡Buh!. De haberlo hecho, empezando ahora, no hubiéramos podido golpear las puertas de sus jardines durante la noche ... Habiendo descartado hacer eso, hicimos algo mejor. Aniquilamos al mundo ante sus propios oídos y arrasamos a la Columbia Broadcasting System. Sin duda, se les habrá quitado un peso de encima si les decimos que no lo hemos hecho y que ambos aún gozan de buena salud.

Así, entonces... ¡Hasta la vista, todo el mundo! y recuerden por favor la terrible lección que han aprendido esta noche. Ese invasor globular y reluciente que apareció haciendo muecas en las salas de nuestras casas, es sólo un habitante de la imaginación. Y si llega a sonar el timbre de sus casas y no ven a nadie allí, no crean que fue un marciano... fue el duende travieso que aparece la víspera de Todos los Santos.

(Música)

Locutor principal: Esta noche la Columbia Broadcasting System y sus estaciones asociadas de una costa a la otra del país han transmitido "La guerra de los mundos" de H. G. Wells, la decimoséptima en la serie semanal de radionovelas presentadas por Orson Welles y el Mercury Theatre.
La semana próxima presentaremos una adaptación de tres famosas novelas.
Transmite la Columbia Broadcasing System ...






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