13.12.25

¿Creía Charles Dickens en los fantasmas? La evidencia

 

 

El siguiente artículo es una traducción del original que se encuentra en el blog del Museo Charles Dickens en el siguiente enlace  https://dickensmuseum.com/blogs/explore/did-charles-dickens-believe-in-ghosts-the-evidence

 ¿Creía Charles Dickens en los fantasmas? La evidencia

Artículo de Anya Eastman

Anya Eastman es una estudiante de doctorado de segundo año del consorcio Technê (AHRC) en el Royal Holloway de la Universidad de Londres. El trabajo de Anya explora la vida de Charles Dickens, George Eliot y Oscar Wilde, con especial atención al patrimonio y la cultura material. Además de su investigación doctoral, Anya es subdirectora del Centro de estudios victorianos de Royal Holloway y ha realizado prácticas en el Museo Charles Dickens, trabajando como asistente de investigación para la próxima exposición «Para ser leído al anochecer: Dickens, los fantasmas y lo sobrenatural». En esta entrada del blog, Anya examina las opiniones personales del escritor sobre los fantasmas y el espiritismo en el siglo XIX.

Aunque las historias de fantasmas son uno de los géneros más perdurables en la obra de Charles Dickens, el propio autor puede clasificarse mejor como un "escéptico fascinado por el tema": disfrutaba de las historias de fantasmas y de la naturaleza teatral de su narración, pero vacilaba en suscribir personalmente una creencia en lo sobrenatural.[1] Se ha investigado mucho sobre Dickens y los fantasmas, pero, la mayoría de las veces, el deseo de afirmar que el autor de "Un cuento de navidad" creía en lo sobrenatural implica desviarse del análisis específico sobre Dickens y los fantasmas, y deriva en una exploración más general : Dickens y el mesmerismo, Dickens y la magia, o Dickens y la muerte. No obstante, pese a su genuina curiosidad por lo sobrenatural y su amor por las historias de fantasmas, podemos afirmar con seguridad que Charles Dickens no creía en espectros.

El lunes 31 de octubre de 1859, el famoso escritor escribió a William Howitt, un amigo y renombrado espiritista, preguntándole si conocía " alguna casa encantada dentro de los límites del Reino Unido donde nadie pueda vivir, comer, beber, sentarse, estar de pie, acostarse o dormir, sin ser molestado por espíritus".[2] Si Howitt podía indicar un lugar así, él estaba dispuesto a "presentar a un caballero que probará gustoso sus efectos en su propia persona". Parece que Dickens y su amigo John Hollingshead andaban a la caza de una casa embrujada, muy deseosos —incluso esperanzados— de que Howitt pudiera facilitarles un encuentro fantasmagórico. En esa etapa de su vida, a los cuarenta y siete años, Dickens duda abiertamente de la legitimidad de los presuntos encuentros con fantasmas, pero manifiesta el deseo de tener una experiencia sobrenatural propia, demostrando la necesidad de ver para creer. Esta carta también sugiere que Dickens está poniendo a prueba a Howitt, desafiando así, a un respetado defensor de lo sobrenatural a que demuestre sus afirmaciones. En una carta anterior, Dickens aseguraba a Howitt que su "mente era completamente imparcial y receptiva sobre el tema", declarando tener un "fuerte interés en el tema [de los fantasmas]", pero que aún no había oído ningún testimonio sobrenatural que no pudiera explicar. De nuevo, vemos a Dickens dispuesto a que Howitt refute su escepticismo, e incluso invitándole a ello.[3]

Desgraciadamente, Howitt no logra proporcionar a Dickens la evidencia que busca. Al parecer, Dickens se siente decepcionado por las sugerencias de Howitt, pues al reenviar su respuesta a Hollingshead, él le escribe: "Aquí está su respuesta, no muy concisa ni convincente".[4] No sabemos con exactitud qué respondió Howitt, pero Hollingshead relata este intercambio en su autobiografía de 1895, afirmando que:

es sorprendente cómo el suministro de "casas encantadas" por parte de Howitt disminuyó inmediatamente [tras la condición de que el alquiler de la casa fuera gratuito]. Antes de poner esa condición, se suponía que existían en cada calle; ahora, eran tan difíciles de encontrar como el sitio del Santo Sepulcro.[5]

Un problema clave aquí parece ser el hecho de solicitar dinero como medio para obtener una experiencia sobrenatural. Para Hollingshead —y suponemos que para Dickens— la idea de que los espíritus solo pudieran manifestarse tras un pago monetario resultaba inaceptable.

