Xilografías y brujas
Por Jon Crabb
Esta revolución editorial coincidió con lo que se conoce como "la obsesión europea por la brujería": un pánico moral y una psicosis colectiva que se extendió por Europa y Escandinavia durante los siglos XVI y XVII. El origen de esta histeria se remonta a 1484, cuando dos inquisidores dominicos solicitaron al Papa Inocencio VIII autorización para iniciar una caza de brujas, a lo que él respondió con una bula papal que avalaba sus acciones. Dos años después, publicaron su tratado, el Malleus Maleficarum (Martillo de las Brujas), que por primera vez equiparó la brujería con el crimen de herejía y justificó su erradicación bajo autoridad papal. Apoyándose en el supuesto respaldo del pontífice, el Malleus Maleficarum retrató la brujería de un modo aterrador y defendió la necesidad absoluta de exterminar este mal hasta entonces en gran medida ignorado.
Parecía que las brujas estaban por todas partes. Se recomendaba usar la tortura para obtener confesiones, se consideraba la pena de muerte como único remedio contra la hechicería, y la hoguera era el método de ejecución preferido. De pronto, comenzó la persecución sistemática de brujas, con todo un protocolo establecido. El libro se convirtió en un bestseller que alimentó la obsesión por la brujería durante dos siglos, extendiéndose primero por Europa continental y luego por Escandinavia, donde el tema causó especial fascinación. En Inglaterra, la fiebre brujeril llegó más tarde, pero generó una avalancha de panfletos y romances que detallaban con morbosidad las supuestas maldades demoníacas.
Uno de los panfletos más tempranos y escandalosos se publicó en 1579 bajo el título: "A Rehearsall both Straung and True, of Hainous and Horrible Actes Committed by Elizabeth Stile..." [Un relato tan extraño como verídico de los actos atroces y horribles cometidos por Elizabeth Stile...]. La acusada era Elizabeth Stile, una mendiga viuda de 65 años, señalada de embrujar a un posadero. El texto la vinculaba con tres ancianas -Madre Margaret, Madre Dutten y Madre Devell- y con un tal Padre Rosimunde, quien según decían podía tomar "la forma y apariencia de cualquier animal que deseara". Los grabados que acompañaban el panfleto mostraban a estas mujeres (conocidas como las brujas de Windsor) con sus supuestas mascotas que en realidad eran espíritus o demonios en forma animal que servían a las brujas. A estas criaturas las alimentaban con su propia sangre.
La imagen folklórica de la bruja anciana quedó plasmada en estas representaciones y se perpetuó en panfletos similares durante el siglo siguiente. Estas supuestas brujas solían ser mujeres mayores, amargadas y solitarias, que convivían con gatos u otros animales. Dos ejemplos particularmente influyentes fueron The Wonderful Discoverie of the Witchcrafts of Margaret and Phillip Flower (1619) y A Most Certain, Strange and True Discovery of a Witch (1643), que consolidaron este estereotipo. Sin duda, esta persecución se alimentó del sexismo latente y del miedo hacia quienes vivían al margen de la sociedad. El último de estos panfletos combinaba abiertamente el sexismo con el desprecio al cuestionar la capacidad misma de las mujeres para practicar la hechicería:
"Muchos sostienen que este sexo débil es incapaz de alcanzar esa práctica tan vil y condenable que es la brujería, debido a su ignorancia y falta de instrucción, logro que muchos hombres cultos sí han conseguido. Si Adán, tentado, probó la manzana engañosa, también muchos hombres eruditos han caído en la misma tentación y han pactado con el Diablo. Como ejemplo, citemos al inglés Bacon de Oxford, Vandermast de Holanda, Bungay de Alemania, Fostus del mismo país, Franciscus el monje inglés de Bury, el Doctor Slackleach y otros tantos que sería tedioso enumerar. Pero que mujeres débiles puedan lograrlo, muchos lo consideran inconcebible, aunque otros admiten la posibilidad: acaso la malicia arraigada de una mujer consumida por su ira vengativa, que frecuenta lugares desolados y se entrega a la tentación, pueda llevarla a tratar con ese león rugiente del mundo."
