Que nos enseña la historia de posesión demoníaca y exorcismo de Barbe Hallay, en la Nueva Francia norteamericana del siglo XVII
La mansión de Beauport en el siglo XIX. En esta casa señorial, Barbe Hallay sirvió como empleada doméstica y experimentó encuentros con demonios y actos de brujería. (L.P. Vallée/cortesía de Bibliothèque et Archives nationales du Québec) Referencia obtenida del artículo en inglés de CBC radio Canadá.
"Cuando aparecieron extrañas señales en el cielo de Quebec durante el
otoño de 1660, la gente empezó a preocuparse por la presencia de fuerzas
malignas. Temían que brujas y magos hubieran llegado a la colonia, y
una sirvienta adolescente llamada Barbe Hallay empezó a actuar como si
estuviera poseída. La comunidad intentó comprender qué estaba sucediendo
y por qué. Sacerdotes y monjas realizaron rituales para ahuyentar a los
demonios, mientras el obispo y el gobernador discutían sobre cómo
investigar sus sospechas de brujería. Un molinero local llamado Daniel
Vuil, acusado de usar sus conocimientos de artes oscuras para atormentar
a Hallay, fue encarcelado y luego ejecutado."
Más adelante, explica la naturaleza de la investigación :
En «La posesión de Barbe Hallay», Mairi Cowan retoma estas historias de posesión en Quebec y alrededores, para comprender las experiencias cotidianas y las profundas angustias de
los habitantes de Nueva Francia. Sus hallazgos ofrecen una perspectiva
sobre las creencias sobre demonología y brujería, los límites del
comportamiento aceptable en la adolescencia, la disonancia entre una
colonia católica en teoría y la vacilante influencia de la Iglesia en la
práctica, la cuestionada autoridad otorgada a las mujeres como
sanadoras y las inseguridades del proyecto colonial. Como bien sabían
quienes vivieron los acontecimientos en aquel momento, y como revela
este estudio, Nueva Francia se encontraba en una situación precaria.
EnThe Conversation, la propia autora del libro ofrece una interesante reflexión sobre el significado de estos extraños comportamientos de los lugareños.
Una historia de posesión demoníaca y exorcismo en la Nueva Francia del siglo XVII : ¿Podemos saber qué sucedió realmente?
Durante el otoño de 1660, los colonos de Quebec y sus alrededores comenzaron a reportar sucesos extraordinarios.
En
el cielo avistaron a un hombre envuelto en llamas y una canoa de fuego.
En el aire resonaban tanto lamentos desgarradores como una voz estruendosa y
aterradora. Una joven sirvienta declaró que demonios la estaban
atormentando.
Quienes intentaron
repeler a estos espíritus malignos describieron una música espectral y
piedras que se desprendían de las paredes para volar por sí mismas. La
sirvienta acusó de brujería a un molinero. Tras exhibir señales de
posesión demoníaca, la muchacha fue trasladada a un hospital (Hôtel-Dieu), donde las monjas la atendieron. El molinero, por su parte, fue encarcelado y más
tarde ejecutado.
Cuando las personas
descubren que mi investigación analiza estos relatos de infestaciones
demoníacas, invariablemente preguntan: ¿Pero qué ocurría en realidad?
Mi respuesta inicial es directa: Realmente no lo sé. La siguiente, más reveladora: Creamos o no literalmente estas historias, al interrogarlas históricamente podemos entender mejor a quienes las narraron.
Un
informe de fenómenos supuestamente sobrenaturales brinda información
valiosa sobre sociedades pasadas y nuestro propio tiempo. (Shutterstock)
Razón y fuentes históricas
Como historiadora, adopto un
"agnosticismo profesional" ante preguntas que escapan a la razón y al
registro histórico: reconozco que ciertos fenómenos simplemente no
pueden explicarse completamente con las evidencias disponibles.
Sin embargo, esta prudente aceptación de los límites de nuestro conocimiento no implica que no podamos conocer nada con certeza.
El
estudio de la historia consiste en reconstruir el pasado con la mayor
fidelidad posible a partir de los vestigios conservados. Las
investigaciones sobre brujería, demonios y posesión demoníaca han
demostrado precisamente esto: los testimonios sobre fenómenos
aparentemente sobrenaturales brindan perspectivas invaluables tanto
sobre sociedades del pasado como sobre nuestra propia época.
La vida cotidiana de la gente común
Las vidas de los humildes merecen tanta
atención como las de los poderosos. Sin embargo, reconstruir las
"historias ordinarias" se complica ante la ausencia de testimonios
escritos (por o sobre) la gente común.
Barbe Hallay, la sirvienta que padeció tormentos demoníacos en la Nueva
Francia, no sabía escribir. El único rastro personal que conservamos es
su "marque" (la señal que dejó en lugar de firma) en el contrato de
matrimonio.
La obsesión de la época
con la posesión demoníaca generó documentos que ahora iluminan facetas
de su existencia: su servicio en una mansión señorial y su posterior internación en un hospital.
El enfoque microhistórico, que estudia casos específicos para responder preguntas
universales, nos ayuda a descifrar el significado profundo de sus
acciones y las de su entorno.
¿Qué
moldeaba las decisiones de los colonos en la Nueva Francia
norteamericana? Su forma de pensar y actuar estaba configurada por el
entorno natural, junto con las ideologías coloniales, las divisiones de
clase, los roles de género y las convicciones religiosas.
Al
analizar cómo estas fuerzas influían en nuestros antepasados, ganamos
perspectiva sobre las fuerzas invisibles que hoy mismo dan forma a
nuestras vidas, a menudo sin que las percibamos.
Los documentos históricos a veces nos permiten vislumbrar la vida
cotidiana de personas cuyas experiencias, de otro modo, habrían quedado
sin registro. (Shutterstock)
Ver más allá de la superficie
Los detalles de la vida cotidiana suelen quedar registrados de manera
incidental cuando se documentan hechos extraordinarios. Precisamente
estos eventos excepcionales nos permiten estudiar las creencias básicas y
los valores fundamentales de una comunidad histórica.
Estos
términos sugieren la acción de una atención médica, aunque la práctica en sí imitaba un
ritual que Regnouard, como laica, no tendría por qué ejecutar: un
exorcismo.
Para
la gente de la temprana edad moderna, el exorcismo iba más allá de
simplemente expulsar espíritus malignos. Representaba una demostración
del poder del exorcista y del sistema religioso al que pertenecía.
¿Por
qué realizó Regnouard un ritual que era, en todo excepto en el nombre,
un exorcismo? Con esto reafirmaba su deber de proteger a los de su casa
(una responsabilidad socialmente aceptada) y su derecho a utilizar tanto
conocimientos médicos como religiosos (áreas especialmente conflictivas
para las mujeres).
Al ir más allá
de los términos usados en el relato de Regnouard y analizar sus acciones
reales, aprendemos a apreciar no solo cómo se nombran las cosas, sino
lo que realmente significan.
Las autoridades
francesas concibieron la Nueva Francia como una sociedad ideal. Al fundar la Compagnie de Nouvelle-France en 1627, el rey y el cardenal Richelieu proclamaron que esta colonia, mediante la gracia divina y el
ejemplo virtuoso de los colonos, conduciría a sus habitantes al
conocimiento del Dios verdadero. El jesuita Paul Le Jeune añadiría años
después que sería "una nueva Jerusalén bendecida por Dios, formada por
ciudadanos llamados al cielo".
La ciudad de Quebec y sus alrededores en 1691, tomado de 'Mémoires de
l'Amérique septentrionale' del Barón de Lahontan, 1728. BiblioArchives /
LibraryArchives, licencia CC BY.
Los
colonos de la Nueva Francia eran plenamente conscientes de la
fragilidad de su situación. Vivían con la permanente angustia de no
saber si -o cuándo- ocurriría una catástrofe que acabara con su colonia.
¿Qué nos dicen realmente los miedos demoníacos de estos colonos? Sin
duda expresaban muchas cosas, pero principalmente dos: la vulnerabilidad
de la colonia y su terror ante lo impredecible. Al estudiar estos
temores sobrenaturales, descubrimos también cómo era su vida cotidiana.
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