Pese a su "ansia de fantasmas", la falta de una experiencia sobrenatural personal por parte de Dickens —y su tendencia a favorecer el pensamiento basado en evidencias (visible en sus intereses por los inventos contemporáneos, la medicina y la tecnología)— le impiden consolidar alguna creencia personal en lo sobrenatural.[6] El autor de "Casa desolada" muestra mayor interés en jugar con el concepto de fantasmas en sus escritos, lo que le permite explorar su fascinación por lo sobrenatural manteniendo una postura escéptica —a veces incluso burlona— hacia las afirmaciones de la "vida real".

Este cambio de la intriga a la duda puede rastrearse aún más en las interacciones entre Dickens y Howitt, pero, a medida que aumenta la discrepancia entre sus puntos de vista, la correspondencia sobre la "verdad" de los fantasmas pasa del ámbito privado al público. En The History of the Supernatural de Howitt, publicada originalmente en 1863, escribe que Dickens "ha jugado con el espiritismo como un gato con un ratón; le produce una fascinación maravillosa..."; "en los últimos años, en sus publicaciones periódicas, ha estado atacando el espiritismo y, a la vez, ofreciendo los casos más acreditados del mismo".[7] Howitt retrata a Dickens como hipócrita, usando lo sobrenatural para vender pero desacreditándolo al mismo tiempo, tentando y provocando a sus lectores con encuentros fantasmales mientras rechaza a los defensores contemporáneos del espiritismo. Ese mismo año, Dickens escribe en All The Year Round:

los verdaderos creyentes en el evangelio según Howitt,  no tienen más que depositar su fe en "damas que habitualmente ven espíritus ", en damas que SABEN que tienen tendencia a elevarse en el aire con la provocación suficiente, [...] y entonces esos creyentes serán proclamados por el Sr. Howitt como libres de respecto de las mentes encorsetadas y ajenos a "la asombrosa ignorancia de la prensa", por lo que recibirán un certificado de mérito de primera clase.[8]

Aquí, Dickens parodia a los seguidores de Howitt, sugiriendo que quienes adhieren a las creencias que este defiende depositan su fe en fuentes que, irónicamente, resultan poco fiables. Él observa que, en lugar de cuestionar a las «damas que ven espíritus», Howitt tendería a elogiarlas por pensar por sí mismas y por no dejarse reprimir por supuestos no creyentes ignorantes. Uno de los problemas clave para el escritor de David Copprfield parece ser la falta de interés de Howitt por buscar pruebas o autenticación para sus afirmaciones espiritistas, y su disposición a denunciar a quien cuestione la credibilidad de sus fuentes. Había una falta de rigor en la defensa de lo sobrenatural por parte de Howitt, lo que hacía imposible para Dickens creer las afirmaciones de su antiguo amigo.

La asociación de Dickens con los fantasmas es uno de los aspectos más perdurables de su legado, tanto que en 2015 el popular videojuego Assassin's Creed lo incluyó como personaje, cuyo rol era deambular por el Londres victoriano visitando lugares con posibles apariciones. Sin embargo, el interés genuino del autor por lo sobrenatural y su pasión por escribir y representar historias de fantasmas a menudo se han confundido con una creencia personal en los fantasmas. En la biografía The Life of Charles Dickens, John Forster escribió que estaba seguro de que Dickens habría "caído en las necedades del espiritismo" de no ser por "el fuerte poder restrictivo de su sentido común".[9] Dickens era un hombre que necesitaba pruebas o experiencia personal para creer en posibilidades sobrenaturales, y —pese a buscarlas activamente— no tenemos constancia de que llegara a obtener ninguna de las dos en vida.

