25.7.25

Que nos enseña la historia de posesión demoníaca y exorcismo de Barbe Hallay, en la Nueva Francia norteamericana del siglo XVII

La mansión de Beauport en el siglo XIX. En esta casa señorial, Barbe Hallay sirvió como empleada doméstica y experimentó encuentros con demonios y actos de brujería. (L.P. Vallée/cortesía de Bibliothèque et Archives nationales du Québec) Referencia obtenida del artículo en inglés de CBC radio Canadá.

Mairi Cowan de la Universidad de Toronto,  es una historiadora canadiense especializada en la Europa medieval y la América del Norte colonial temprana. Su libro más reciente"The Possession of Barbe Hallay: Diabolical Arts and Daily Life in Early Canada", es una microhistoria sobre hechicería en el virreinato de Nueva Francia en Norteamérica. Sus investigaciones han sido respaldadas por importantes organismos canadienses como el Consejo de Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades de Canadá. En la reseña del libro La posesión de Barbe Hallay: Artes diabólicas y vida cotidiana en el Canadá antiguo que presenta la web de la editorial universitaria McGill-Queen se resume la historia de la siguiente forma:

 "Cuando aparecieron extrañas señales en el cielo de Quebec durante el otoño de 1660, la gente empezó a preocuparse por la presencia de fuerzas malignas. Temían que brujas y magos hubieran llegado a la colonia, y una sirvienta adolescente llamada Barbe Hallay empezó a actuar como si estuviera poseída. La comunidad intentó comprender qué estaba sucediendo y por qué. Sacerdotes y monjas realizaron rituales para ahuyentar a los demonios, mientras el obispo y el gobernador discutían sobre cómo investigar sus sospechas de brujería. Un molinero local llamado Daniel Vuil, acusado de usar sus conocimientos de artes oscuras para atormentar a Hallay, fue encarcelado y luego ejecutado."

Más adelante, explica la naturaleza de la investigación :

En «La posesión de Barbe Hallay», Mairi Cowan retoma estas historias de posesión en Quebec y alrededores, para comprender las experiencias cotidianas y las profundas angustias de los habitantes de Nueva Francia. Sus hallazgos ofrecen una perspectiva sobre las creencias sobre demonología y brujería, los límites del comportamiento aceptable en la adolescencia, la disonancia entre una colonia católica en teoría y la vacilante influencia de la Iglesia en la práctica, la cuestionada autoridad otorgada a las mujeres como sanadoras y las inseguridades del proyecto colonial. Como bien sabían quienes vivieron los acontecimientos en aquel momento, y como revela este estudio, Nueva Francia se encontraba en una situación precaria.

En The Conversation , la propia autora del libro ofrece una interesante reflexión sobre el significado de estos extraños comportamientos de los lugareños.

 

Una historia de posesión demoníaca y exorcismo en la Nueva Francia del siglo XVII : ¿Podemos saber qué sucedió realmente?

 

Durante el otoño de 1660, los colonos de Quebec y sus alrededores comenzaron a reportar sucesos extraordinarios.

En el cielo avistaron a un hombre envuelto en llamas y una canoa de fuego. En el aire resonaban tanto lamentos desgarradores como una voz estruendosa y aterradora. Una joven sirvienta declaró que demonios la estaban atormentando.

Quienes intentaron repeler a estos espíritus malignos describieron una música espectral y piedras que se desprendían de las paredes para volar por sí mismas. La sirvienta acusó de brujería a un molinero. Tras exhibir señales de posesión demoníaca, la muchacha fue trasladada a un hospital (Hôtel-Dieu), donde las monjas la atendieron. El molinero, por su parte, fue encarcelado y más tarde ejecutado.

Cuando las personas descubren que mi investigación analiza estos relatos de infestaciones demoníacas, invariablemente preguntan: ¿Pero qué ocurría en realidad?

Mi respuesta inicial es directa: Realmente no lo sé. La siguiente, más reveladora: Creamos o no literalmente estas historias, al interrogarlas históricamente podemos entender mejor a quienes las narraron.

 

Un informe de fenómenos supuestamente sobrenaturales brinda información valiosa sobre sociedades pasadas y nuestro propio tiempo. (Shutterstock)

Razón y fuentes históricas

Como historiadora, adopto un "agnosticismo profesional" ante preguntas que escapan a la razón y al registro histórico: reconozco que ciertos fenómenos simplemente no pueden explicarse completamente con las evidencias disponibles.

Sin embargo, esta prudente aceptación de los límites de nuestro conocimiento no implica que no podamos conocer nada con certeza.

El estudio de la historia consiste en reconstruir el pasado con la mayor fidelidad posible a partir de los vestigios conservados. Las investigaciones sobre brujería, demonios y posesión demoníaca han demostrado precisamente esto: los testimonios sobre fenómenos aparentemente sobrenaturales brindan perspectivas invaluables tanto sobre sociedades del pasado como sobre nuestra propia época.

La vida cotidiana de la gente común

Las vidas de los humildes merecen tanta atención como las de los poderosos. Sin embargo, reconstruir las "historias ordinarias" se complica ante la ausencia de testimonios escritos (por o sobre) la gente común.