La situación se complicó cuando varios nobles escoceses se vieron implicados, y las rivalidades entre ambas cortes reales desataron una oleada de acusaciones mutuas a través del Mar del Norte. El rey Jacobo, cada vez más paranoico, llegó a creer que su vida corría peligro por culpa de las brujas. Interrogó personalmente a los acusados y ordenó el arresto de más de un centenar de personas. Estos dramáticos juicios quedaron registrados en un panfleto publicado en 1591 bajo el título Newes from Scotland, Declaring the Damnable Life of Doctor Fian, a Notable Sorcerer, who was Burned at Edenbrough in Januarie Last, 1591, que incluía dos ilustraciones repletas de detalles significativos.
El grabado principal resume varios momentos clave de la historia. En la esquina superior izquierda se aprecian demonios nadando alrededor del barco real, representando la acusación de que las brujas habían enviado espíritus malignos para agitar las aguas. En la sección superior derecha, un grupo de mujeres aparece trabajando alrededor de un caldero que hierve sobre el fuego, en una clara alusión a prácticas de hechicería.
Primer grabado en madera del panfleto Newes from Scotland, reproducido en un facsímil de 1816
Resulta curioso que esta ilustración en particular fuera en realidad una imagen de archivo que aparecía en otros panfletos sin connotaciones mágicas malignas. Los grabados en madera solían reutilizarse para distintas historias, ya sea como imágenes independientes o integradas en composiciones más grandes. El Doctor Fian mencionado en el título era un maestro de escuela local acusado de dirigir el aquelarre, y en esta representación aparece como escribano del diablo, quien predica desde un púlpito. Fian sufrió terribles torturas -incluyendo el aplastamiento de sus pies con un potro de hierro- antes de ser quemado vivo en la hoguera. Newes from Scotland constituye una de las pocas ilustraciones sobre brujería escocesa que se conservan de este periodo, pero su influencia perduró al inspirar "la obra escocesa", el Macbeth de Shakespeare, que contiene varias referencias a los juicios de North Berwick y se estrenó durante la visita del hermano de la reina Ana, el rey de Dinamarca, en 1606.
Este episodio marcó profundamente al rey Jacobo y despertó en él un vivo interés por la hechicería y la brujería, influencia que en parte absorbió de su joven esposa danesa y de la corte escandinava, donde ya se habían producido importantes brotes de histeria colectiva por el fenómeno de las brujas. Tal era el interés del monarca por las artes oscuras que en 1597 publicó su propio tratado sobre los peligros de la magia negra, el Daemonologie, que incluía Newes from Scotland como apéndice. Seis años después, con la unificación de las coronas escocesa e inglesa, Jacobo VI se convirtió en Jacobo I de Inglaterra e Irlanda. Aunque con los años adoptó una postura más tolerante y escéptica, llevó consigo su fascinación por lo oculto a la corte inglesa, donde la permisividad de las leyes al respecto le sorprendió tanto que impulsó su reforma.
Grabado en madera de un folleto popular del siglo XVIII sobre la profetisa y supuesta bruja Madre Shipton, incluido en «Chap-books of the Eighteenth Century» (1834) de John Ashton
Grabado xilográfico del método de prueba por flotación para detectar brujas, publicado en «The History of Witches and Wizards» (1720)
La pena capital se aplicaba ahora incluso a las supuestas brujas "benignas". Esto provocó la persecución de reconocidos adivinadores y "sabios populares" por una sociedad cada vez más recelosa y ávida de venganza. Matthew Hopkins, el infame autoproclamado "Gran Cazador de Brujas" responsable de al menos trescientas ejecuciones, citaba el Daemonologie del rey Jacobo como su principal influencia. Paradójicamente, una simple tormenta en las costas escocesas desencadenó centenares de muertes y transformó radicalmente la percepción sobre estos "sabios populares" en las islas británicas.