[1] Para los fines de esta entrada de blog, entiendo «sobrenatural» como referido a fantasmas, contacto con los muertos y seres de «otro mundo», a diferencia de una creencia religiosa.

[2] Charles Dickens, citado del manuscrito original en el Museo Charles Dickens (Londres).

[3] *The Letters of Charles Dickens 1859-1861*, edición Pilgrim, ed. a cargo de Graham Storey, Margaret Brown, Kathleen Tillotson, 12 vols (Oxford: Oxford University Press, 1997), IX, p. 116.

[4] Charles Dickens, citado del manuscrito original en el Museo Charles Dickens (Londres).

[5] John Hollingshead, My Lifetime, 2 vols (Londres: Sampson Low, Marston & Company, 1895), I, p.110.

[6] John Forster, *The Life of Charles Dickens 1847-1870*, 2 vols (Londres: Chapman and Hall, 1876), II, p. 496.

[7] William Howitt, The History of the Supernatural in All Ages and Nations, 2 vols (Londres: Longman, Roberts, & Green, 1863), II, p.413.

[8] Charles Dickens, «Rather a Strong Dose», All the year round, 24 vols, 21 de marzo de 1863, IX.

[9] John Forster, *The Life of Charles Dickens 1847-1870*, p. 496.

1.12.25

En la mente de Marie: un encuentro inquietante en los jardines de Versalles (1913)

 

 

El siguiente texto es una traducción del original que está en The Public Domain Review

  

En la mente de María Antonieta: un encuentro inquietante en los jardines de Versalles (1913)

por Sasha Archibald

En 1901, dos mujeres británicas hicieron un viaje a París. El día que visitaron Versalles, las cosas se volvieron extrañas. Estaban paseando por los jardines con la esperanza de encontrar el Petit Trianon, un palacio pequeño que había sido la residencia de María Antonieta, cuando comenzaron a ver cosas inusuales: personas con ropa anticuada, un hombre de piel oscura y aspecto demacrado, un sirviente sin aliento que entregaba un mensaje urgente a una mujer que dibujaba en el suelo. La atmósfera también era extraña, pesada e inquietante. Las cosas parecían planas y de otro mundo; Charlotte Moberly escribió más tarde sobre haber sentido "una depresión extraordinaria" y una "opresión soñadora y antinatural". Con el tiempo, las mujeres se unieron a un grupo de turistas y el sentimiento desapareció. Todo se sintió normal de nuevo. Todo el incidente no pudo haber durado más de treinta minutos.

Una semana después, las mujeres acordaron que el Petit Trianon probablemente estaba embrujado y decidieron escribir por separado lo que recordaban de su caminata. Al comparar notas, encontraron algunas diferencias notables. Moberly había visto a una mujer a plena vista cerca del camino, por ejemplo, mientras que su compañera, Eleanor Jourdain, no recordaba a esta persona. Ambas encontraron estas discrepancias intrigantes y decidieron que eran parte de la extraña rareza de todo el incidente.

Jourdain y Moberly trabajaban en el St. Hugh's College de la Universidad de Oxford para mujeres. En el momento de la visita a París, Moberly tenía cincuenta y cinco años y era la directora; Jourdain, dieciocho años más joven, era su asistente recién incorporada. Fue unos meses más tarde, cuando Jourdain estaba investigando para su lección sobre la Revolución Francesa, que descubrió que su visita a los jardines había ocurrido en el 109.º aniversario del asalto al Palacio de las Tullerías, el día en que María Antonieta y Luis XVI habían presenciado la matanza de sus guardias y fueron encarcelados. Algunos parisinos, según Jourdain, creían que Versalles estaba embrujado en este día en particular.

Esto hizo que sus mentes empezaran a trabajar, pero no tenía sentido. Jourdain y Moberly no habían presenciado una toma violenta, sino una tarde prosaica. Entonces las dos mujeres, que ya se habían vuelto bastante cercanas, tuvieron una epifanía creativa: tal vez no habían visitado los eventos reales del 10 de agosto de 1792, sino el paisaje mental de María Antonieta ese día. Para la parapsicología un "paisaje mental" (mindscape) es el mundo subjetivo de la mente, que podría ser la fuente de fenómenos como la telepatía o la clarividencia.