Barbe Hallay, la sirvienta que padeció tormentos demoníacos en la Nueva Francia, no sabía escribir. El único rastro personal que conservamos es su "marque" (la señal que dejó en lugar de firma) en el contrato de matrimonio.

La obsesión de la época con la posesión demoníaca generó documentos que ahora iluminan facetas de su existencia: su servicio en una mansión señorial y su posterior internación en un hospital.

El enfoque microhistórico, que estudia casos específicos para responder preguntas universales, nos ayuda a descifrar el significado profundo de sus acciones y las de su entorno.

¿Qué moldeaba las decisiones de los colonos en la Nueva Francia norteamericana? Su forma de pensar y actuar estaba configurada por el entorno natural, junto con las ideologías coloniales, las divisiones de clase, los roles de género y las convicciones religiosas.

Al analizar cómo estas fuerzas influían en nuestros antepasados, ganamos perspectiva sobre las fuerzas invisibles que hoy mismo dan forma a nuestras vidas, a menudo sin que las percibamos.


Los documentos históricos a veces nos permiten vislumbrar la vida cotidiana de personas cuyas experiencias, de otro modo, habrían quedado sin registro. (Shutterstock)

Ver más allá de la superficie

Los detalles de la vida cotidiana suelen quedar registrados de manera incidental cuando se documentan hechos extraordinarios. Precisamente estos eventos excepcionales nos permiten estudiar las creencias básicas y los valores fundamentales de una comunidad histórica.

Marie Regnouard, la seigneuresse (mujer al frente de un señorío) de la propiedad donde servía Hallay, legó un testimonio extraordinario sobre sus intentos de acabar con los tormentos demoníacos a los que era sometida su sirvienta, empleando una costilla de un sacerdote jesuita recién fallecido. Su relato denomina estas acciones como "liberación", "alivio" y "curación".

Estos términos sugieren la acción de una atención médica, aunque la práctica en sí imitaba un ritual que Regnouard, como laica, no tendría por qué ejecutar: un exorcismo.

La práctica exorcista, pese a su polémica, ha ganado terreno en ciertas confesiones cristianas. Conlleva riesgos reales. En determinadas circunstancias, podría incluso configurar un ilícito penal.

 El examen de los relatos históricos nos lleva a considerar no solo cómo se denominan las cosas, sino también qué significan. (Shutterstock)

Los exorcismos ya generaban debate en tiempos pasados. Las personas de entonces discutían intensamente sobre las verdaderas causas de los comportamientos alterados y no se ponían de acuerdo sobre quién tenía la autoridad para determinarlo.

Para la gente de la temprana edad moderna, el exorcismo iba más allá de simplemente expulsar espíritus malignos. Representaba una demostración del poder del exorcista y del sistema religioso al que pertenecía.

¿Por qué realizó Regnouard un ritual que era, en todo excepto en el nombre, un exorcismo? Con esto reafirmaba su deber de proteger a los de su casa (una responsabilidad socialmente aceptada) y su derecho a utilizar tanto conocimientos médicos como religiosos (áreas especialmente conflictivas para las mujeres).

Al ir más allá de los términos usados en el relato de Regnouard y analizar sus acciones reales, aprendemos a apreciar no solo cómo se nombran las cosas, sino lo que realmente significan.

Nuestros demonios, nosotros mismos

El estudio de nuestros temores nos revela aspectos fundamentales de nosotros mismos. La actual popularidad del cine de terror refleja probablemente nuestro malestar cultural, del mismo modo que los miedos históricos manifestaban las angustias de épocas pretéritas.

Las autoridades francesas concibieron la Nueva Francia como una sociedad ideal. Al fundar la Compagnie de Nouvelle-France en 1627, el rey y el cardenal Richelieu proclamaron que esta colonia, mediante la gracia divina y el ejemplo virtuoso de los colonos, conduciría a sus habitantes al conocimiento del Dios verdadero. El jesuita Paul Le Jeune añadiría años después que sería "una nueva Jerusalén bendecida por Dios, formada por ciudadanos llamados al cielo".

 

 La ciudad de Quebec y sus alrededores en 1691, tomado de 'Mémoires de l'Amérique septentrionale' del Barón de Lahontan, 1728. BiblioArchives / LibraryArchives, licencia CC BY.

Sin embargo, los colonos pronto comprendieron que los pueblos originarios no adoptarían pasivamente las costumbres francesas, como algunos en la metrópoli habían supuesto con arrogancia, y que ellos mismos debían modificar prácticas y creencias tradicionales para adaptarse a un medio desconocido. Su aislamiento durante largos periodos y su vulnerabilidad ante ataques de otras potencias y naciones indígenas no aliadas agravaban su situación. 

Los colonos de la Nueva Francia eran plenamente conscientes de la fragilidad de su situación. Vivían con la permanente angustia de no saber si -o cuándo- ocurriría una catástrofe que acabara con su colonia.

¿Qué nos dicen realmente los miedos demoníacos de estos colonos? Sin duda expresaban muchas cosas, pero principalmente dos: la vulnerabilidad de la colonia y su terror ante lo impredecible. Al estudiar estos temores sobrenaturales, descubrimos también cómo era su vida cotidiana.

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