Las cifras exactas resultan difíciles de determinar, pero los registros judiciales documentan aproximadamente tres mil ejecuciones por brujería en Gran Bretaña durante los siglos XVI y XVII, concentradas principalmente en Escocia. A nivel continental, las estimaciones alcanzan varias decenas de miles de víctimas, incluyendo tanto hombres como mujeres. Aunque estas cifras son de por sí impactantes, algunos grupos neopaganos han exagerado el alcance al denominar este periodo como "La Era de las Hogueras", pretendiendo un holocausto de millones de mujeres - una visión bienintencionada pero históricamente inexacta.
Portada ilustrada de «El descubrimiento de las brujas» (1648) de Matthew Hopkins, que muestra dos brujas invocando a sus demonios mientras Hopkins observa desde arriba
Los casos más notables de aquel período quedaron inmortalizados en obras teatrales, novelas y publicaciones extensas. Los grabados en madera que ilustraban estos textos fueron cruciales para crear el arquetipo de "bruja" que conocemos hoy: mujeres con sombreros puntiagudos, escobas, calderos y gatos negros. Estas mismas imágenes xilográficas se reutilizaban en distintas publicaciones, y con cada nueva aparición, el estereotipo se reforzaba hasta convertirse en una iconografía perfectamente reconocible.
Con el tiempo, las historias e ilustraciones más impactantes se compilaron en obras de referencia populares. Entre ellas destacan The Kingdom of Darkness... de R.B. (1688), un exhaustivo compendio sobre demonios, apariciones y brujería. Sin embargo, la mayoría de las imágenes icónicas que circulan actualmente en internet proceden de una sola fuente: The History of Witches and Wizards... de W.P. (1760), que documentaba juicios por brujería en toda Europa y América.
Algunos de los casos más significativos de la época quedaron inmortalizados en obras de teatro, novelas y libros más extensos. Los grabados en madera que ilustran estas obras han sido en gran parte responsables del arquetipo cultural de la "bruja" que ahora nos resulta tan familiar: sombreros puntiagudos, escobas, calderos, gatos. El mismo grabado se solía utilizar varias veces en diferentes fuentes, y con cada nueva aparición, el tópico se repetía y solidificaba hasta convertirse en una iconografía reconocible. Con el tiempo, algunas de las mejores historias e imágenes se recopilaron en obras de referencia populares, como The Kingdom of Darkness: Or, the History of Dæmons, Specters, Witches, Apparitions, Possessions, Disturbances, and Other... Supernatural Delusions... and Malicious Impostures of the Devil... Collected from Authentick Records... With Pictures of Several Memorable Accidents, de R.B. (1688). La mayoría de las imágenes verdaderamente icónicas que se encuentran hoy en internet provienen de una sola colección, The History of Witches and Wizards: Giving a True Account of All Their Tryals in England, Scotland, Sweedland, France, and New England... Collected... By W. P. (1760).
Brujas volando en escobas, representadas en «The History of Witches and Wizards» (1720)
Durante el siglo XVII, los panfletos sobre brujería evolucionaron desde los primeros textos basados en registros judiciales hasta publicaciones cada vez más elaboradas. Paradójicamente, mientras el rey Jacobo se volvía más escéptico sobre la existencia real de las brujas, su reino caía en una paranoia creciente. Esta histeria colectiva tardaría décadas en desaparecer. Las primeras publicaciones se limitaban a transcripciones sobrias de los juicios, pero las posteriores incluían descripciones detalladas de torturas y supuestos milagros. Cuando aparecieron las historias populares sobre brujería, el sensacionalismo dominaba por completo y los grabados se volvieron más impactantes. En una época marcada por la peste, la guerra y la pobreza, no es de extrañar que el diablo resultara una figura casi simpática.
Notas:
- Henry Chettle, Kind Heart’s Dream (London: [John Wolfe] for William Wright, 1592).
- Thomas Middleton, A courtly masque: the device called, the world tost at tennis (London: Purslowe, 1620).
Sobre el autor: Jon Crabb es escritor y editor, apasionado por la cultura fin-de-siècle, los temas esotéricos y todo lo insólito y fascinante. Radicado en Londres, se desempeña como editor en British Library Publishing y administra la cuenta de Twitter de esta institución, que te invita cordialmente a seguir.
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