 Estereografía  de Florent Grau titulado Petit Trianon en los jardines de Versalles, 1858

Según la teoría de Jourdain y Moberly, como la reina estaba en vilo esperando la ejecución, naturalmente reflexionó hacia atrás —como cualquiera en su posición podría hacer— sobre la primera vez que le habían hablado de una amenaza a la corona. Eso había sucedido tres años antes, en 1789. Jourdain y Moberly encontraron una descripción de esta escena en un libro escrito por la esposa de un jardinero que estuvo presente. María Antonieta había estado sentada en su gruta favorita cuando un sirviente corrió para decirle que había una multitud acercándose al castillo. ¡Esto era precisamente lo que Moberly y Jourdain habían presenciado! "Habíamos entrado inadvertidamente dentro de un acto de la memoria de la Reina", concluyeron ambas. No era de extrañar que se hubieran sentido atrapadas —habían estado atrapadas... en la mente sin aliento de María Antonieta. Era un viaje en el tiempo con un giro inesperado; habían aterrizado en la psique de una mujer en 1792 que estaba pensando en 1789.

Jourdain y Moberly quedaron asombradas cuando la Sociedad para la Investigación Psíquica desestimó su historia por carecer de credibilidad. Resolvieron reunir evidencia y pasaron los siguientes nueve años en una investigación elaborada y meticulosa. A través de entrevistas, investigación de archivos y visitas repetidas a Francia, extrajeron hechos de los rincones más ocultos. Las mujeres "probaron", por ejemplo, que el arado que habían notado era de una época anterior; que una puerta que habían oído cerrarse de golpe no había sido abierta por al menos un siglo; que los guardaespaldas personales de María Antonieta usaban abrigos del color verde grisáceo que recordaban; que su costurera le había hecho un corpiño de seda verde y un pañuelo blanco semitransparente exactamente como habían visto. Algo de música de violín lejana fue identificada indudablemente como ópera ligera del siglo dieciocho, y los niños ocasionales fueron relacionados con la edad y el género de los hijos de los jardineros. El celo archivístico de las mujeres no admitía límites. Rastrearon registros de pago por la limpieza de hojas muertas, la composición material de las hebillas de zapatos de la década de 1780 y el método de los jardineros para erradicar orugas invasoras.

A los ojos de Moberly y Jourdain, esta acumulación desordenada de detalles laberínticos consolidó su caso. Así armadas, decidieron publicar Una aventura (1911), un relato de sus experiencias. El libro estaba equipado con una línea de tiempo, apéndices, copiosas notas al pie e incluso varios mapas de archivo, destinados a probar que el camino recorrido por Moberly y Jourdain era únicamente compatible con el paisajismo de Versalles de 1789. "Una aventura" fue muy popular; se vendieron 11000 copias en los primeros dos años y pasó por al menos seis ediciones subsiguientes.

 Dos de los varios mapas reproducidos por Charlotte Moberly y Eleanor Jourdain en An Adventure.

La historia no termina ahí, sin embargo, porque la fijación obsesiva de Jourdain y Moberly tuvo el curioso efecto de generar también la fijación obsesiva de sus propios lectores. El ensayo de Terry Castle sobre el asunto describe Una aventura como algo que transmitía una "infección" —una infección que causó que personas normales escudriñaran minucias durante años enteros, para tomar posiciones apasionadas en lo que parecería ser un debate de muy poca importancia. Artículo tras artículo, e incluso, increíblemente, libro tras libro, debatieron si Moberly y Jourdain estaban diciendo la verdad. A las ediciones subsecuentes de Una aventura las coautoras añadieron aún más "pruebas", lo cual avivó la controversia en lugar de resolverla.

El más escandaloso de los ataques, según Castle, fue publicado por una antigua estudiante de la pareja: Los fantasmas de Versalles de Lucille Iremonger de 1957. (Para este punto, Moberly y Jourdain ya habían estado muertas durante dos décadas, pero el debate seguía furioso; la saga fue la ocasión de un simposio en Londres un año después.) Iremonger soltó dos bombas. Primero, que las dos mujeres, contrario a lo que públicamente afirmaban, habían tenido varias otras experiencias paranormales. Iremonger alegó que Moberly había descrito privadamente muchas apariciones, incluyendo visiones de monjes medievales, el emperador romano Constantino vagando por el Louvre, el espíritu de su padre muerto como un pájaro blanco deslumbrante. Jourdain también tuvo visiones, aunque eran más paranoicas; de hecho, murió de un ataque al corazón después de convencerse a sí misma de que su personal estaba planeando un motín en el establecimiento educativo.

La otra revelación fue que las dos mujeres eran lesbianas. Iremonger alegó que su relación era exactamente como la de "marido y mujer", y detalló quién era dominante en qué aspecto, llegando incluso a especular sobre las dinámicas de su afinidad. Naturalmente, Iremonger sacó a colación la homosexualidad para impugnar la credibilidad de las mujeres, pero hoy en día la alegación se lee de manera diferente. En una saga inundada de detalles, este detalle sobresale por encima de los otros.

¿Qué pasó realmente? Aquí hay una versión: dos mujeres de inteligencia poco común pasaron décadas afirmando la validez particular de su experiencia compartida . Lucharon con uñas y dientes para probar que vieron lo que vieron, que importaba, que era real y que eran creíbles. Era un argumento sobre fantasmas, pero podría no haber sido sobre fantasmas en absoluto.

24.11.25

Ocho cosas que debes saber sobre los poltergeists

         


Ilustración artística de fenómenos poltergeist atribuidos a Thérèse Selles, una empleada doméstica de 14 años que trabajaba para la familia Todescini en Cheragas, Argelia. Publicada en la revista francesa La Vie Mystérieuse en 1911.

 

El original de éste artículo se encuentra en The Conversation y está escrito por Neil Dagnall y Ken Drinkwater. El texto fuente está acá .

 

 Ocho cosas que debes saber sobre los poltergeists

El término poltergeist proviene de la combinación de dos palabras alemanas: poltern (estruendo) y geist (espíritu o fantasma). En otras palabras, se trata de un fantasma o espíritu que es ruidoso o revoltoso. Aunque menos común que las apariciones tradicionales, los reportes de actividad poltergeist se remontan al siglo I. En tiempos contemporáneos el fenómeno ha generado varias películas importantes y programas de televisión.

Teniendo esto en cuenta, aquí están las ocho cosas más importantes que deberías saber sobre los poltergeists.

 

  •  Los parapsicólogos no pueden ponerse de acuerdo sobre qué es lo que son  
Algunos parapsicólogos ven a los poltergeists como un tipo de fantasma o entidad sobrenatural responsable de perturbaciones psicológicas y físicas. Otros creen que tal actividad se origina de una "energía desconocida" asociada con una persona viva o un lugar. Los escépticos, por otro lado, prefieren explicaciones mundanas como la búsqueda de atención, las bromas y engaños.

 

  •  Los poltergeists tienden a preferir a las mujeres por sobre los hombres 
 Un poltergeist enfocado en una persona suele (aunque no siempre)  involucrar a una adolescente mujer que está sufriendo un trastorno emocional cuando comienza la actividad . Sin embargo, no todos los llamados "agentes focales" son adolescentes. De hecho, William G. Roll, pionero en la investigación de éste tipo de fenómenos, encontró que la edad de las personas que reportan experiencias de actividad poltergeist oscilaba entre ocho y 78 años.

