26.7.25

Un suceso extraño en Dinkelsbühl, Baviera (1554)

 

Grabado de Hans Glaser en Nuremberg. Se describe un extraño suceso ocurrido cerca de Dinkelsbühl el 26 de mayo de 1554

Este panfleto es un ejemplo temprano de lo que hoy podríamos considerar literatura de divulgación popular o folletín de crónica prodigiosa que narra eventos extraordinarios.  En este caso, se trata de un relato breve, impreso en Nuremberg por Hans Glaser, sobre un suceso extraordinario ocurrido en Dinkelsbühl, una ciudad de Baviera (actual Alemania), el 27 de mayo de 1554.

El texto original presenta un error común en la numeración romana de la época: “M.D.LIIII”, donde se añaden cuatro "I" en vez de escribir la forma correcta "MDLIV". Aunque hoy aquella escritura se considera equivocada, era usada en ciertos círculos tipográficos o artesanales del siglo XVI sin seguir una norma uniforme.

Asimismo, el nombre de la ciudad aparece en el texto con la forma arcaica “Sinckelspübel”, que debe leerse como una variante ortográfica de Dinkelsbühl. Esta confusión ha llevado en ocasiones a traducciones erróneas que mencionan Sindelfingen, una ciudad completamente distinta ubicada en Baden-Wurtemberg. Sin embargo, tanto por la morfología fonética del nombre como por la localización editorial (Núremberg está mucho más cerca de Dinkelsbühl), la identificación correcta es Dinkelsbühl.

 

¿Que dice el panfleto?

 Un suceso extraordinario en Dinkelsbühl  ocurrido el sábado posterior a San Urbano, en el año 1554

El 27 de mayo del año del Señor1554, un sábado posterior a la festividad de San Urbano, ocurrió en Dinkelsbühl un fenómeno insólito y digno de atención.

A eso de las cinco o seis de la tarde, apareció en el cielo una visión sorprendente. Se vieron caer gotas, como de color azul, que descendían desde lo alto. Estas gotas parecían azules y resplandecientes, y cuando la gente trataba de recogerlas, desaparecían sin dejar rastro.

Esto fue observado por muchas personas, quienes lo comentaron ampliamente. El hecho produjo gran conmoción entre el pueblo. Algunos lo interpretaron como una señal del cielo, un aviso o incluso un castigo de parte de Dios.

El acontecimiento fue tan llamativo que pronto se extendió por la región. Las personas comenzaron a compartir la noticia entre amigos y vecinos, y muchos lo consideraron un suceso milagroso o extraordinario.

Quienes lo vieron comenzaron a reflexionar sobre su vida y conducta. Algunos creyeron que Dios quería advertirles algo, y se sintieron llamados al arrepentimiento. Se rezó entonces para que Dios convirtiera esta señal en un bien, y para que concediera a las personas su gracia, a fin de que pudieran reconocer sus errores y volverse a Él sinceramente.

¡Dios nos ayude a comprender y a seguir su voluntad! Que su misericordia nos acompañe. Amén.

Publicado en Núremberg por Hans Glaser, detrás de San Lorenzo, en la plaza.

 

Sobre el fenómeno relatado

El evento descripto tiene características que hoy podríamos interpretar como un fenómeno atmosférico poco comprendido por los observadores de la época: la caída de gotas azules luminosas, que desaparecían al intentar tocarlas. En el marco del siglo XVI, este tipo de manifestaciones era interpretado como prodigios o señales divinas —especialmente en tiempos de tensión religiosa, guerras o pestes—. El pueblo lo entendió como un aviso celestial, y el panfleto adopta un tono de llamado al arrepentimiento y a la reflexión espiritual.

Este tipo de publicaciones circulaban ampliamente y formaban parte de una cultura del asombro muy propia del periodo de los movimientos religiosos de la Reforma y la Contrarreforma, en la cual lo extraordinario servía como soporte para discursos morales o religiosos. No es casual que Glaser, también conocido por ilustrar fenómenos celestes (como el famoso panfleto sobre la batalla aérea de Núremberg en 1561), haya elegido este suceso para imprimirlo y distribuirlo. 

El fenómeno descripto como “gotas azules que caen del cielo y desaparecen” puede explicarse plausiblemente como una combinación de condiciones atmosféricas raras : por un lado rayos globulares, que a veces pueden ser azulados. También podría tratarse de gotas de agua que refractan la luz azulada aparentando ser gotas luminosas  formando el efecto óptico de corona , sumado todo esto, obviamente, a la interpretación subjetiva de los observadores según sus propios temores, interpretaciones y creencias. No cabe duda de que para los lugareños el hecho causó asombro, pero no podemos saber cuanto sucedió realmente y cuanto fue agregado por el autor.

Como no existen registros físicos ni fotografías, nunca podrá confirmarse con certeza como fue realmente el evento, pero estas hipótesis científicas nos permiten entender el relato desde una perspectiva naturalista, sin descartar su enorme valor cultural e histórico como reflejo de la mentalidad del siglo XVI.

No hay comentarios.: