5.10.24

Acerca del movimiento de la Nueva Era

 

 

 


El filósofo Robert G. Basil es editor asociado de la revista Free Inquiry y fue editor del libro "Not Necessarily the New Age", publicado en 1988. Esta obra compiló artículos de reconocidos autores como Carl Sagan, Martin Gardner y Philip Klass, entre otros. Posteriormente, Basil escribió un artículo titulado "El movimiento de la Nueva Era", del cual presento la siguiente reseña.

El movimiento de la Nueva Era es un fenómeno cultural y espiritual que ganó prominencia desde la década de 1980, aunque sus raíces se remontan mucho más atrás en el tiempo. Esta espiritualidad alternativa abarca una amplia variedad de creencias y prácticas, muchas de las cuales se derivan de cosmovisiones paranormales y místicas.

El término "New Age" tiene sus orígenes en los escritos de Alice Bailey en la década de 1920. Esta esoterista afirmaba recibir información espiritual telepáticamente de un misterioso tibetano. Sus ideas se basaban en gran medida en los trabajos de Madame Blavatsky, fundadora de la Teosofía, y Rudolf Steiner, creador de la Antroposofía.

El movimiento de la Nueva Era también se enraiza en tradiciones estadounidenses del siglo XIX, especialmente en el trascendentalismo. Figuras como Ralph Waldo Emerson y Henry David Thoreau fueron influyentes al exaltar la conciencia espiritual individual por encima del dogma religioso convencional. Estos pensadores abrazaron escritos panteístas hindúes, estableciendo una conexión temprana entre el pensamiento occidental y oriental que más tarde sería característico del movimiento de la Nueva Era.

Otras influencias importantes fueron la Christian Science y el Mormonismo, el espiritismo anglosajón y francés del siglo XIX y la contracultura estadounidense de las décadas de 1960 y 1970.


Aunque Basil destaca que el movimiento de la Nueva Era es diverso y no posee un conjunto canónico de principios, él piensa que se pueden identificar algunas tendencias y creencias comunes, que son : 
 
Optimismo fundamental:  un enfoque en la expansión de la conciencia, la trascendencia humana, la conciencia ecológica y la paz global.
 
Cambio de paradigma: implica la creencia en una transformación inminente de la conciencia humana, alejándose de formas de conocimiento racionales, newtonianas y capitalistas hacia nuevas formas más intuitivas, cooperativas y espirituales.
 
Potencial humano: pone énfasis en capacidades humanas extraordinarias como la ESP, fenómenos psíquicos y mediumnidad.
 
Sincretismo religioso: combina creencias de diversas tradiciones religiosas y espirituales, incluyendo reencarnación, karma, taoísmo, zen, espiritismo, animismo y chamanismo.
 
Rechazo de religiones tradicionales: en especial el fundamentalismo cristiano, el catolicismo y el judaísmo convencionales.
 
Holismo: es una visión integral de la realidad que enfatiza la interconexión de todos los aspectos de la existencia.
 
Transformación personal y global: Cree en la posibilidad (o inevitabilidad) de una transformación radical tanto a nivel individual como colectivo.


Críticas y controversias

El movimiento de la Nueva Era ha sido objeto de numerosas críticas desde diferentes perspectivas:
 
Recibió críticas religiosas especialmente de cristianos fundamentalistas y evangélicos, que ven el movimiento como una forma de satanismo o herejía.

Los científicos y escépticos cuestionan la falta de evidencia empírica para muchas de sus afirmaciones sobre fenómenos paranormales, poderes curativos de cristales, contactos extraterrestres, etc. También critican su adopción superficial y descontextualizada de prácticas y creencias de culturas indígenas y orientales.

En general hay preocupación sobre la mercantilización de la espiritualidad y la explotación de buscadores espirituales y cuestionamiento a la idea de que los individuos son totalmente responsables de su salud y circunstancias, lo que puede llevar a culpar a las víctimas de los males que les aquejan.

Impacto cultural y social

Robert Basil señala que el movimiento de la New Age tiene un impacto significativo en varios aspectos de la cultura contemporánea, algunos negativos y otros positivos, según sea la mirada que se tenga .

Es así como ha promovido una mayor conciencia ecológica y respeto por la naturaleza y fomentado una aproximación más individualista y ecléctica a la espiritualidad; inspiró e inspira nuevos géneros musicales y expresiones artísticas; influyó en el desarrollo de varias técnicas de autoayuda y crecimiento personal, aunque no de una manera científica. En el mismo sentido, ha contribuido a la popularización de terapias holísticas y complementarias.


Tendencias actuales

La New Age representa un fenómeno complejo y multifacético que ha dejado una huella significativa en la cultura contemporánea. Aunque algunas de sus afirmaciones más extravagantes han sido desacreditadas o marginadas, el autor señala que muchas de sus ideas centrales sobre la espiritualidad personal, el holismo y la transformación continúan resonando con un amplio público.

El legado del movimiento de la Nueva Era se puede ver en la creciente aceptación de prácticas como la meditación y el yoga, el interés en la espiritualidad no dogmática.  No deja de ser controversial la integración de conceptos holísticos en campos como la medicina y la psicología .

Al mismo tiempo, el movimiento ha sido criticado por promover el pensamiento mágico, la pseudociencia y una visión potencialmente perjudicial de la responsabilidad personal.

En última instancia, el movimiento de la New Age refleja un anhelo humano persistente de encontrar significado, conexión y trascendencia en un mundo cada vez más complejo y tecnológico. Su evolución continua demuestra la capacidad de adaptación de estas ideas y su resonancia duradera con las aspiraciones espirituales y existenciales de muchas personas.

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