 

  • Se cree que algunos de los mejores casos de poltergeists son falsos 
En 1967, en la oficina de un abogado en Rosenheim, Alemania, comenzaron a suceder cosas extrañas en presencia de la secretaria de diecinueve años Annemarie Schaberl. Los cuadros y accesorios de luz del techo comenzaron a balancearse, mientras que los tubos fluorescentes se desenroscaban solos y ocurrían fluctuaciones de tensión en la actividad eléctrica. El servicio telefónico que proporcionaba la hora oficial al marcar un número específico fue llamado múltiples veces por minuto y los muebles fueron movidos. La policía, funcionarios de la compañía eléctrica, físicos y el parapsicólogo Hans Bender investigaron sin encontrar explicación alguna. Pero muchos creen que fue un fraude—todo debido a hilos de nylon ocultos—especialmente dado que los incidentes cesaron cuando Schaberl dejó el bufete a principios de 1968.

  • A los poltergeists les gusta meterse con tus cosas  
La actividad poltergeist por lo común  comienza con incidentes menores y aislados. Esto podría incluir sonidos inexplicables u objetos familiares, como las llaves o el teléfono, moviéndose de su lugar habitual. Pero aunque la actividad poltergeist es típicamente , de corta duración – con manifestaciones que suelen durar alrededor de cinco meses – algunos casos han persistido durante varios años.

El poltergeist de Chilliwack en Canadá, por ejemplo, solo estuvo activo dos meses entre 1951 y 1952. Durante este tiempo, el supuesto fenómeno produjo golpeteos fuertes y violentos en las paredes acompañados de objetos voladores ocasionales. Por el contrario, el Caso del Hermano Doli, incluyó una variedad de fenómenos – manchas, grabados de imágenes y palabras en galés, generalmente de carácter religioso – que persistieron durante varios años.

 

  • Los expertos aún no se deciden sobre el poltergeist de Enfield

Uno de los casos de poltergeist más famosos ocurridos en el Reino Unido involucró a la familia Hodgson y su recién ocupada vivienda de planes sociales en Enfield, al norte de Londres. Entre 1977 y 1979 fue escenario de voces demoníacas, objetos que se movían sin explicación, levitación y ruidos extraños. Los eventos se centraban en las dos hijas adolescentes, Margaret y Janet.

Varios testigos fiables observaron los fenómenos – estos testigos incluyeron a un agente de policía, un fotógrafo de prensa e investigadores de la Sociedad para la Investigación Psíquica. Si bien los investigadores descubrieron algunas evidencias de bromas y falsificaciones, se creía que muchos de los incidentes poltergeist eran genuinos.

Nota de Carolus: No estoy de acuerdo con este punto. Hay muchas evidencias de fraude, ver por ejemplo este artículo de Enrique Márquez 

 

  • Algunos creen que el estrés emocional puede causar actividad

Algunos cazafantasmas y parapsicólogos proponen que los poltergeists son en realidad las emociones de individuos perturbados – acumuladas durante períodos de estrés. Esta teoría, conocida como Psicoquinesis espontánea recurrente, sugiere que este estrés acumulado luego se proyecta inconscientemente hacia el exterior en forma de energía mental, que afecta el entorno físico y produce los fenómenos atribuidos a los poltergeists. Pero existe poca evidencia que apoye esta noción.

 

  • Otros creen que son espíritus de los muertos

Mucha gente cree que los espíritus de los muertos son responsables de la actividad poltergeist. Se dice que esto se debe a que las personas que los experimentan perciben una inteligencia subyacente y una comunicación significativa con un ser de otro mundo. Esta perspectiva propone que una conciencia incorpórea – o alma – sobrevive a la muerte corporal. Sin embargo, tampoco existe ninguna evidencia científica convincente que respalde este punto de vista.

 

  •  Pero los escépticos atribuyen mucho de esto a una mala interpretación

Es más probable que se produzcan interpretaciones erróneas cuando las personas creen que un lugar está encantado y buscan pruebas que lo confirmen. De esta manera, mucha actividad poltergeist puede atribuirse en realidad a una percepción inexacta de fenómenos naturales. Tomemos el caso de la mujer acosada por el tictac de un reloj; en realidad se descubrió que el ruido era creado por un pequeño insecto. Otros casos, como "la maldición de la estatua egipcia giratoria" – una escultura egipcia en un museo de Mánchester que parecía girar sola durante el día – han sido igualmente explicados por factores físicos como actividad sísmica leve, arroyos subterráneos e incluso patrones de lluvia.